SOCIEDAD › CAMINATA EN EL ROSEDAL PARA CONCIENTIZAR SOBRE LA ENDOMETRIOSIS
La enfermedad provoca dolores severos que los médicos suelen minimizar y hasta adjudicar a razones psicológicas.
› Por Mariana Carbajal
Alrededor de un millón de mujeres en edad reproductiva sufren en el país una enfermedad silenciosa que puede convertir su vida en miserable y hasta causarle infertilidad, pero todavía pocos ginecólogos diagnostican. Se trata de la endometriosis, cuyo principal síntoma es un severo dolor durante el período menstrual. Sin embargo, quienes la padecen suelen recibir como respuesta que su umbral de dolor es bajo, que se tomen un analgésico, que se lo tienen que aguantar o las mandan a un psicólogo. Y terminan peregrinando de un médico a otro, buscando la verdadera causa de sus calambres abdominales. Para difundirla y generar conciencia sobre esta patología, pacientes y especialistas de la Sociedad Argentina de Endometriosis realizarán mañana una caminata en el Rosedal de Palermo. Se encontrarán a las 10 en el playón de avenida Figueroa Alcorta y Sarmiento. La convocatoria se replicará en más de 50 ciudades del mundo, en el marco del Día Internacional de la Endometriosis, que se celebró el 14 de marzo.
“No estamos locas”, dice la remera que usan las pacientes convertidas en activistas. La frase hace referencia a lo que ellas responden, cuando en alguna consulta médica les dicen que ese dolor abdominal que ellas padecen mes a mes, tan agudo, que se torna insoportable, no es más que producto de su psiquis o de su exageración. Las pacientes reclaman que se apruebe una ley que declare a la enfermedad “crónica”, y para poder tener cobertura total de los medicamentos: en algunos casos, los tratamientos significan un costo mensual de entre 1000 y 3000 pesos.
“Pasé por cuatro médicos hasta que me diagnosticaron la endometriosis. Buscaba quedar embarazada y no lo lograba. Cada médico me preguntaba ‘¿cómo son tus menstruaciones?’. Siempre, mi respuesta era la misma: regulares pero con dolores insoportables. Siempre me daban lo mismo: analgésicos cada 6 horas y listo. ‘¡Tanto no puede doler!’, me decía todo el mundo. Nunca nadie me escuchó ni prestó atención. Ningún médico entendió que mis dolores no eran normales, que los calambres que sentía me hacían quedar días enteros acostada en forma de bebé por el dolor, ninguno me hizo un solo estudio o una cirugía laparoscópica para ver qué me pasaba. Así pasaron los años y hoy en día por mi enfermedad no tengo ovario derecho, trompa derecha, la mitad del ovario izquierdo, atravesé por tratamientos que no funcionaron y sigo en la lucha con pronóstico complicado para poder quedar embarazada pero con las esperanzas intactas”, contó a Página/12 Daniela Ribolzi, periodista de la TV Pública. Daniela estará mañana junto a otras pacientes que le dan batalla a la enfermedad y quieren que se conozca, para que los diagnósticos sean precoces. Tiene 36 años. Los dolores los tiene desde su primera menstruación, a los 12.
Entre los expertos que participarán de la convocatoria estará el médico ginecólogo Edgardo Rolla. Es integrante de la comisión directiva de la Sociedad Argentina de Cirugía Laparoscópica y director de Docencia e Investigación de la Sociedad Argentina de Endometriosis. Consultado por este diario, explicó que el nombre de la enfermedad proviene de la palabra endometrio que es “el tejido que cubre la parte interior del útero” y que crece todos los meses para recibir un embarazo. “Si éste no se produce se elimina por la vagina con la menstruación. A todas las mujeres un poco de la menstruación cae dentro de la cavidad abdominal a través de las trompas. El organismo tiene sus mecanismos de defensa que neutralizan esas células endometriales que caen en el abdomen. En algunas mujeres, por causas desconocidas, esos mecanismos fallan y las células endometriales se implantan fuera del útero, constituyendo la endometriosis”, indicó. La endometriosis puede provocar dolor, infertilidad y otros problemas.
–¿Tiene cura? –le preguntó este diario a Rolla.
–La cura definitiva no existe todavía. Hacemos cirugías casi oncológicas, para sacar el tejido endometrial. Estimamos que entre el 10 y el 15 por ciento de las mujeres en edad reproductiva padece esta enfermedad y debido a la endometriosis ha vivido una vida miserable. La menstruación en una mujer sana no duele. Cuando hay dolor severo, hay enfermedad –explicó Rolla.
–¿Cómo se hace el diagnóstico?
–Hablando con la paciente, escuchándola, tocándole las zonas que le duelen. Desde hace pocos años con la resonancia nuclear magnética es posible un diagnóstico de sospecha muy certero. Pero la certeza solo se logra con laparoscopia. No todos los ginecólogos la hacen.
–¿Por qué las mujeres suelen deambular de un consultorio a otro buscando el diagnóstico?
–Lo que suele suceder es que los ginecólogos generalistas no tienen el tiempo para escuchar a la paciente. Hoy el sistema requiere que un médico vea a tres o cuatro pacientes por hora –consideró Rolla.
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