Jue 09.07.2015

SOCIEDAD  › PIDEN INDAGAR A TRES FEDERALES Y DOS GENDARMES QUE GATILLARON EN LA CABEZA A DOS JOVENES

Una colaboración para torturar

Un fiscal y la Procuvin pidieron la indagatoria de tres policías de la Federal que en un destacamento de Gendarmería de Villa Lugano torturaron a dos jóvenes que habían sido detenidos sin motivo. Les efectuaron un simulacro de fusilamiento.

Tres federales de la comisaría 52ª están acusados y pidieron su indagatoria por detener ilegalmente a dos jóvenes en la inmediaciones de la villa 20 y torturarlos. Para ello, según la acusación fiscal, contaron con un techo y cuatro paredes que los guareciera de miradas molestas, a la sazón un destacamento de la Gendarmería del Cinturón Sur. Al menos dos gendarmes participan de la misma causa, acusados de omitir la denuncia de torturas. Los polis, según la acusación, echaron con lo que tenían a mano para lograr sus objetivos preventivos: les gatillaron en la cabeza un par de veces y después los trasladaron a la 52ª acusados de resistencia a la autoridad, que vienen a ser ellos.

Según la acusación, durante la madrugada del 29 de abril pasado, el subinspector Mauro Radesh y el cabo 1º Ceferino dos Santos, de la comisaría 52ª, detuvieron a dos jóvenes que caminaban por la calle Chilavert cerca de la esquina con Pola, en las inmediaciones de la villa 20. Según la descripción, detener vendría a ser un eufemismo para digerir la información: bajaron del patrullero y los golpearon hasta tirarlos al piso, donde los patearon. Otros federales y algunos gendarmes llegaron en ayuda por las dudas, entre ellos Brian Grandoli, que aportaron sus latitas de gas pimienta rociado en los ojos, antes de trasladarlos al puesto de la Gendarmería que se encuentra en Unanue y Albariño, en Villa Lugano.

La dependencia está a cargo del sargento 1º José Maciel y el sargento ayudante Alberto Brítez. Allí, los federales revisaron a los dos levantados a patadas y los obligaron a ponerse de rodillas contra una pared, señal de que algo malo vendría. Les apoyaron el caño de un arma en la nuca y gatillaron dos veces a cada uno. No salieron balas.

Después, según el relato de las víctimas, fueron trasladados a la 52ª, donde quedaron detenidos por resistencia a la autoridad.

Durante la detención, uno de los jóvenes logró entrevistarse con Ariel Cejas, director general de Derechos Humanos de la Procuración Penitenciaria, durante una visita a la comisaría, quien presentó la denuncia ante la Fiscalía 8 a cargo de Fernando Fiszer, quien solicitó la colaboración de la Procuvin, a cargo de Miguel Palazzani.

En su descargo, los federales aseguraron que se difundió un alerta desde el Departamento Federal de Emergencias, luego de que llegara la denuncia de que habían ocurrido detonaciones en la zona. Los fiscales determinaron que no existió tal alerta, hecho fácilmente comprobable porque debería quedar registrado. También presentaron dos informes médicos, en uno de los cuales se indicaba que ninguno de los dos jóvenes mostraba lesiones de ningún tipo, mientras que después de la visita de Cejas se elaboró otro informe médico en el que uno de los detenidos no presentaba lesiones, mientras que el otro sí, escoriaciones en la nariz y rodilla y cadera izquierdas.

Los fiscales sostuvieron que las actuaciones de los presuntos preventores fueron elevadas a un juez, a quien llevaron al equívoco con los datos provistos, lo que permitió avalar la detención de ambos jóvenes hasta pasadas las 19 del mismo día, alrededor de doce horas privados de libertad.

La denuncia y las pruebas contradictorias presentadas por los mismos policías ameritó, para Fiszer y Palazzini, solicitar la indagatoria de Radesh y Dos Santos, a quienes pidieron investigar por torturas, falso testimonio y privación ilegal de la libertad. Y pidieron que declaren como responsables de omisión de evitar torturas Maciel Brítez y Grandoli.

Veinte días antes de que los jóvenes pasaran por la experiencia federal, Página/12 publicó la información sobre un allanamiento de la Procuvin a un destacamento de Gendarmería en Villa Soldati, a pocas cuadras de donde los dos jóvenes pasaron por la experiencia narrada más arriba.

En este otro caso, los investigadores hallaron ravioles de cocaína, marihuana, medio centenar de DNI retenidos, tarjetas de débito, de crédito, cédulas verdes, luego de la denuncia de un chico de 16 años, detenido mientras caminaba cerca del Barrio Fátima, y a quien le aplicaron consejos a mano.

En aquella oportunidad fue detenido el segundo jefe.

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