Mar 23.12.2003

SOCIEDAD  › DETENCION A UN POLICIA POR UNA MUERTE DE TRANSITO

La doctrina del caso Cabello

La Cámara ordenó detener al policía acusado de atropellar y matar con su auto a un rugbier en Barrio Norte. La familia dice que ahora se debe investigar el encubrimiento del caso.

La Justicia ordenó ayer la inmediata detención del policía que a principios de noviembre atropelló y mató a un joven en Capital Federal y luego fraguó el robo de su auto para intentar desvincularse del caso. El efectivo, que gozaba de libertad bajo fianza, ahora fue imputado del delito de “homicidio imprudente en concurso real con el delito de falsa denuncia”. El abogado de la familia explicó que para el hecho corresponde hasta cinco años de cárcel y afirmó que “ya está comprobado que él es culpable”. La madre del joven aseguró que “ahora vamos por la cadena de encubrimiento, donde hay involucrados efectivos de dos comisarías” porteñas.
El efectivo de la Federal, que según se sospecha habría estado ebrio al momento del hecho, había recibido hace un mes la eximición de prisión por parte del juez de instrucción Alberto Baños. Hernán Heavy, padre de Agustín –el joven asesinado–, había deplorado la decisión: “Le dio la libertad por una fianza de 2000 pesos. Eso es lo que vale mi hijo para el juez”.
Con el reciente fallo, la Cámara del Crimen revocó la medida del juez Baños y advirtió que la actitud del policía Leandro Apolonio podría encuadrarse en la figura del homicidio con dolo eventual, la misma que se aplicó para condenar a Sebastián Cabello a doce años de cárcel por la muerte de una mujer y su hija en una picada.
El abogado de la familia Heavy, Alberto Bovino, destacó que “el policía ya confesó, el acompañante –un adolescente– declaró en el mismo sentido y ahora queda por seguir la pista del encubrimiento”. Según testigos, luego del accidente, otro policía que estaba en el lugar dejó huir al efectivo implicado y no conservó la escena del crimen. El letrado explicó que sospechan de una “cadena de complicidad”.
En el mismo sentido, María Teresa de Heavy, madre de la víctima, resaltó que “hay pruebas de encubrimiento, tanto de la Comisaría 9ª, donde Apolonio confiesa lo sucedido y sus pares lo cubren diciéndole ‘quedate tranquilo que te arreglamos todo’, según lo declaró el propio Apolonio; y de la 21ª, de donde es el oficial que estaba de guardia en la esquina donde lo atropellan a mi hijo”.
En el fallo, los camaristas sentenciaron que el policía “habría abandonado tempranamente el importante objetivo para el cual había sido destinado, para dedicarse a la bebida y al holgazaneo con otras personas para luego, desoyendo sus obligaciones, salir con su auto a dar una vuelta. Estuvo lejos de hacer honor a su condición de garante del orden y respetar las leyes que él mismo, como integrante de una fuerza de seguridad, debe hacer acatar. Todos los datos constituyen irrefutables indicadores de su voluntad (la del policía) de obstruir la instrucción y dificultar la administración de justicia”.
Agustín Heavy, un estudiante de gastronomía de 24 años, había salido la madrugada del sábado 1º de noviembre de un asado en casa de unos amigos y cruzó la avenida Córdoba, a la altura de Sánchez de Bustamante, en Barrio Norte, por la senda peatonal y con el semáforo en verde. Un auto Volkswagen Gol blanco que circulaba a alta velocidad lo embistió, lo arrastró 50 metros, bajó la marcha y luego arrancó nuevamente, sin que su conductor descendiera a asistir a su víctima.
A la hora del accidente, el suboficial acusado debía estar custodiando un teatro de la comunidad judía, pero los testigos indicaron que se retiró del lugar antes de finalizar su horario. Que la denuncia del robo del vehículo haya sido realizada media hora después del accidente incrementa la sospecha, y aún más dudas provocó que el auto no tuviera rastros de un puente de encendido. Según los peritos, fue arrancado con la llave. Como si las pruebas no alcanzaran, un testigo afirmó haber visto al policía, antes del accidente, tomando cerveza.
Agustín Heavy estudiaba segundo año de gastronomía, era el director de Logística y Comercialización de la empresa de su padre, tocaba la bateríaen una banda de rock y jugaba al rugby en el equipo titular del club Belgrano Athletic.

Informe: Darío Aranda.

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