SOCIEDAD › ASEGURAN QUE EL MONITOREO HOGAREñO ES MáS CONFIABLE PARA LOS HIPERTENSOS
La Sociedad Argentina de Cardiología recomienda en una nota editorial que es más confiable la medición por el propio paciente en su casa. Dice que así se evita la hipertensión “de guardapolvo blanco” y la que no se verifica en un consultorio.
› Por Pedro Lipcovich
La medición de la presión arterial en casa, por el propio interesado, mediante un aparato automático y a lo largo de varios días, puede ser más confiable que la que se efectúa en la consulta médica. Así lo sugiere una nota editorial publicada en el último número de la Revista Argentina de Cardiología, editada por la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC). Una ventaja central de tomar la presión en casa es que puede hacerse varios días seguidos, de mañana y a la noche y promediando los resultados. Esto permite despejar la “hipertensión de guardapolvo blanco” –que se presenta por ansiedad ante la consulta médica– y la hipertensión oculta, que no puede ya esconderse ante una serie de tomas cotidianas. El artículo plantea la posibilidad de que el médico o el servicio de salud facilite al paciente un aparato de medición, que devolverá en la siguiente consulta, en la que examinará junto a su médico los resultados de las mediciones. Para las personas ya diagnosticadas como hipertensas, la medición en el hogar permite, mejor que la toma en consultorio, monitorear la eficacia de los tratamientos.
Los nuevos criterios sobre medición de la presión arterial están contenidos en una Carta del director, que firma Hernán C. Doval. Su texto se apoya en diversos estudios recientes, entre los que se destaca el de un equipo dirigido por A. M. Ward, publicado en el Journal of Hypertension: el seguimiento de casi 18.000 casos durante tres a diez años lleva a concluir que “el valor pronóstico de la presión arterial medida en el hogar es superior al de la medida en consultorio”. Hoy, según el British National Institute for Health and Clinical Excellence, “la decisión diagnóstica y de tratamiento en la hipertensión no debería estar basada en sólo las mediciones de consultorio y la confirmación por mediciones fuera del consultorio debería ser obligatoria”. Actualmente las guías de las sociedades Europea y Americana de Hipertensión reconocen “que el valor pronóstico de la presión medida en el hogar es igual o mayor que el de la que se mide en consultorio”.
La toma de presión sólo en consultorio no permite discriminar la hipertensión de guardapolvo blanco, por ansiedad ante la consulta médica. “Cuando a esos pacientes se los trata con antihipertensivos, se marean porque les baja demasiado la presión, ya que no son realmente hipertensos”, observó Doval, y explicó que “una forma de descartar la hipertensión de guardapolvo blanco es recurrir al ‘monitoreo ambulatorio de la presión arterial’, mediante un aparato que la persona lleva en el brazo durante 24 horas y graba la presión muchas veces en ese lapso. Pero lo mismo puede lograrse tomando la presión en casa durante una serie de días”. Además, “las personas con hipertensión de guardapolvo blanco tienen riesgo aumentado de desarrollar hipertensión verdadera, por lo cual es aconsejable su seguimiento, y para ello el monitoreo en el hogar es el mejor medio”.
La “hipertensión enmascarada u oculta” es la de “los pacientes que, en la toma ocasional del consultorio, tenían presión normal pero en realidad son hipertensos, lo cual se detecta con la toma reiterada en domicilio”.
Además, la toma de presión en consultorio difícilmente tome en cuenta las variaciones que se producen normalmente a lo largo del día. Y, tratándose de personas obesas, hay que usar manguitos especiales que muchas veces no están disponibles. La Carta del director agrega otra razón, más incómoda: “En la práctica clínica, la presión arterial raramente es medida en consultorio de acuerdo con las guías indicadas, y las inquietudes sobre la seguridad de las mediciones a menudo son desatendidas o ignoradas. La baja adherencia a los procedimientos de control de la presión arterial en consultorio sigue siendo un problema serio en la Argentina y en el mundo”.
Para diagnosticar hipertensión, “una buena estrategia sería que el médico o el servicio de salud le facilite al paciente un tensiómetro para que se monitoree en su casa durante un par de semanas. No hace falta que la persona compre uno de estos aparatos si no padece hipertensión”, señaló Doval.
