Las amigas de Abril prepararon carteles, difundieron un video, pintaron graffiti y murales. Foto: Sandra Cartasso

A un año del doble femicidio de Romina Wilson, de 44 años, y su hija Abril, de 18, un grupo de amigas de la joven convoca a una marcha en el Congreso en reclamo de justicia y en homenaje a las dos víctimas. La causa judicial reúne ya siete cuerpos, se mantiene irresuelta porque el acusado, Juan José Campos, continúa prófugo desde que abandonó el departamento del tercer piso de Constitución 1734, antes del 24 de febrero de 2015, fecha en que fueron descubiertos los dos cuerpos. El doble crimen ocurrió durante la madrugada del 20 de febrero, en el departamento 14, tercer piso del 1734, cuando Elizabeth “Romi” Wilson, de 44 años, y su hija Estefanía “Abril”, de 19, murieron acuchilladas.

Según la causa judicial, la madrugada del 20 de febrero, la pareja de Romi, Juan José Campos, que convivía hacía poco tiempo con ellas, mató a cuchilladas a Romina Wilson, su pareja, a quien celaba y perseguía. Luego atacó a Abril, también con un cuchillo. Durante al menos dos días, Campos mantuvo con los vecinos la apariencia de que todo transcurría normalmente. Incluso, la noche del crimen, el propio Campos respondió a una vecina, cuando ésta preguntaba alarmada por los alaridos que escuchó en el edificio y trataba de orientarse. “¿Oíste algo? ¿Dónde fue?”, le preguntó Campos en ese momento.

Durante dos días, los vecinos aseguran que Campos simuló que todo estaba en orden y convivió en el departamento 14 con los dos cadáveres y más de veinte gatos que cuidaba Abril dentro de la vivienda de dos ambientes. Hasta que lo vieron salir como siempre y ya no volvió.

Los cadáveres los descubrió Ricardo Loiácono, padre de Romina y abuelo de Abril, el 24, después de llamar insistentemente al teléfono sin que le respondieran. “Me pareció raro que Abril no contestara, siempre estaba pendiente del llamado del teléfono”, dijo a este diario el propio Ricardo.

El trayecto desde el 24 de febrero de 2015 hasta hoy fue extenso y plagado de dificultades y aprendizajes.

“Fue impactante. Nos dimos cuenta de que los asesinatos de mujeres no eran algo que sólo veíamos en la televisión, que es real, que nos estaba pasando a nosotras”, relató Mercedes Villareal, una de las 15 amigas que organiza la marcha de hoy.

Casi todas compartían el placer de la danza árabe, pero la muerte de las víctimas las unió y comenzaron a informarse “sobre temas de género, las violencias, los femicidios. No sabíamos nada, fuimos aprendiendo, en consulta con la ONG La Casa del Encuentro para ver cómo seguíamos”, contó la joven de 26 años.

La Casa del Encuentro permitió visualizar con su Observatorio de Femicidios el fenómeno de este delito desde el 2008, año desde el cual, y hasta 2015, se contabilizaron 10 casos de mujeres asesinadas por sus parejas o ex parejas junto a otra víctima que estaba con ellas en el momento del crimen (ver aparte).

Se trata de casos que La Casa del Encuentro denominó como “femicidio vinculado, partiendo del análisis de las acciones del femicida, para consumar su fin: matar, castigar o destruir psíquicamente a la mujer sobre la cual ejerce la dominación”, explicó Ada Rico, presidenta de la entidad civil.

“El varón violento considera que la mujer le pertenece y puede decidir sobre la vida y los afectos de ella, y por lo tanto destruir todo lo que se interponga para llevar adelante su plan de aislamiento y posesión”, agregó. “Estoy concientizando en las villas contra las violencias de género y comencé a estudiar psicología; la muerte de mi amiga me impulsó a hacer”, explicó Mercedes.

Hoy, a partir de las 17, ellas esperan no estar solas frente al Congreso reclamando justicia por sus amigas y por todas aquellas mujeres que no están porque un hombre decidió matarlas.