En el peor incendio registrado en más de una década en la India, la explosión accidental de material pirotécnico causó más de un centenar de muertos y 300 heridos durante la celebración que se llevaba a cabo en un templo. El suceso pudo tener mayores dimensiones, ya que hubo entre 10 mil y 15 mil personas asistentes al evento. El Ejército local envió al lugar del siniestro cuatro helicópteros, dos aviones y dos barcos para colaborar en tareas de evacuación en la localidad sureña de Paravur, donde ocurrió la tragedia. Además, el Ministerio de Defensa de la India desplazó equipos médicos desde varias regiones del país para atender a los heridos. “La zona ya está casi despejada y lo único que se está encontrando ahora son cascotes, aunque se seguirá trabajando”, informaron las autoridades.

El fuego se declaró alrededor de las 3.30 hora local, tras varias horas de espectáculo de fuegos artificiales en el templo de Puttingal, distrito de Kollam del estado de Kerala, cuando una pila con material pirotécnico –presuntamente no autorizado– se incendió y desencadenó la tragedia. El primer ministro indio, Narendra Modi, se trasladó a la zona para visitar a los heridos en un hospital y supervisó personalmente los trabajos sobre el terreno, en un vuelo en el que fue acompañado por un equipo médico especializado en quemados.

Asimismo, Anil Kumar, portavoz de la policía, dijo que “la cifra oficial de fallecidos es de 105, mientras que la de heridos es de unos 350, aunque la misma varía”, dijo en alusión al grave estado de algunos de los ingresados en los hospitales de Kerala. “La operación de rescate sigue, con equipos de emergencia, el Ejército, la policía y los bomberos trabajando, ayudados además por la población local”, afirmó la fuente de la Jefatura de la Policía en la región.

Por su parte, el comandante adjunto Anil Shekhawat de la Fuerza de Respuesta de Desastres Nacionales de la India (NDRF, por sus siglas en inglés) explicó que, “aunque sigue el operativo de rescate, ya no se está sacando a nadie”, en referencia a quienes quedaron atrapados bajo una construcción que se derrumbó producto de la explosión. “Lo que se está haciendo principalmente es ayudar a los equipos médicos para que presten en el lugar de los hechos los primeros auxilios a los heridos”, indicó Shekhawat y añadió a este respecto que “ya se atendió a más de 300 personas, pero la cifra aún no está cerrada”.

La consternación por la tragedia en el país asiático se vio acompañada por la polémica ante la supuesta falta de permisos del templo para manejar material inflamable. Cabe destacar que en Kerala rige una prohibición de utilización de material pirotécnico por distritos, aunque las autoridades expiden permisos puntuales para su uso en celebraciones específicas. La cadena de televisión india NDTV señaló que el templo no tenía permiso para usar dicho material, mientras que el diario The Indian Express informó que la policía había advertido al centro religioso que no tenía autorización para realizar una celebración como la que llevó a cabo, por lo que las autoridades regionales presentaron una denuncia contra los responsables del templo y los proveedores del material pirotécnico.