Cuando ya quedan apenas los hierros de la estructura del fondo de la casa y el hasta hace unas semanas hermoso hall de entrada es una ruina, la Justicia mandó frenar la demolición del petit hotel de María Julia Alsogaray. La comunera del Frente para la Victoria Gabriela Castillo presentó un amparo y logró una inmediata medida precautelar, con el argumento de que el permiso de destrucción de la casa en Junín 1435 sólo pudo obtenerse con alguna irregularidad. Más allá de sus asociaciones con la polifuncionaria menemista, el petit hotel estaba protegido como edificio patrimonial por una ley específica.

El juez porteño Guillermo Scheiber recibió el amparo de la comunera Castillo luego de que el caso se publicara, el sábado pasado, en el suplemento m2 de este diario. El jueves, Scheiber ordenó al gobierno porteño que “suspenda de manera inmediata los efectos de la autorización de demolición otorgada para el inmueble sito en la calle Junín 1435 de esta Ciudad y adopte las medidas necesarias para que se suspendan de inmediato las tareas enderezadas a ese fin; y (ii) a la empresa demoledora ROCIO VIAL SRL y a la Directora de Obra Nilda Justa Cisneros, que de manera inmediata suspendan la demolición del inmueble”.

Es francamente irónico que este símbolo de la corrupción de los años ’90 devenga en un caso de protección de edificios históricos. Alsogaray compró la linda casona de cuatro plantas en sus años de polifuncionaria de Carlos Menem. Construida como una importante residencia privada, la casa es una típica tipología urbana francesa, lo que explica que sea llamada “hotel”, palabra que designa, en francés, tanto a un albergue como a una casa con aires. Tiene una planta baja con garaje y servicios, una importante entrada con gran puerta de doble hoja de buena madera, acceso con escalinata a un primer piso con los ambientes de recibir, y dos pisos más privados, el superior con un amplio balcón terraza a la calle.

Ya para 2000 Alsogaray enfrentaba varias causas graves por el vertiginoso y evidente aumento de su patrimonio personal. Ese año, el petit hotel fue embargado por el juez Juan José Galeano, hoy destituido y procesado por el encubrimiento en la causa del atentado a la AMIA. La ex funcionaria siguió viviendo ahí con uno de sus hijos hasta 2008, cuando el embargo se transformó en expropiación por la no devolución de fondos. Para entonces, Alsogaray había sido condenada por enriquecimiento ilícito y por defraudación a la administración pública en dos causas, y tenía que devolver los dineros indebidamente apropiados.

El petit hotel fue vendido en 2009 en subasta pública por algo menos de un millón de dólares, un 40 por ciento menos de lo que se calculaba fuera su valor de mercado. El edificio permaneció cerrado, aunque fue discretamente ofrecido en alquiler para cualquier negocio hotelero o gastronómico, o como sede empresarial. Para 2012 estaba nuevamente en venta, a casi dos millones de dólares, y en algún momento de 2013 cambió de manos.

Sus actuales dueños decidieron demolerlo y construir en altura, pese a que el edificio está protegido por la ley Anchorena, que prohíbe demoler los petit hoteles de Recoleta como conjunto. Sin embargo, el de Junín 1435 fue tratado como un trámite común, con el agravante de que la ficha catastral de lugar lo confunde deliberadamente con un edificio vecino. Hasta que se aclaren estas cuestiones y se sepa cómo se concedió el permiso de demolición, la obra está paralizada.