SOCIEDAD
› EL ADN DE PACHELO DIO NEGATIVO EN EL CASO BELSUNCE
El vecino que cantó victoria
El análisis del ADN del vecino de los García Belsunce no se corresponde con las muestras de sangre encontradas en la escena del crimen. Pachelo es el sospechoso de la familia.
› Por Horacio Cecchi
El caso García Belsunce comenzó a despejar algunas dudas. Curiosamente, ese despeje oscurece en relación inversa a la familia de la víctima. Ayer, los resultados del análisis de ADN determinaron que las manchas de sangre halladas en la escena del crimen no se corresponden con la sangre del vecino díscolo Nicolás Pachelo, según difundió su propio perito. Pachelo es el sospechoso predilecto para Carlos Carrascosa y el entorno de María Marta, quienes desde que se descubrió que el crimen era un crimen sembraron dudas sobre el vecino. Faltan aún los resultados del ADN del vigilador José Ortiz (también sospechado por la familia) y de la masajista Beatriz Michelini. Los tres fueron los únicos que cumplieron el lunes pasado con la orden judicial de realizar la extracción de sangre para periciar. Los ocho restantes, todos del entorno de María Marta, incluido Carrascosa, siguen insistiendo en la urgencia de resolver el caso, pero de sus venas ni noticia.
Si hubo alguien sobre quien la familia volcó todas sus sospechas, ése fue el ex vecino del Carmel Nicolás Pachelo. Siguiendo la filosofía del tero, los García Belsunce hicieron pública la historia de vida de Pachelo, revelaron datos sobre su infancia, internas familiares, veladas acusaciones de parricidio, robos caninos, de palos de golf y computadoras, y un carácter para nada sociable. Sin jamás rubricar por escrito, a Pachelo lo incorporaron a una banda de vigiladores del Carmel, dedicados a robar a los vecinos. Entre los vigiladores sospechados por la familia, el principal es José Ortiz, el guardia que acudió a la casa de María Marta para tocar el timbre cuando arribó la masajista Beatriz Michelini, minutos antes de que Carrascosa descubriera a su esposa muerta, teóricamente en la bañera.
Entre noviembre y diciembre, los peritos judiciales lograron recuperar tres manchas de sangre de la escena del crimen, rescatadas de la lavandina con que fueron lavados los rastros. Los peritos de la Suprema Corte bonaerense lograron separar de esas pruebas cuatro tipos de sangre con sus correspondientes patrones genéticos. Uno correspondía a María Marta, otro a una mujer y los dos restantes a dos hombres. La primera conclusión, no definitiva pero sí de un mayúsculo sentido común, indicaba que podría tratarse de rastros de heridas provocadas por María Marta a sus agresores al intentar defenderse.
En marzo, más de cuatro meses después del crimen, sorpresivamente la defensa de Carrascosa recuperó pelos, saliva y demás del mismo escenario. Sorpresivamente porque la validez de esos rastros estaría al menos tan sospechada como Pachelo, ya que nadie sabe a quién de los 200 invitados al velorio, policías y funcionarios que pasaron por el lugar durante los cuatro meses podrían pertenecer esos rastros. La defensa de los familiares y amigos de María Marta fue obstinada en subrayar la urgencia por resolver el caso y hallar a los culpables. El sentido común parece sugerir lo contrario: el ADN de las manchas hemáticas ya fue determinado desde hace varios meses, pero la defensa demoró el estudio solicitando que el resultado fuera en un solo paquete. O sea, el ADN de las manchas debería esperar al ADN de los 73 pelos, saliva y demás presentados en marzo, pese a que los peritos de la Corte desde hace meses insisten en que no hay nada más que analizar.
Entretanto, Carrascosa y los Belsunce insisten en las extracciones pero con garantías. Se escudan en “la visible animosidad del fiscal” Diego Molina Pico. Por otro lado, allegados a la familia ya habían asegurado a Página/12 que se habían realizado el estudio en forma privada y que había dado negativo. ¿Qué sentido tiene ese estudio privado para alguien que sabe que no estuvo en la escena del crimen? ¿Lo hacen por temor a que cambien las pruebas? ¿O para cerciorarse de que las pruebas no lograron determinar quiénes estuvieron? Ayer, el perito de Pachelo, Miguel Maldonado, sostuvo que el ADN de su cliente no coincidió con el de los rastros. Al tero se le rompió una de sus patas. Poco después, fuentesallegadas al caso revelaron que las de Michelini tampoco coincidirían. Todavía se sostienen las sospechas sobre Ortiz, sobre quien se realizarían ampliaciones del análisis.