SOCIEDAD
› DECLARACION SECRETA EN EL CASO PABLO BELLUSCIO
Dos policías muy reservados
El caso Belluscio sufrió un giro tras la escandalosa evidencia de que la Bonaerense desviaba la investigación. Recién después de la liberación de siete de los nueve detenidos por falta de mérito, fue detenido otro acusado de participar en el secuestro, al que le habrían encontrado parte del dinero del rescate. Ayer trascendió que el fin de semana pasado dos policías y un vecino se presentaron ante la fiscalía de Rita Molina como testigos de identidad reservada para ofrecer datos sobre la banda. Las declaraciones son estudiadas con lupa. Por el momento, nada ni nadie puede asegurar que se trate de testigos reales del hecho o de otra manganeta de la Bonaerense.
Según fuentes judiciales, los dos uniformados prestan servicios en la zona de San Isidro. También de esa localidad es el tercer testigo. Precisamente, la DDI de San Isidro, a cargo del comisario Hugo Fernández, que tuvo el caso a su cargo, está bajo sospecha. Ya el padre de Pablo Belluscio, en una carta pública, había subrayado las dudas sobre esa departamental. Y el lunes pasado el propio gobernador Felipe Solá reveló que trabajaba sobre la idea de crear una brigada de investigadores para la zona norte, que en la práctica reemplazaría a la cuestionada DDI en los casos de secuestro.
Los tres testigos se presentaron durante el fin de semana ante la fiscalía federal de San Isidro, a cargo de Rita Molina. Lo hicieron con el expreso pedido de mantener en reserva sus identidades. No trascendieron los detalles aportados ni si coinciden con algunas de las hipótesis del caso. La aparición de los tres testigos ocurrió el mismo fin de semana pasado, cuando el juez de San Isidro, Conrado Bergesio, dispuso que los siete detenidos por el caso fueran liberados por falta de sospechas en su contra. Esas siete personas fueron detenidas por la Bonaerense enseguida después de la liberación de Pablo, y fueron presentados como integrantes de la banda y que cumplieron diferentes roles durante el cautiverio que se extendió por 42 días.
El jueves pasado, por aparente casualidad, fue detenido un joven apodado Leo y que usaba un apellido trucho. Según la policía, lo detuvieron por alguna actitud sospechosa y al trasladarlo a la fiscalía 2 de San Isidro se comprobó que otra fiscalía, la 8, había reclamado su comparendo compulsivo. Al trasladarlo a esa fiscalía se supo que era uno de los buscados en el caso Belluscio. Supuestamente le encontraron parte del rescate pagado. De todos modos, las evidencias hasta ahora dejan un cúmulo de dudas sobre la verdadera causa de esta detención y la presentación de los tres nuevos testigos.