Sáb 15.11.2014

SOCIEDAD  › EL ROBOT POSADO EN EL COMETA ENVIO MAS DATOS CIENTIFICOS; SE CREE QUE HOY PODRIA APAGARSE

Ultimas imágenes antes de la hibernación

El Philae remitió más informaciones sobre el cometa donde está posado desde el miércoles. También hizo una perforación en su suelo. Los expertos creen que hoy se quedará sin batería. De todos modos, puede revivir en agosto de 2015, cuando el cometa pase cerca del Sol.

El robot Philae logró enviar ayer por la noche más datos científicos desde el cometa en el que se encuentra, a la espera de apagarse hoy por falta de energía, lo que pondría fin a su misión histórica. El robot, posado desde el miércoles en el cometa 67P/ChuryumovGerasimenko, a más de 510 millones de kilómetros de la Tierra, envió una señal que “demuestra que sigue vivo”, anunció la Agencia Espacial Europea.

“La señal se restableció y los datos científicos llegan desde el cometa”, sostuvo esa agencia a través de Twitter. “El contacto se produjo más tarde de lo previsto. Tal vez me haya movido un poco”, bromeó Philae en su cuenta de esa red social.

La otra buena noticia de ayer fue que previamente el robot hizo con su taladro una perforación de 25 centímetros en el cometa, aunque no se sabe aún si logró extraer una muestra de la superficie.

Horas más tarde, la agencia espacial francesa anunció que el robot “se va a apagar dentro de poco” por falta de energía y precisó que la conexión había quedado cortada. “Ya no estamos recibiendo datos. Hemos perdido el contacto”, declaró Philippe Gaudon, jefe del proyecto Rosetta en el CNES en Toulouse (sur de Francia). “Philae seguirá funcionando hasta la descarga completa de su batería”, añadió.

Philae, que se posó a la sombra, entre unas rocas, funcionó primero con una pila de 60 horas de vida. El problema es que sus baterías solares, que debían tomar el relevo, no recibieron suficiente luz para permitirle seguir funcionando. El robot logró no obstante una proeza, una rotación que permitirá a sus paneles solares recibir más luz en los próximos meses, a medida que el cometa en que se encuentra avance hacia el Sol. Esto le permitirá presumiblemente al robot salir de su hibernación hacia el mes de agosto, según Philippe Gaudon.

Desde el miércoles, Philae se encuentra posado en la superficie del cometa de cuatro kilómetros de diámetro 67P/Churyumov-Gerasimenko. El robot, del tamaño de una heladera –que pesa 100 kilos en la Tierra y apenas un gramo en el cometa, donde casi no existe la fuerza de la gravedad– cuenta con 10 instrumentos de observación, entre ellos seis cámaras fotográficas, un tomógrafo y un espectrómetro.

Su cometido es analizar el núcleo del cometa y descifrar las claves para comprender cómo se formaron los planetas alrededor del Sol. Con estos instrumentos, el robot pudo recabar imágenes y datos científicos, transmitidos a la sonda Rosetta, que a su vez los envió a la Tierra.

Philae radiografió el interior del cometa, estudió su magnetismo, tomó imágenes del suelo y analizó las moléculas complejas halladas en la superficie. “Los resultados de Philae son extraordinarios”, dijo ayer por la tarde Marc Pircher, el director del CNES en Toulouse. “El 80 por ciento del trabajo del robot fue hecho”, afirmó, a la vista de la gran cantidad de datos recibidos. “Miremos más bien lo que logró, que es único, y seguirá siéndolo para siempre”, insistió el director de vuelo de la ESA, Andrea Accomazzo.

Desde el 6 de agosto, y tras más de diez años de viaje interplanetario de 6500 millones de kilómetros, la sonda no tripulada europea Rosetta se desplaza junto al cometa, a escasas decenas de kilómetros, escoltándolo en su desplazamiento a medida que se aproxima al Sol. Desde el miércoles, Rosetta recibe las informaciones que le envía Philae desde el cometa y las transmite a la Tierra a través de ondas de radio que tardan casi media hora en llegar a la velocidad de la luz.

Sea cual fuere el desenlace de la aventura de su robot Philae, Rosetta seguirá acompañando al cometa a medida que el cuerpo celeste sigue su viaje y se aproxima al Sol. El punto más cercano será alcanzado en agosto de 2015.

El aterrizaje de un robot en un cometa es toda una novedad en la historia de la conquista espacial, y culmina un proyecto iniciado hace veinte años y que ha costado 1300 millones de euros.

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