Un sargento de la Policía Federal, de 59 años, que estaba retirado pero que había sido convocado a trabajar nuevamente por la fuerza, hirió ayer con su arma reglamentaria a tres personas que viajaban a bordo del ex Ferrocarril Sarmiento. Según declararon varios testigos del hecho, el policía sacó su 9 milímetros y empezó a disparar desde el piso “como un demente, después de pelearse con un joven porque éste lo había pisado sin querer”, relató a Página/12 el subcomisario Carlos Perillo, titular de la seccional tercera de Morón. Allí quedó detenido el sargento Osvaldo Néstor Brenta, quien después de disparar se llevó el arma a la cabeza en un aparente intento de suicidio, pero enseguida fue detenido por otros tres policías federales que viajaban en el tren y que luego lo entregaron en la comisaría bonaerense.
El hecho ocurrió cerca de las 7 cuando el tren viajaba entre las estaciones Ituzaingó y Castelar, casi desbordado de pasajeros, como es habitual en las horas pico. Brenta había subido a esa formación en la estación de San Antonio de Padua, “y desde que entró al vagón empezó a empujar e insultar a todo el mundo de manera prepotente”, contó el subcomisario.
El sargento detenido se dirigía a su trabajo como custodio en una sucursal céntrica del Banco de Galicia, ubicada en Carlos Pellegrini al 1000, tarea para la que había sido convocado en agosto del año pasado por el Departamento de Policía Adicional de la Policía Federal. Hacía doce años que se había retirado voluntariamente de la fuerza, en 1990, y para su reincorporación fue sometido a pruebas psicofísicas que, según fuentes policiales, “había superado sin problemas”. Pero como las pruebas son anuales, en estos días debía volver a realizarse el examen, para el que ya había sido citado.
Los disparos de Brenta hirieron a tres de los pasajeros del tren. Jorge Godoy recibió un tiro en la pierna y Enrique Ledesma uno en el omóplato, en tanto un agente auxiliar de la Policía Montada, Horacio Valdez, resultó herido en un glúteo. Hasta anoche, los tres permanecían internados, aunque fuera de peligro.
Otro tres efectivos de la Policía Federal fueron los que lograron detener a Brenta. Alertados por los disparos, corrieron hasta el vagón y lo arrestaron justo en el momento en que el policía se llevó el arma a la cabeza. Ellos mismos lo llevaron luego a la comisaría tercera de Morón, donde quedó detenido, en principio, por “lesiones graves”. “Es increíble la reacción demente de este señor. Podría haber sido un desastre”, comentó el subcomisario de la seccional, quien señaló que Brenta “no estaba ebrio. Al contrario, estaba perfectamente ubicado en tiempo y espacio. Sabía lo que hacía”.