SOCIEDAD › LA UNIDAD DEL HOSPITAL GARRAHAN ES UNA DE LAS CINCO EXISTENTES EN EL MUNDO
Una beba con una malformación congénita nació por una cesárea de alta complejidad y luego fue sometida a una cirugía mínimamente invasiva. A un mes de su nacimiento, ayer fue dada de alta. Podrá llevar una vida normal.
Una niña de cinco días de vida fue intervenida por una malformación congénita en el Hospital Garrahan, donde su madre la dio a luz en una cesárea programada y de alta complejidad. La intervención sobre la pequeña Olivia fue practicada por la unidad de medicina fetal, la única del país y una de las cinco existentes en todo el mundo. Con un mes de vida recién cumplido, la beba, nacida el 11 de junio, fue dada de alta y ahora podrá llevar una vida normal junto a sus padres, una médica y un médico tucumanos que vivieron en Buenos Aires los últimos meses previos al embarazo, luego de que el diagnóstico prenatal detectara la malformación en el feto.
La madre de Olivia, Erika Stegmayer, dijo que “lo importante fue tener un diagnóstico prenatal, que el Hospital Garrahan pudiera planificar el parto y tener todo listo para realizar los procedimientos necesarios para la complejidad de la patología”. “Estoy muy conforme y agradecida por la atención y la contención que recibimos”, agregó la madre, quien contó que la chiquita se encuentra bien y se alimenta con pecho y mamadera. “Habiendo atravesado la enfermedad, podrá hacer una vida como cualquier chico”, explicó.
Olivia fue la séptima beba nacida por cesárea de alta complejidad en el Garrahan, y cinco días después fue operada mediante una técnica videoasistida mínimamente invasiva. Esa técnica permitió acomodar sus órganos abdominales y cerrar el defecto diafragmático, consecuencias de la malformación que tenía. A las 20 semanas de gestación de la chiquita, una ecografista tucumana detectó que el feto tenía hernia diafragmática, una enfermedad con una tasa aproximada de una cada tres mil gestaciones, y con alta mortalidad oculta por falta de diagnóstico prenatal.
La hernia diafragmática es una malformación por la cual durante la vida fetal los órganos que tienen que estar en el abdomen se desarrollan en el tórax, algo que frena el desarrollo de los pulmones y el corazón. “Esos bebés nacen graves porque no tienen un sistema respiratorio y hemodinámico que los acompañe para vivir por sus propios medios”, explicó la responsable del Programa de Diagnóstico y Tratamiento Fetal del Garrahan, Claudia Cannizzaro. Por eso, “muchos de estos niños requieren al nacer tratamientos de muy alta complejidad como la oxigenación por membrana extracorpórea neonatal (ECMO), que en el nivel público sólo ofrece el Garrahan”, agregó.
El 24 de abril, Stegmayer y el padre de la niña, Gastón Babot Eraña, realizaron la primera consulta en el hospital porteño, que lleva asistidos mil embarazos complejos desde la creación de la unidad, en 2008, según informó el presidente del Consejo de Administración del hospital, Marcelo Scopinaro. Ese día, la pareja fue informada de que la cesárea podía realizarse en el Garrahan, por lo que decidieron trasladarse de Tucumán a Buenos Aires en los últimos meses del embarazo, porque los traslados de bebés nacidos con estas malformaciones comportan peligros adicionales.
Debido a que su patología le iba a impedir respirar desde su primer minuto fuera del cuerpo de su madre, en el momento exacto en que nació la niña fue intubada, se le colocó un respirador de alta complejidad y se le dieron las drogas necesarias para que su corazón y pulmones pudieran estabilizarse y adaptarse a la vida extrauterina.
“La importancia del nacimiento en el hospital es que se trata de patologías muy graves, que requieren de tecnología y atención de alta complejidad que sólo tiene el hospital pediátrico”, explicó Scopinaro, quien señaló que el abordaje fetal es importante porque “en muchos casos se puede mejorar claramente la sobrevida y la calidad de vida del paciente”, al tiempo que “disminuye la morbilidad, la mortalidad y los costos en salud”. Cannizzaro adelantó que desde el próximo nacimiento, las madres que tengan cesáreas de alta complejidad no deberán ser trasladadas, y podrán recuperarse en el Garrahan, sin separarse del bebé.
La unidad fetal del Garrahan, pionera en Latinoamérica, funciona en convenio con las maternidades del hospital Argerich y Sardá, donde se realiza el seguimiento médico de la madre durante el embarazo.
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