Jue 13.11.2014

SOCIEDAD  › DESPUéS DE UN VIAJE INTERPLANETARIO DE DIEZ AñOS, UN ROBOT LOGRó POSARSE SOBRE UN COMETA

Un hito para la conquista del espacio

El robot de exploración de la sonda espacial europea Rosetta se posó ayer sobre un cometa a más de 510 millones de kilómetros de la Tierra. Su misión será enviar información que ayudará a comprender el origen del Sistema Solar y las claves de la aparición de la vida.

Como la llegada de Colón a América. Como la llegada del hombre a la Luna. El “aterrizaje” de un aparato en un cometa fue comparado ayer con los sucesos más impactantes de la Humanidad. Grandilocuencia o no, sí se trata de un hito sin precedentes en la historia de la conquista espacial. El robot de exploración de la sonda espacial europea Rosetta se posó sobre un cometa a más de 510 millones de kilómetros de la Tierra, después de un viaje interplanetario de diez años.

El módulo Philae se desprendió de Rosetta como estaba previsto y aterrizó unas siete horas después sobre el cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko.

“Philae está posado en la superficie del cometa y nos está hablando”, anunciaron en una explosión de júbilo los responsables de vuelo Andrea Accomazzo y Stephan Ulamec, desde el centro de operaciones de la Agencia Espacial Europea (ESA) en Darmstadt, Alemania.

Desde el 6 de agosto, la sonda no tripulada europea Rosetta se desplaza a escasas decenas de kilómetros junto al cometa, escoltando al cuerpo celeste en su desplazamiento a medida que se aproxima al Sol. El módulo Philae, cuyo aterrizaje desencadenó una salva de aplausos en el centro espacial alemán, permitirá explorar directamente el núcleo del cometa, es decir la parte sólida que por el efecto de la radiación solar genera la “coma” o cabellera y deja una cola a veces visible de gases y polvo.

A la velocidad de la luz, los datos enviados a la Tierra mediante señal de radio demoran 28 minutos y 20 segundos en llegar al centro de operaciones de Darmstadt. El cometa se encuentra actualmente viajando entre las órbitas de Júpiter y de Marte. Mide unos cuatro kilómetros de diámetro, con una forma irregular con dos núcleos.

A causa de su tamaño reducido, el cometa apenas genera fuerza de gravedad, por lo que fue suficiente un leve impulso mecánico desde la sonda Rosetta para lanzar la operación de aproximación de Philae: siete horas de lenta caída libre que alcanzó la velocidad de un metro por segundo (3,5 km/h) en el momento del impacto.

Repleto de instrumentos de observación, Philae carece de sistema de desplazamiento autónomo, tiene el tamaño aproximado de una heladera y pesa unos 100 kilos. La superficie del cometa está cubierta de polvo, su temperatura es de unos 70ºC bajo cero y, a pesar del “aterrizaje” exitoso, nada garantiza la ausencia de imprevistos.

El lugar en la superficie del cuerpo celeste escogido para posar al módulo fue bautizado Agilkia, nombre que hace referencia al Antiguo Egipto, al igual que Philae, la isla del Nilo donde estaban los jeroglíficos que permitieron descifrar la piedra de Rosetta.

Para evitar que rebotase sobre la superficie del cometa, Philae está dotado de un sistema de arpones en las patas, destinados a asegurar su anclaje inmediato. Sin embargo, existe preocupación de que los arpones de anclaje no se hayan accionado correctamente. “Hay indicios de que pueden no haberse activado, lo cual puede querer decir que estamos sobre suelo blando y que no estamos anclados”, dijo el director de vuelo de Philae, Stephan Ulamec.

Si Philae no está pegado al suelo, esto podría dificultar que algunos instrumentos, como la perforadora encargada de tomar muestras del suelo, lleven a cabo su misión, declaró el jefe del proyecto Rosetta en el Centro Nacional de Estudios Espaciales de Toulouse (Francia), Philippe Gaudon.

El contacto en el espacio se produjo tras 6400 millones de kilómetros de recorrido interplanetario que costó 1300 millones de euros.

Los cometas son agregados de polvo y hielo primordial, escombros restantes del proceso de formación del Sistema Solar ocurrido hace 4600 millones de años. Por eso Philae intentará analizar directamente con sus instrumentos esta “bola de nieve sucia” y descifrar las claves para comprender cómo los planetas se formaron alrededor del Sol. Una de las teorías es que los cometas, al interactuar con la Tierra, ayudaron a sembrar la vida en ella, al traerle agua y moléculas orgánicas.

Si todo sale bien, Rosetta y su robot seguirán enviando información cuando el cometa esté en el punto de su trayectoria más cercano al Sol, en agosto de 2015.

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