Vie 19.12.2003

SOCIEDAD  › ACUSAN A UN JUEZ DE PROTEGER A MUSA AZAR

Un magistrado bajo sospecha

La investigación judicial por el doble crimen de La Dársena está a punto de desencadenar otro escándalo en Santiago del Estero. Otro de los jueces que tiene una causa abierta contra al ex comisario Musa Azar está sospechado de protegerlo. La acusación fue insinuada hace algunos días por la jueza María del Carmen Bravo en el marco de los autos de procesamiento por los asesinatos. Ayer, el perito oficial del juzgado reforzó las sospechas con una denuncia pública. Le adjudicó al juez la responsabilidad de haber perdido una de las pruebas claves del caso. Se trata de un Ford Escort rojo en el que se habrían trasladado los cuerpos de Leyla Bshier y Patricia Villalba.
Las acusaciones del perito Enrique Prueguer contra el juez Pedro Ibáñez no son nuevas, pero recién ahora se hicieron públicas. Prueguer está convencido de que el juez fue uno de los que trabajó durante estos meses para proteger a Musa Azar. Ibáñez lleva adelante la causa derivada del crimen del ganadero Oscar Seggiaro, un empresario asesinado en marzo por tres policías que trabajaban bajo las órdenes de Musa Azar y que confesaron más tarde su participación en el homicidio de Patricia Villalba, una de las dos chicas muertas de La Dársena.
“Desde el mes de marzo, Ibáñez sabía que los asesinos de uno y otro caso eran los mismos”, le dijo Prueguer a Página/12. Una de las razones de la acusación es el auto. “El juez –dijo ayer el perito– se lo entregó a un depositario judicial y luego apareció desmantelado en un taller mecánico, por lo que únicamente se recuperó una puerta y el capot.” La identidad del depositario judicial no es un tema menor, al menos para el perito. Ibáñez le entregó ese Ford Escort rojo de la Secretaría de Informaciones a la madre de Pablo Gómez, uno de los tres policías implicados en el homicidio. El desmantelamiento impidió, por ejemplo, llevar a cabo las pericias destinadas a confirmar las imputaciones contra los policías y aquel tramo de las confesiones en las que indicaban que había sido usado para trasladar los cuerpos de las chicas desde el zoológico privado de Musa Azar hasta La Dársena. Además de estos elementos, las acusaciones de Prueguer contra el magistrado retomaron otras piezas de las que ya había dado cuenta la jueza Bravo en los procesamientos. Entre ellos, las declaraciones de los dos policías que trabajaron con Ibáñez en la investigación del crimen del ganadero. Fueron ellos, según la jueza y Prueguer, quienes en marzo le habrían advertido a Ibáñez la relación entre los autores de las dos causas: “En lugar de investigarlo –dijo Prueguer–, el juez citó a Musa a su despacho”.

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