Mié 12.02.2014

SOCIEDAD  › EL MINISTRO PORTEñO QUE TENDRíA QUE CONTROLAR A IA EMPRESA, LA CONDECORó

Cuando IRM recibía premios

El ministro de Desarrollo Económico porteño, Francisco Cabrera, que premió a IRM en 2009, dirige la cartera que debe inspeccionar a la empresa cuyo galpón se incendió hace una semana. Tal como reveló Página/12, en 2008 habían hallado gravísimas fallas.

› Por Gustavo Veiga

El ministro de Desarrollo Económico porteño, Francisco Cabrera, conoce muy bien la empresa Iron Mountain. La conoce porque la distinguió en diciembre de 2009 por ser una de las tres primeras que ingresó al distrito tecnológico de la Ciudad y también por haberla visitado en más de una ocasión. Esas atribuciones están entre las que puede tener un funcionario de su jerarquía específica. Pero ese apoyo a lucrativos emprendimientos como el de IRM se confunde con el hecho de que en su cartera funciona la Subsecretaría de Trabajo. Que, a su vez, tiene por debajo a la Dirección General de Protección del Trabajo, que realiza inspecciones a compañías como la que sufrió el incendio en Barracas hace una semana. O sea, es juez y parte.

El contrasentido quedó a la vista desde que Cabrera se refirió a la multinacional con palabras elogiosas. Hace cinco años, poco antes de que inaugurara su sede central en Parque Patricios, comentó: “Iron Mountain es un caso de estudio de cómo se puede reciclar un edificio abandonado y lograr una exitosa integración con el barrio”. En el caso del depósito siniestrado –uno de los cuatro que le pertenecen– la integración quedó sepultada bajo los escombros. Cuando elogiaba las cualidades de la compañía, ésta ya acumulaba varios incendios en sus plantas del exterior, algunos sospechados de intencionales.

El ministro es también presidente de la Fundación Pensar, que se autodefine como la “Usina de Ideas del PRO”. El 17 de diciembre de 2009, cierta información empresaria señalaba que el jefe de Gobierno, Mauricio Macri, y Cabrera –su colega ingeniero– distinguieron a Iron Mountain “por ser una de las tres primeras empresas inscriptas en el Registro de Empresas TIC de la ciudad de Buenos Aires”.

El reconocimiento fue otorgado al presidente de la filial argentina de la multinacional, Ricardo Daniel García, quien agradeció con palabras de circunstancia: “El modelo de reciclar un área es significativo, ya que permite el relacionamiento de las empresas con el barrio y colabora con la inclusión e integración de la zona sur de la ciudad, fortaleciendo su desarrollo dentro de un modelo de articulación del ámbito público y privado que es un ejemplo a promover”. A García lo acompañaba en el acto Guillermo Lockhart, el gerente general de la firma. Ambos se reunieron en distintas oportunidades con Cabrera, ya que Iron Mountain integra la Cámara de Empresas del distrito tecnológico porteño.

La distinción que recibió IRM en 2009 también se les otorgó a las empresas TATA y TAO IT, las dos pioneras restantes que se instalaron en el nuevo polo de Parque Patricios. Por entonces, eran veintidós. Hoy superan el centenar y medio. El acto donde se reconoció a la compañía estadounidense se realizó en sus propias oficinas.

Cabrera también se había mostrado sonriente para las fotos junto a los CEO de Iron Mountain cuando el subsecretario adjunto de Comercio para el Hemisferio Occidental de Estados Unidos, Walter Bastian, visitó la planta de 20 mil metros cuadrados ubicada en Amancio Alcorta 2482, en octubre de 2009. En ese momento, el ministro subrayó las cualidades de IRM y del distrito tecnológico en que estaba insertada.

La información en las páginas empresarias sostenía que luego de la reunión que mantuvieron los visitantes con los representantes de la multinacional, “Cabrera y Bastian pudieron conocer detalles del servicio de tercerización de procesos de gestión de información, así como visitaron el Vault, la bóveda de máxima seguridad de la compañía”.

Las cuatro instalaciones de la empresa levantadas en Parque Patricios, La Boca, Villa Lugano y Barracas que el gobierno porteño ponderaba a través de dos de sus principales funcionarios, Macri y su ministro de Desarrollo Económico, son las mismas que la Subsecretaría de Trabajo dirigida por Ezequiel Sabor debería controlar mediante inspecciones de especialistas en higiene y seguridad como Castro. Empleados que en total llegan a un centenar y que realizan unas trescientas actas por día, las que no necesariamente terminan en inspecciones. Ocurre que durante sus visitas para supervisar si se cumplen las normativas en las empresas, éstas pueden estar cerradas momentáneamente por vacaciones o no atenderlos en ese momento.

El ingeniero Castro ratifica que cuando, en 2008, ordenó la clausura de Iron Mountain “verifiqué en el depósito que las mangueras contra incendio eran viejas, que no estaban los sprinklers o aspersores para enfriar con agua y les pedí que retiraran un porcentaje del material de riesgo, porque había demasiados papeles”. También dice que siguió “un tiempo el expediente, aunque no me acuerdo muy bien qué pasó después con él, porque me lo sacaron”.

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