SOCIEDAD › LA FAMILIA PATERNA DEL NENE MUERTO EN FLORES SE SOLIDARIZO CON LAS DOCENTES SEPARADAS
Los familiares apoyaron a la maestra y a la directora y acusaron a las autoridades del Ministerio de Educación de la Ciudad de haber aparecido “sólo cuando necesitaron hacer campaña”.
La familia paterna de Agustín Marrero, el nene de cinco años que asistía al Jardín de Infantes Nº2 de Flores y murió por una paliza brutal propinada por su padrastro, expresó su apoyo a las maestras desplazadas de sus cargos por el Ministerio de Educación porteño y acusó a las autoridades de la Ciudad de hacer campaña con la muerte del niño. También apuntó a la responsabilidad de la madre del chico, reclamó justicia para Agustín y pidió cuidar a su hermana y “a todos los niños de la sala donde Agus fue niño un rato, dentro de todo el infierno que vivió y se sintió feliz los pocos 28 días que concurrió junto a sus amigos”.
La carta fue enviada a Página/12 luego del paro docente y la masiva concentración que el miércoles rechazó la separación de la maestra de la sala a la que iba Agustín y la directora del jardín. El Ministerio de Educación las había desplazado con el argumento de que supuestamente no habían dado parte de la situación de violencia que vivía el niño en su hogar.
“V. (N. de la R.: por razones legales, este diario mantiene en reserva el nombre de la hermana del chico asesinado) y Agustín eran dos niños de Gesell con los problemas cotidianos que puede tener una familia humilde pero trabajadora, y que a pesar de las carencias económicas brindaban el amor y la contención de abuelos, tíos y amigos desde que nacieron”, expresa en su inicio la carta. “Cuando el 7 de junio nos enteramos de que Agustín había fallecido por el problema del corazón, que es lo primero que nos dijeron por parte de la familia de B. G. B. (la mamá) lloramos en silencio y con profundo dolor, hasta que al día siguiente nos enteramos por los noticieros que había sido asesinado”, sigue el texto.
“El papá de Agus, Marcos Marrero, aún sin poder reaccionar, actuó como pudo, principalmente conteniendo a V., la hermanita de Agus, ya que ella aún estaba al cuidado de la familia materna, por lo que había que ser cautelosos hasta gestionar la tenencia y llevarla nuevamente a su verdadero hogar, Villa Gesell. Hoy la triste realidad es ésta, la que vivimos y lloramos todos los días: Agus no está”, añadieron los familiares.
Al continuar el relato de los hechos después de la muerte del chico, los familiares destacaron que “su hermana V. sobrevivió y tuvo el coraje de llevar a cuestas todo esto, y tener la valentía de enfrentar el mundo de los adultos que no los cuidaron. Tenemos que cuidar tanto a ella como a todos los niños de la sala donde Agus fue niño un rato, dentro de todo el infierno que vivió y se sintió feliz los pocos 28 días que concurrió junto a sus amigos”.
En este punto, la familia expresó que si los padres “responsables y preocupados por los nenes de la sala del jardín de Agus” confían en las docentes como “primer referente de contención para ellos”, no encuentran motivos para descreer de ellas.
Y se preguntaron, en referencia al Ministerio de Educación y el Gobierno porteño, “por qué confiar en la decisión de una institución que destituyó a las maestras y solo apareció cuando necesitaron hacer campaña”. “La familia Marrero nos solidarizamos con ellas”, enfatiza la carta.
Y agrega que, en visión de los familiares, “el señor Leandro Sarli fue el arma que mató a Agus, pero la principal persona que permitió que ese arma conviviera, golpeara, torturara y matara a Agustín fue el adulto que en ese momento tenía la tenencia, y que por acción y/o por omisión, dejó que todo esto pasara a pesar de las advertencias de familiares y amigos”. “Ahora ese adulto se ampara y se excusa de todo, bajo el también terrible tema de la violencia de género –reflexionaron–. Violencia de género, dicen sus abogados para justificarla y eximirla de la responsabilidad que le corresponde a ella y no a V.”.
Al cerrar la carta, los familiares pidieron “justicia verdadera para V. y Agustín”.
Leandro Sarli y B. G. B., padrastro y madre de Agustín Marrero, se encuentran procesados por su presunta responsabilidad en la muerte del chiquito. Sarli fue procesado por homicidio agravado por alevosía, mientras que B. G. B. –cuyo nombre fue mantenido en reserva por decisión judicial– lo fue por omisión de cuidado, al no haber evitado la muerte de su hijo. En los dos procesamientos, la jueza Silvia Ramond dispuso, además, la prisión preventiva, pero en el caso de B. G. B. no será efectiva hasta tanto la Cámara del Crimen no confirme el procesamiento.
Ningún docente porteño o funcionario del Gobierno de la Ciudad está imputado en la causa. Agustín murió el 7 de junio, como consecuencia de una paliza que le destrozó el hígado y otros órganos del cuerpo.
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