SOCIEDAD
Un robo muy explosivo en una cantera de Río Negro
De una mina en General Roca se llevaron una cantidad de explosivos diez veces mayor a lo usado en la Embajada de Israel.
Volar el paredón de una cárcel para provocar una fuga masiva o revenderlo en el mercado negro. Son las hipótesis para el destino que podrían darles a 715 kilos de explosivos que robaron de una mina cercana a la ciudad de General Roca, en Río Negro. El robo, que recién se conoció ayer, sucedió el martes a la madrugada luego de levantar alambrados y violentar candados de dos polvorines en una cantera de yeso, ubicada a 24 kilómetros de la ciudad. Los investigadores descartaron que el material fuera a ser utilizado para un atentado.
Lo sustraído consiste en 600 kilos de navolita, 100 de gelapen, 15 de gelamita, 200 metros de mecha lenta, 2850 metros de cordón detonante y 96 detonantes. Según los especialistas, el gelapen y la gelamita son de alto poder explosivo y de sencilla utilización. En cambio, la navolita –que se combina con nitrato de amonio– es de difícil manipulación, “inservible si no lo maneja un especialista”, según explicaron fuentes de la investigación.
El coronel retirado de Gendarmería y perito oficial en el atentado a la Embajada de Israel, Osvaldo Laborda, aseguró que la cantidad de explosivo sustraída “sirve para diez explosiones como la de la embajada”.
Fuentes de la investigación aseguraron a Página/12 que “los responsables del hecho no conocen lo que llevaron, porque cargaron muy pocos detonantes para la cantidad de explosivos y, además, dejaron en el lugar el material que combustiona la navolita. Estamos casi seguros de que son personas que desconocen con exactitud el poder y la forma de detonar lo robado. Al analizar lo que llevaron y ver lo que dejaron se confirma que desconocían con qué se estaban metiendo”.
Por las sumas que se manejan en minería, los explosivos no tienen alto valor económico: la gelamita cuesta diez pesos el kilo y la navolita aún menos, explicó la fuente. Laborda estimó la suma total en 3000 pesos.
Ayer, a última hora, había sospechas sobre antiguos cómplices de reclusos del penal de General Roca, con lo que, según los investigadores, la hipótesis de volar el paredón del penal cobra más fuerza.
En la comunidad recuerdan varios intentos de fuga en el penal mediante boquetes, pero nunca con explosivos. “El penal está ubicado sobre una zona arenosa, donde realizan túneles y son comunes los intentos de fuga. Siempre decimos que el suelo del lugar se debe parecer a un queso gruyère”, resaltaron. Además, en la cárcel se vive un clima de tensión porque las condiciones de alojamiento son pésimas; mucho tiene que ver la superpoblación: con una capacidad para 200 detenidos hay 450, la mayoría de ellos ya condenados. Todo agravado por la cercanía de las fiestas de fin de año, cuando la tensión en las prisiones crece y aumentan los intentos de fuga. “La fecha es muy propicia para intentos de escape y, con la cantidad de gente que hay, el penal es una bomba de tiempo”, graficó un investigador del caso.
Por su parte, el secretario general de la Policía de Río Negro, comisario Juan Carlos Moyano, consideró que es “un robo preocupante donde todas las hipótesis son posibles” y reconoció que espera que los ladrones “tengan la prudencia de no cometer daños intencionales de consecuencias catastróficas”.
Los explosivos fueron robados de una cantera de yeso de la empresa José Cholino e Hijos, que desde hace años trabaja en la región. Para hacerse con el material, los ladrones levantaron dos tejidos reforzados de dos metros de alto y rompieron varios candados.
A la cantera, alejada de la ciudad y que está ubicada en un lugar desértico, se llega por caminos con escaso tránsito. Además, suponen que el robo fue a la madrugada y descartan que se haya utilizado un camión: “Es mucho en peso, pero poco en volumen”, explicaron los investigadores y concluyeron que el vehículo utilizado fue una camioneta, que ya estaría identificada.