Los rayos caen sobre la proa de la embarcación, en medio de una tormenta que sacude a la tripulación, integrada por muchos niños y adolescentes. Las olas gigantescas tapan la visión del capitán del barco, que pide ayuda por radio ante la emergencia, mientras la cubierta se sacude en medio de un ruido infernal y los viajeros reciben sobre el rostro un baldazo de agua que entra por la escotilla izquierda. La simulación, que alcanza un alto grado de veracidad, dura unos cuantos minutos, los necesarios para que los visitantes a Tecnópolis hayan pasado por una experiencia que en el futuro los puede llevar a internarse en altamar en busca de adrenalina, o decidir para siempre que lo suyo es permanecer en tierra firme. El simulador de la nave que atraviesa la tempestad, es una de las atracciones de la muestra 2015, junto con la pista de hielo, los eternos dinosaurios, el predio ferial para niños y adolescentes con videojuegos, diversiones con luces y sombras, y un rincón para todas las edades donde se mezclan el hip hop, el rap, los grafittis y la “alta costura”.

En el predio ferial, los chicos tienen todas las alternativas posibles de la tecnología digital, pero además de las netbooks y los video juegos, la atracción principal pasa por las pantallas en las que se pueden fotografiar, en forma individual o grupal. El sistema es igual a las fotos de un celular común, pero la diferencia está en que después pueden verse en una pantalla gigantesca, junto con cientos, miles de rostros sonrientes que se van sucediendo unos tras otros, logrando así “largos minutos de fama, como si aparecieras en la tele”, afirma Nicolás, de 9 años, mientras se abraza con su amigo Pablo, y posan para la foto que los hará “famosos”, dicen como soñando despiertos.

Entre los videos juegos extranjeros más populares, como el Mortal Kombat X o el Lara Croft and the Temple of Osiris, muchos de ellos en sus versiones más recientes, se encuentran otras pantallas con productos desarrollados en la Argentina. Mariana, una de las encargadas del sector, le cuenta a Página/12 que este año han convocado “a todos los estudios de diseñadores de videojuegos argentinos y se irá haciendo un recambio en los cuatro meses (que durará la muestra) de los diferentes estudios”. Entre otros están “el Fallen o el SkyRider, que salieron hace poco, otros que ya están el circuito comercial y algunos que se van a presentar por primera vez”. El año pasado se presentaron 16 juegos diseñados en el país y en 2015 llegarán a 20 o 25.

En el Espacio Néctar, uno de los más concurridos por chicos y grandes, es posible ver una competencia “entre un rapero de 9 años y una abuela que se le anima”. El que hace la afirmación es Mustafá Yoda, artista del hip hop a cargo de este “multiespacio donde tenemos talleres de basquet callejero, skate, graffiti, talleres de rima, disc jay, de breaking, el baile original del hip hop”. Insiste en que “cualquier día que vengas te podés llevar la sorpresa de ver a un nene de 3 años compitiendo, en cualquiera de estas disciplinas con una abuela de 70 u 80 años”.

Para Yoda, se trata de un lugar “para la inclusión, para la diversión, para el aprendizaje y para darle sugerencia a todos los que pasan por aquí sobre cómo enfrentar el aburrimiento, y derrotarlo, en forma cotidiana”. Mustafá se puso a sí mismo como ejemplo de un cambio positivo: “Cuando conocí el hip hop se me abrió un mundo importante y allí fue cuando empecé a rapear, y para rapear o para bailar, no necesitás tener plata, tenés que tener ganas y es lo que sobra en este espacio”. El lugar cuenta con Estilo Libre, una cabina de grabación donde cualquiera puede registrar su propia canción rapeada. Yoda es fundador el sello discográfico Sudamétrica.

En Néctar también funciona “un taller de arte abierto para humanos”, explica Matías, uno de los coordinadores. “Esto es para todas las personas de todas las edades porque todos tenemos capacidad para crear y lo que queremos es resignificar el arte, la confección de ropa, el trabajo.” Lo que hacen los organizadores es “darle una serie de elementos para que puedan hacer su propia ropa, un poster, un libro con tela, cualquier trabajo en el cual puedan desarrollar su creatividad”. Los elementos que ofrecen son telas de descarte de establecimientos industriales, cartones descartables, materiales en desuso “cosas que se encuentran en la basura y que pueden ser recicladas con un poco de imaginación”. En los primeros días “la gente se hace bordados sobre telas que después agregan como adorno a sus remeras, bolsos, capuchas combinadas con máscaras que le tapan la cara, muchas cosas fruto de su imaginación; lo importante es que desarrollan su creatividad, comprenden que el descarte puede ser rescatado y lo más importante: se divierten mucho”.

Uno de los sectores preferidos por los más chicos es el sitio conocido como Hágase la luz, donde se juega con las luces y con las sombras, y también con los colores. Entre otras cosas, los chicos –y los grandes también– pueden hacer experimentos como colorear sus propias sombras con un juego de luces que permiten demostrar que esa figura silenciosa, compañera inseparable de los seres vivos, no siempre es negra. Los expertos en el tema explican cómo ven los colores las mascotas, como se forma la variedad infinita de colores que conocemos y presentan una serie de trucos con espejos, luces y sombras.

De todos modos, en la segunda jornada de apertura de Tecnópolis, el espacio más concurrido volvió a ser la pista de patinaje sobre hielo y el tobogán gigante para chicos y grandes. También tienen el éxito de siempre la exposición de dinosaurios, con la estrella máxima, el tiranosaurio gigante que recibe a los visitantes en la entrada principal.