Comunidades originarias y pobladores del interior y de la ciudad de Buenos Aires participaron ayer del tradicional tributo a la Pachamama, una celebración ancestral que se lleva a cabo en el mes de agosto, preferentemente en los primeros días, como agradecimiento por los frutos que otorgó la Madre Tierra a sus habitantes. Una de las ceremonias se llevó a cabo en el Cabildo de Buenos Aires, otra tuvo lugar en la sede de la organización barrial Tupac Amaru, en San Salvador de Jujuy, donde también se llevó a cabo una celebración en la Legislatura provincial.

“Nuestros ancestros siempre le daban ofrenda a la Pachamama y no faltaba nada. Todos teníamos todo. Durante 500 años nos han querido hacer olvidar eso. Pero ahora estamos en un proceso de cambio”, afirmó Mama Quilla, reconocida amauta de Tiwanaku. “Ahora, estamos levantando con el Pachakuti”, en referencia al nuevo ciclo que se inició en diciembre de 2012, según el cual se comenzaría a revertir el proceso de dominación de los pueblos, recordó. La principal referente de la Tupac Amaru y diputada del Frente Unidos y Organizados por la Soberanía Popular (FUyO), Milagro Sala, resumió en pocas palabras el sentido de la ceremonia. “Le damos las gracias a la Madre Tierra por la vida, por la salud, por el trabajo, por la comida y le pedimos también más fuerza espiritual para seguir luchando por los que más lo necesitan, que nos dé la fuerza para no bajar los brazos”, afirmó. La dirigente pidió a la Pachamama “trabajo para los que no lo tienen, armonía y entendimiento. Que podamos convivir aceptando las diferencias”.

En el Cabildo porteño, en tanto, por primera vez la Pachamama recibió el homenaje de las comunidades originarias, integradas especialmente por ciudadanos de origen boliviano residentes en la Argentina. La ceremonia tuvo lugar ayer a las 12, convocada por la Embajada de Bolivia. Los asistentes cavaron un hoyo en la tierra, dentro del predio del edificio histórico, y allí depositaron las ofrendas, consistentes en alimentos y otros frutos de la tierra. “El Cabildo de Buenos Aires es por primera vez hoy el lugar elegido para mostrar respeto por la Madre Tierra y renovar la promesa de cuidar el equilibrio de la naturaleza”, dijo Liborio Florez Enriquez, embajador de Bolivia en Argentina.

Argentina y Bolivia, añadió el embajador, “han nacido de un mismo vientre y han tenido héroes en común que han luchado por la independencia. Estamos hoy aquí por primera vez celebrando nuestra Pachamama, qué mejor lugar que este monumento histórico para hacerlo”.

Tras la ceremonia, que consistió en echar alimentos, hojas de coca, chicha y objetos que representan todo lo valioso que las personas consiguieron tener en este último tiempo, los celebrantes participaron de un banquete, el aptapi. “Es una larga mesa con alimentos andinos que se ofrecen a los que se acercan a celebrar la Pachamama”, explicó Norma Andía, presidenta de la primera federación boliviana en Argentina. Decenas de personas se acercaron a los platos, donde abundaban papines, pescado, mote, chuño, chicharrón, huevos caseros, maíz y quinoa.

En tanto, vicegobernadores y diputados del Noroeste rindieron su homenaje a la Pachamama en la Legislatura de Jujuy, al pie de un pino, en el patio interior del edificio, como parte del XXXVII Parlamento del NOA. Participaron el vicegobernador de Jujuy, Guillermo Jenefes; su par de Salta , Andrés Costas Zottos; de Santiago del Estero, José Neder; de La Rioja, Sergio Casas; el vicepresidente 2º de la Legislatura de Tucumán, Manuel Fernández, y el presidente de la Cámara de Diputados de Catamarca, Marcelo Rivera.