Cuando la persona ya ha sido diagnosticada como hipertensa y toma medicación, la medición en casa permite monitorear los efectos de la medicación. Como señala la Carta, “las mediciones en el hogar son el único método práctico para determinar si ocurre hipertensión en la mañana”, es decir, si el medicamento que se tomó el día anterior sigue haciendo efecto a la mañana siguiente. En este orden, “la combinación del monitoreo en el hogar con la telemedicina hace factible que el paciente, en consulta por Internet con el médico, pueda advertir cuándo la medicación es insuficiente o cuándo resulta excesiva”.
De todos modos, la toma de presión por la propia persona en casa presenta un riesgo a prevenir: “Sería inútil y contraproducente que la persona empezara a tomarse la presión cada vez que está nerviosa o angustiada o que le duele la cabeza. Sólo debe tomarse en horarios y condiciones controladas y con propósitos de diagnóstico o de monitoreo del tratamiento”, advirtió Doval.
“Es probable que en algún momento los médicos ya no midamos la presión en el consultorio –comentó el director de la revista de la SAC–. En Japón, desde hace años, prácticamente todos los hipertensos tienen tensiómetros validados: la validación consiste en que el paciente lleve una vez el aparato a la consulta para que el médico chequee su funcionamiento.”
La importancia de que el tema sea encarado por las instituciones de salud, más que como decisión individual, se establece porque “los más hipertensos son los pobres. La hipertensión se asocia con la obesidad, y hay más sobrepeso y obesidad entre los pobres. La hipertensión se asocia con el consumo de sal, y también los pobres son los que comen más alimentos procesados, con más sal. La hipertensión se asocia con el estrés, y los pobres son los que sufren más estrés”, advirtió el director de la Revista Argentina de Cardiología, y recordó que “en la Argentina, y en la mayoría de los países, la mitad de los hipertensos no saben que lo son, y la mitad de quienes lo saben no tienen la presión controlada”.
La presión arterial en el hogar se debe medir en el brazo. Los aparatos de muñeca o de dedo no deben utilizarse.
Debe medirse al menos una vez a la mañana y una vez a la noche (más de una medición en cada caso es permisible y aconsejable).
Las mediciones a la mañana deben ser dentro de una hora de despertarse; después de la micción, después de uno a dos minutos de estar sentado en reposo, antes de tomar medicación y antes del desayuno.
Las mediciones de la noche deben ser antes de irse a dormir y después de uno a dos minutos de estar sentado en reposo.
Los valores de la mañana y los de la noche se deben promediar separadamente.
(Fuente, de libre acceso: Revista Argentina de Cardiología; http://www.sac.org.ar/revistaargentinadecardiologia.)
La hipertensión arterial debería tratarse con medicamentos cuando es superior a 140/90 en adultos menores de 60 años, y cuando supera los 150/90 en adultos de 60 o más. Así lo recomienda la actual Guía para el manejo de la alta presión arterial, publicada por la Asociación Médica de Estados Unidos.
La guía fue redactada por un panel profesional que incluyó distintas especialidades a partir de “rigurosos métodos basados en la evidencia”. La medicación se indica luego de “implementar intervenciones referidas al estilo de vida, que deberán continuar durante todo el tratamiento”. Y “los objetivos son mantener la presión arterial por debajo de 140/90 milímetros de mercurio en personas menores de 60 y por debajo de 150/90 en personas de 60 o más”. En las personas que padezcan diabetes o insuficiencia renal, la presión debería permanecer “por debajo de 140/90”, cualquiera sea su edad.
La guía se atiene a las definiciones establecidas en 2004 por el Departamento de Salud de Estados Unidos, que diagnostican la hipertensión arterial en adultos cuando es superior a 140/90; la prehipertensión, por debajo de esos valores y por encima de 120/80, y la presión normal, por debajo de 120/80.
En cuanto a las “intervenciones referidas al estilo de vida”, incluyen: “enfatizar la ingesta de vegetales, frutas y granos integrales; incluir productos lácteos bajos en grasa, pollo, pescado, legumbres, aceites vegetales no tropicales y nueces; limitar la ingesta de sodio, dulces, bebidas azucaradas y carnes rojas. Efectuar dos horas y media por semana de moderada a intensa actividad física, o 75 minutos por semana de actividad física vigorosa aeróbica. La actividad aeróbica debería efectuarse en lapsos de por lo menos diez minutos, preferiblemente a lo largo de la semana”.
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