SOCIEDAD
› UNA CAMPAÑA MUNDIAL PARA REVALORIZAR SU CONSUMO
Hay que poner un poco más de huevo
El noble producto de la gallina, se sabe, no tiene buena prensa. Por eso, una entidad internacional lanzó una campaña para advertir que el colesterol de la yema es menos dañino que las grasas industriales de las galletitas, por ejemplo. Y por supuesto, los argentinos son los mejores huevos del mundo.
› Por Pedro Lipcovich
Hoy es el Día Mundial del Huevo: 153 países rinden su homenaje a estos simpáticos productos ovales. Página/12 pone lo suyo en esta nota que da cuenta de la revalorización de los huevos, verificable en todo el planeta y también en la Argentina: las actuales investigaciones advierten que el colesterol de la yema –si bien debe ser consumido con prudencia– es menos peligroso que otras sustancias como las grasas o los aceites industriales que impregnan las más inocentes galletitas. Las proteínas del huevo siguen siendo las de mejor calidad que se puedan obtener y el alto “valor de saciedad” de la clara permite usarla en efectivos trucos para adelgazar, que hoy este diario revela en forma exclusiva. Pero, sobre todo, los huevos argentinos son los mejores del mundo: primero, porque la alimentación natural de nuestras gallinas los torna insuperables; además, porque un equipo de la Universidad de La Plata perfeccionó un superhuevo que, además de tener menos colesterol, es rico en el beneficioso aceite “omega 3”. Para hoy, en la ciudad de Buenos Aires, la Cámara de Productores e Industriales Avícolas (Capia) se había propuesto cocinar una omelette gigante para diez mil comensales, pero hubo que postergar el evento para el año que viene; faltaron huevos.
La Comisión Internacional del Huevo (International Egg Commission), que agrupa a las cámaras productoras de 153 países, fijó el segundo viernes de octubre como Día Mundial del Huevo, culminación de la Semana Mundial del Huevo. Juan Daniel Irigoyen –asesor institucional de la Cámara Argentina de Productores Avícolas– anunció que “celebramos la existencia de este alimento natural y ancestral: aun antes de que se inventara la agricultura, la humanidad recolectaba huevos”. El representante de los productores destacó que “el huevo argentino es considerado ‘Premium’ a nivel internacional, debido a la calidad de la alimentación de nuestras gallinas, que comen maíz y soja naturales; en otros países reciben preparados provenientes del desecho de las fábricas de fideos y galletitas: por eso la producción argentina es apreciada en el extranjero”.
Es que la Argentina se distingue, tanto por sus huevos en sí, como por el líquido que proviene de ellos y por los polvos que ellos permiten conseguir: “Exportamos huevo líquido, para la fabricación de mayonesa y pastas, y huevo en polvo para galletitas y flanes; desde la devaluación, nuestra industria se hizo competitiva y estamos en vías de exportar también huevo fresco”, precisó Irigoyen.
Hoy por hoy, los huevos tienen motivos para hincharse de satisfacción: según señaló Marcelo Tavella –titular del Programa de Prevención del Infarto en la Argentina, Propia, que funciona en la Universidad Nacional de La Plata–, “hemos aprendido que el colesterol de la dieta, por ejemplo el de la yema de huevo, no es tan malo como creíamos: en las personas sanas, el hígado disminuye la producción propia de colesterol en forma proporcional a lo que se ingiere, manteniendo así el equilibrio. Pero este mecanismo no funciona para sustancias que inducen al organismo a producir más colesterol, como son las grasas animales y los aceites hidrogenados presentes en productos como las galletitas y el pan envasado: una barrita de cereal con aceite hidrogenado puede causar más colesterol en sangre que el huevo”. Además, Margarita Hoffmann, licenciada en nutrición e integrante del Propia, destacó que la ingesta de huevo se inscribe en “la importancia de ingerir proteínas variadas, incluidos el pollo, el pescado y la carne vacuna”.
Según la Asociación de Cardiología de Estados Unidos (American Hearth Association), cada huevo contiene 210 miligramos de colesterol; la entidad recomienda no ingerir más de 300 miligramos diarios en total. El plan de alimentación saludable propuesto por los cardiólogos norteamericanos contempla tres a cuatro huevos por semana, recomendables por sus “proteínas, vitaminas B, hierro y otros minerales. Por lo demás, unestudio sobre cien mil personas, publicado en la revista de la Asociación Médica de Estados Unidos encontró que “comer un huevo por día no se asociaba con un riesgo aumentado de ataque cardíaco o accidente cerebrovascular”.
Jorge Braguinsky, titular del posgrado en nutrición de la Universidad Favaloro, señaló que “la proteína ovoalbúmina, que contiene el huevo, es la de más alta calidad, el patrón a partir del cual se miden todas las demás”. El especialista recomendó “no pasarse de cuatro yemas de huevo por semana” pero aconsejó especialmente el consumo de claras: “En mis dietas de adelgazamiento propongo varias claras de huevo por día porque tienen alto valor de saciedad, es decir: quitan las ganas de comer. Un buen recurso es comer una ensalada con tres o cuatro claras de huevo duras. Y a la mañana, un vaso de leche con dos claras de huevo crudas muy bien batidas quita el hambre para buena parte del día”. De todos modos, en términos generales se considera más recomendable comer el huevo cocido.
En cuanto al Día Mundial, “en países como Estados Unidos y Canadá, se hacen degustaciones, maratones populares y jornadas de difusión –comentó Irigoyen–; en Nueva Zelanda, hicieron un globo aerostático enorme, en forma de huevo, y lo pasearon por distintas ciudades. Es frecuente que se hagan omelettes gigantes, como la cada diciembre hacen los descendientes de franceses en la localidad de Pigüé. Nosotros pensábamos hacer una en la ciudad de Buenos Aires para diez mil personas, para el Día Mundial, pero no nos dieron los tiempos: esperamos llegar a hacerla en abril del año que viene”. El consumo de huevos en la Argentina cayó a 126 por persona y por año en 2002, “por la crisis”, según datos de la Capia. Pero “el consumo evidencia un rebote en 2003”. El primer consumidor del mundo es Japón, con 315 huevos al año por persona; siguen México, con 294 y Francia, con 233.
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