Jue 13.08.2015

SOCIEDAD  › EL COMETA QUE LLEVA UN ROBOT SE ACERCó AL SOL

Encuentro cercano

El 67P, con el Philae en su superficie y acompañado por la sonda Rosetta, llegó al punto más cercano al Sol de su órbita. Nunca antes objeto humano estuvo tan cerca del astro rey.

El cometa 67P tuvo anoche su cita con el Sol. Y por primera vez llegó acompañado por la sonda europea Rosetta, mientras su robot Philae posado en el cuerpo celeste ignora el solazo, dormido a la sombra. A las 2.03 GMT (22.03 hora argentina) el cometa llegó a su perihelio, es decir el punto más cercano al Sol de su órbita elíptica de seis años y medio. El cometa 67P/Churiumov-Guerasimenko estuvo a 186 millones de kilómetros del Sol y 265 millones de la Tierra. Este paso por el perihelio reviste una gran importancia simbólica, porque es la primera vez que una sonda espacial acompaña a un cometa hasta el punto más cercano al Sol.

Al aproximarse al astro rey, el cometa, formado por hielo, minerales y partículas con carbono, conoce una actividad creciente. De su núcleo escapan chorros de gas y polvo cada vez más intensos, según pudo observar la sonda que hace un año escolta al 67P, tras un viaje interplanetario de una década desde la Tierra, con la que se comunica a través de ondas de radio.

“Actualmente, el cometa eyecta unos 300 kilos de gas por segundo –fundamentalmente vapor de agua–, pudiendo alcanzar hasta una tonelada de polvo por segundo”, explicó Nicolas Altobelli, planetólogo de la Agencia Espacial Europea (ESA).

La cámara Osiris que lleva consigo Rosetta pudo de esta forma captar el 29 de julio un chorro particularmente brillante y poderoso que logró contrarrestar el viento solar, indicó la ESA. “Fue un fuego artificial, justo antes del perihelio”, según la agencia.

Nada garantiza que hoy ocurra algo particularmente interesante. “No necesariamente alcanzaremos el máximo de actividad. Hay cierta inercia en la propagación de las ondas de calor y podría ocurrir que el cometa proyectase un máximo unas semanas después”, advierte Altobelli. En las zonas más expuestas al Sol, las temperaturas en la superficie del cometa podrán alcanzar 80 grados Celsius. Sin embargo, el robot-laboratorio Philae, posado desde hace nueve meses sobre el cometa, permanecerá a la sombra en un entorno relativamente fresco, explicó la agencia espacial alemana.

Philae, que tiene el tamaño aproximado de un lavarropas, puede soportar temperaturas de 50º o tal vez más. “Y se encuentra en una zona en que las temperaturas no superarían ese nivel”, asegura Koen Geurts, ingeniero del DLR.

Philae no dio novedades desde el 9 de julio, lo cual preocupa a los responsables del robot de observación científica. De todas formas, le enviaron instrucciones “a ciegas” para que eventualmente pueda trabajar, aunque no sea de momento capaz de comunicarse.

Con sus 11 instrumentos, Rose- tta se mantendrá a unos 330 kilómetros del cometa. Una distancia prudente decidida por los responsables de la sonda para no hacerle correr riesgos con las proyecciones de gas. En el supuesto caso de que Philae tenga la posibilidad de comunicarse hoy, probablemente la sonda esté demasiado lejos como para oírlo. “Nuestra prioridad es la sonda”, explicó Sylvain Lodiot, responsable de las operaciones Rosetta del Centro Europeo de Operaciones Espaciales, en Alemania.

La actividad de la sonda se define, semana tras semana, en función de los datos que recibe de los instrumentos de orientación, basados en la posición de las estrellas. Cuando la sonda se encontraba a 200 kilómetros del cometa, estas últimas semanas, los instrumentos de orientación quedaron obstruidos por chorros de polvo cada vez más fuertes. El centro espacial decidió entonces mantener a Rosetta a 300 kilómetros de distancia.

El objetivo de la misión, proyectada hace más de 20 años, es comprender mejor el Sistema Solar desde su nacimiento, ya que se considera que los cometas son vestigios de la materia primitiva. “Todas las moléculas orgánicas –es decir, con átomos de carbono– necesarias para la aparición de la vida, están presentes en el 67P”, señala Altobelli.

Las aventuras de Rosetta van a continuar. Europa prolongó la misión hasta septiembre de 2016 y considera incluso la posibilidad de posar lo más suavemente posible la sonda en el cuerpo celeste para cerrar con ese encuentro en el espacio esta aventura científica.

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