Mar 09.09.2003

SOCIEDAD

Advertencia de Greenpeace sobre la “soja solidaria”

La entidad ecologista inició una campaña para alertar sobre el consumo indiscriminado de soja. Rechaza que se trate de una “panacea nutricional”, como fue presentada. Y denuncia que los productores la impusieron con falacias.

El poroto de soja provocó la disputa: Greenpeace Argentina denunció ayer a la industria de los cultivos transgénicos por “aprovechar”, a través de una campaña solidaria, la pobreza y la crisis alimentaria argentinas para “instalar a la soja como solución a la desnutrición infantil y como alimento mágico ante la opinión pública”, sin antes haber difundido “información crítica” sobre su consumo. El informe de la ONG fue presentado durante una protesta frente a la Secretaría de Agricultura en donde activistas reclamaron que el país retire el apoyo a una demanda que presentó Estados Unidos para que la Unión Europea permita el ingreso de cultivos transgénicos.
La soja no es sólo un poroto, un brote o un nuevo componente en la dieta alimentaria de los argentinos: también forma parte de “una gran campaña de maquillaje humanitario que utiliza la industria de los alimentos transgénicos para imponer su consumo y abrirse nuevos mercados”, según afirmó la organización ambientalista Greenpeace en su informe “Soja Solidaria, Soja irresponsable”, difundido ayer en el marco de su campaña por la biodiversidad.
Según la ONG, hace un año y medio la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid) lanzó la campaña “Soja Solidaria” para “acabar con la desnutrición” y “generar un nuevo hábito alimentario para los argentinos”. Pero la campaña consistió en la difusión de los “supuestos beneficios de la soja a través de falsas premisas” que no contemplaron “sus contraindicaciones nutricionales”. Así, durante la crisis argentina, “la soja se vistió de solidaridad” y la industria de cultivos transgénicos (genéticamente modificados) logró “inducir a su consumo, incluso en casos en que podría ser perjudicial para la salud de los niños”.
La organización acusa a la industria de haber difundido que la soja tiene propiedades equivalentes a la carne y la leche; que tiene hierro, calcio y los principales aminoácidos; que desde hace siglos integra la dieta alimentaria en las culturas orientales y que “es la solución a la desnutrición infantil en la Argentina”. Por ello, para Greenpeace, la promoción de donaciones solidarias de soja es “una estrategia de la industria de los transgénicos para abrir nuevos mercados”.
Algunos de los factores negativos de la soja que se mencionan en el informe son los siguientes: es deficitaria en muchos nutrientes, interfiere en la absorción del hierro y del zinc, no es una buena fuente de calcio, no es un sustituto de la leche, es un factor de riesgo de caries y su consumo no es aconsejable para menores de cinco años y, en especial, para los menores de dos.
La denuncia lanzada por Greenpeace abrió la polémica. “Si bien la soja no es la panacea alimentaria, creo que es un excelente complemento”, dijo a Página/12 el director del Centro de Estudios sobre Nutrición Infantil (Cesni), Alejandro O’Donnell. “Nosotros tenemos que comer de todo; es verdad que la soja no reemplaza a la leche ni a la carne, pero su proteína es excelente y su aceite muy bueno. Lo que falta en la dieta alimentaria de varios chicos argentinos no son las proteínas sino energía, calorías, es decir, comida.”
–¿Es perjudicial para los chicos?
–No hay ninguna evidencia científica de que no sea recomendable para menores de 5 años. Hubo experimentos en millones de chicos en todo el mundo y a ninguno le pasó nada por comer soja.
Según explicó el director del posgrado en Nutrición de la Universidad Favoloro, Jorge Braguinsky, “la soja es el único vegetal que tiene proteínas completas porque incluye los diez aminoácidos esenciales que necesita el organismo. Pero a diferencia de la carne y la leche, tiene una baja digestividad y por ello su valor proteico es inferior al de los animales”. Para Braguinsky, “hay muchos tipos de soja y la que se produce en la Argentina no es buena para el consumo humano”. “Desde el punto de vista nutricional, la soja es un alimento completo, pero no se puede vivir comiendo eso sólo: la alimentación sana debe ser suficiente, completa, balanceada y adecuada”, señaló Daniel De Girolami, docente de Nutrición en la UBA.
El informe integra la campaña por la biodiversidad de Greenpeace: según la organización, la multinacional Monsanto logró a partir de 1996 que los agricultores argentinos reemplazaran el maíz, el girasol, el lino y el arroz por plantaciones de soja que en la actualidad ocupan la mitad de la superficie cultivable en el país. “Sólo Estados Unidos y la Argentina cuentan con el 90 por ciento de los transgénicos sembrados en el mundo”, afirman. Ayer, 25 activistas disfrazados de lobbistas protestaron frente a la Secretaría de Agricultura para que en la V reunión ministerial de la OMC –que comenzará mañana– la Argentina retire su apoyo a la demanda de los Estados Unidos contra la Unión Europea por su moratoria al ingreso de cultivos transgénicos.
Producción: Gabriel Entin.

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