La tensión, en torno del secuestro del joven Pablo Belluscio, llegó anoche a su punto máximo, después de 37 días de interminable espera. Los secuestradores le hicieron una dramática advertencia a la familia: “Si la prensa sigue hablando del tema, la vida del pibe corre peligro”. En los círculos cercanos a la investigación, desde antes de que se concretara la amenaza, había inquietud acerca del impacto que iba a tener, en los miembros de la banda, la carta pública que difundió la familia, con la firma de Gustavo Belluscio, el papá de Pablo, en la que se describe con horror las amputaciones sufridas por el joven en su lugar de cautiverio. El gobernador bonaerense, Felipe Solá, se reunió con la familia y si bien consideró “justificable y comprensible la desesperación” de los padres, admitió que “no es lo mejor” que puede hacerse para encontrarle al caso una salida que garantice la seguridad del joven, por el que se habría pedido un rescate cercano a los 300 mil dólares. El caso, por su gravedad, tuvo ayer gran repercusión hasta en la prensa internacional.
En su carta pública, luego de mencionar el nombre de su hijo y la fecha del secuestro –22 de septiembre a las 0.30 de la madrugada–, Gustavo Belluscio precisó que los “delincuentes extorsivos” le habían cortado al joven “dos falanges del dedo índice de la mano derecha”. El horror fue completo porque, junto con las falanges amputadas, los delincuentes remitieron a la familia “videos indescriptibles y explícitos” del momento de la mutilación. “Amenazan con seguir amputándolo y con matarlo, nos piden una cifra imposible de reunir para nosotros; está en manos de sádicos secuestradores extorsivos”, dijo el padre en su desesperación.
Ayer, según confirmaron fuentes cercanas al caso consultadas por Página/12, un miembro de la banda se comunicó con la familia y advirtió que “la vida del pibe corre peligro si la prensa sigue hablando del caso como lo hizo en los últimos dos días”. El secuestro de Pablo Belluscio, a partir de la dramática carta familiar, tuvo repercusión en las agencias internacionales de noticias y en los medios de prensa de todo el mundo, algunos de los cuales “hasta mencionaron que el caso está marcando una supuesta ‘colombianización’ de la Argentina”, comentó anoche a este diario una fuente del gobierno bonaerense.
Familiares del chico secuestrado, que viven una “muy dolorosa vigilia”, confirmaron la nueva amenaza de los secuestradores, aunque recordaron que toda la situación “ya estaba muy tensa, como en un callejón sin salida y lo que se intentó es darle difusión al caso para llamar a la reflexión a estas personas”. Gustavo Belluscio, el padre del joven, habló de un país “donde la gente debe pagar por el cercenamiento de miembros de su familia. No puede ser, no debe silenciarse esto, debe ser difundido por el mundo entero y especialmente saturar, prensa, justicia, gobierno, policía, etc., de la República Argentina”.
Ayer, miles de personas comenzaron a enviar mensajes a todos los medios de comunicación del país, a los organismos de Estado, a la policía, a la Justicia, a las embajadas argentinas en distintos países del mundo, pidiendo por la inmediata libertad de Pablo. En Acassuso, donde vive la familia, los vecinos se movilizaron hasta las inmediaciones de la casa familiar, con carteles que decían: “Justicia para Pablo”, “Pablo te esperamos”. En esos momentos, cuando la prensa hablaba en forma constante sobre el caso, llegó el nuevo cachetazo de los secuestradores y la amenaza avivó la angustia. Una advertencia similar ocurrió durante el secuestro del padre del actor Pablo Echarri, cuando la banda exigió que la prensa se alejara de la casa familiar para seguir negociando el rescate.
Ayer por la tarde, el gobernador Felipe Solá reveló que se había reunido con la familia Belluscio. “No critico la carta, la justifico, pero cuanto más estemos concentrados en el tema hay mayor posibilidad de que se devuelva con vida a Pablo”, fue el mensaje que dejó Solá.