Vie 07.11.2003

SOCIEDAD  › CABO DENUNCIADO POR MATAR A UN JOVEN

Una trampa policial

Temor a que el sospechoso escape del país, desconfianza sobre el actuar policial y llamado a los testigos para que declaren fueron los ejes de la conferencia de prensa que brindó ayer la familia de Agustín Heavy, el joven de 24 años atropellado el sábado último en Barrio Norte, presuntamente por un suboficial de la Policía Federal que no se detuvo a auxiliarlo y falseó una denuncia por robo de auto. “Hay testigos con miedo, que son justamente testigos que viven en la jurisdicción de la Comisaría 9ª, que está a cargo de la investigación”, detalló Hernán Heavy, el padre.
A pesar de las pruebas, recién ayer el cabo de la División Alarmas y Comunicación sospechado –cuyo nombre no se dio a conocer– fue pasado a disponibilidad, aunque aún la Justicia no emitió orden de captura en su contra. En tanto, la familia de la víctima denunció que hay otro efectivo que lo ayudó para encubrir el caso. “No sólo no se preservó la escena del crimen, sino que, en el mismo momento del hecho, un testigo le dio la patente del auto y eso nunca apareció en el informe policial”, destacó el padre de Agustín.
Los familiares afirmaron que Heavy caminaba el sábado a la madrugada por Bustamante y cruzaba Córdoba con el semáforo a favor, y “el suboficial venía a 150 kilómetros por hora, atropelló a Agustín, lo arrastró 50 metros, y siguió su camino cuando logró que esa molestia se desprendiera del coche”. Además, subrayaron que “tras el accidente, el suboficial forzó la cerradura de la puerta de su auto, fue a la Comisaría 9ª y denunció que le habían robado el vehículo”, en un intento por eludir su responsabilidad en el hecho. El abogado de la familia, Ricardo Wortman Jofre, detalló que el caso está caratulado como homicidio culposo con agravante de abandono, no es excarcelable y tiene una pena de 5 a 15 años de prisión.
A la hora del accidente, el policía acusado debía estar custodiando un teatro de la comunidad judía, pero las versiones indican que se retiró del lugar antes de finalizar su horario. Que la denuncia del robo del vehículo –un Volkswagen Gol blanco– haya sido realizada media hora después del accidente incrementa la sospecha, y más dudas aún provoca que el auto no tenga rastros de un puente de encendido. Según los peritos, el vehículo había sido arrancado con la llave. Como si las pruebas no alcanzaran, un testigo afirmó haber visto al policía, antes del accidente, tomando cerveza.
En la conferencia de prensa, realizada en el estudio jurídico que se ocupa del caso, la familia señaló que cuando ocurrió el hecho, el uniformado “iba acompañado de un menor que está con mucho miedo”. Por su parte, la madre de Agustín pidió que los testigos se comuniquen a un teléfono del estudio y aseguró que los letrados se encargarán de que la Justicia proteja a quienes aporten datos. A su vez, criticó que el sospechoso aún esté en libertad y responsabilizó al juez si el acusado pasa a ser un prófugo.
“Si este asesino se escapa a Paraguay, Uruguay u otro país será responsabilidad del juez”, criticó María Teresa de Heavy y afirmó que “si lo tengo en frente –al acusado–, no sabría qué decirle porque nunca hablé con un asesino, y él es un asesino que utilizó un auto como arma”.
Agustín estudiaba segundo año de gastronomía, era el director de Logística y Comercialización de la empresa de su padre –que prefirió no explicar a qué se dedica– y tocaba la batería en una banda de rock. También jugaba al rugby en el equipo titular del club Belgrano Athletic y hacía poco tiempo había comprado una bicicleta para recorrer con sus amigos el Camino de los Siete Lagos, en el sur argentino.

Producción: Darío Aranda.

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