Jue 25.08.2016

SOCIEDAD  › AL MENOS 159 MUERTOS EN ITALIA POR EL TERREMOTO EN EL CENTRO DEL PAíS

Una noche que nadie había anunciado

El movimiento sísmico de 6 grados en la escala de Richter dejó un número aún impreciso de víctimas, porque continúa la búsqueda de personas desaparecidas. Edificios históricos de localidades como Amatrice quedaron destruidos.

› Por Elena Llorente

Al menos 159 personas murieron en Italia a causa del terremoto que, el martes por la noche, destruyó varias ciudades del centro del país.

Algunos minutos antes del sismo que destruyó varias ciudades del centro de Italia, en Roma se sintieron algunos ruidos extraños y las puertas y ventanas hicieron cric crac. Eran casi las tres y media de la madrugada del miércoles. Pocos pensaron que se trataba de un terremoto. Más bien supusieron que era el viento que a veces maltrata a Roma durante la noche. Pero poco después las paredes empezaron a temblar y por las camas pasó una especie de onda feroz que hizo mover los colchones como olas del mar. Fue el peor momento y duró unos 20 segundos, según los sismólogos. Pero la verdadera catástrofe se producía en ese momento, las 3,36 de la mañana, a unos 100 kilómetros de Roma, en la provincia de Rieti (región del Lazio a la que pertenece Roma). El movimiento sísmico fue muy fuerte (6 grados en la escala Richter) y el epicentro del terremoto estuvo en la cadena de los Apeninos, en el centro de Italia, cerca de la ciudad de Rieti. Se produjeron más de 40 temblores en tres horas, pero durante la jornada fueron más de 150. Los edificios antiguos y parte de los nuevos, en los pueblos y ciudades de la zona –Amatrice, Arquata del Tronto, Accumoli (Rieti), Norcia Pescara del Tronto, entre otros– se derrumbaron total o parcialmente en pocos minutos. Los desaparecidos bajo los escombros eran decenas. La cifra de muertos, muchos de ellos niños, y de decenas de desaparecidos todavía son provisorias. Todo hace suponer que el número de muertos puede aumentar.

Los efectos del terremoto alcanzaron una zona muy grande del centro de Italia, sobre todo en el área en la que se unen las regiones de Lazio, Umbria y Marche. Según los expertos, el terremoto es el efecto del proceso de extensión de este a oeste de los Apeninos. Para el sismólogo Alessandro Amato, del Instituto Nacional de Geofísica y Vulcanología, el movimiento sísmico se sintió más fuerte a causa de la escasa profundidad del epicentro (4 kilómetros). “Estamos estudiando todas las variables para ver cómo evolucionará la situación”, dijo, sin descartar que puedan producirse más temblores. Hace siete años, causas similares produjeron el penúltimo gran terremoto en Italia, en la ciudad de L’Aquila, que causó más de 300 muertos.

Al menos 35 de las víctimas murieron en Amatrice, una población con poco más de 2500 habitantes y con una historia que se remonta a épocas medioevales y renacentistas, aunque también es famosa por un plato de pasta que ha entrado en la historia de la cocina italiana, la “pasta all’amatriciana”. “La mitad de la ciudad ha quedado destruida”, declaró casi en lágrimas el alcalde de Amatrice, Sergio Pirozzi, al ver hechos añicos edificios e iglesias del siglo XIII en adelante y casas de sus conciudadanos. En Accumoli, otro de los municipios mayormente afectados, los sobrevivientes contaron que escuchaban los gritos de la gente bajo las ruinas y durante horas trabajaron a mano para rescatar a esas personas hasta que llegaron las fuerzas especiales. Las calles, y sobre todo un puente y las zonas que permitían el acceso a los centros históricos donde hubo más derrumbes, estaban prácticamente inutilizables por los escombros. Se calcula que ha habido en total más de 100 temblores, al menos 55 de ellos superiores a 3 puntos de la escala Richter. Y los expertos vaticinan que los movimientos sísmicos podrían seguir por varios días.

El primer ministro, Matteo Renzi, aseguró que “nadie será dejado solo” o abandonado a su suerte tras los terremotos. Unicef Italia lamentó oficialmente que hubiera tantos niños muertos. Por su parte, el papa Francisco hizo sentir su voz en un tweet, al manifestar “gran dolor y su cercanía a todas las personas presentes en los lugares afectados por el terremoto”. En campos deportivos, en las afueras de los pueblos donde no hay peligro de desmoronamientos, las autoridades instalaron numerosas carpas para acoger a todos aquellos que han quedado sin casa o que no pueden volver a ellas.

En pleno mes de agosto, que en Italia equivale al mes de enero en la Argentina, los italianos se van de vacaciones. Muchos de ellos, que hoy viven en las grandes ciudades, aprovechan para volver a sus lugares de origen y pasar algunos días con la propia familia, especialmente para el “ferragosto”, una fiesta muy popular que se celebra el 15 de agosto. Por ello, en los pueblos afectados había muchas de estas familias de visita con sus niños.

En Amatrice, Arquata, Accumoli, los sobrevivientes tenían marcada la cara por el terror y las lágrimas y muchos de ellos se encaminaban en dramático silencio, en piyama, descalzos, con una frazada en la espalda, con sangre que les colaba de alguna herida leve en la frente o la cabeza, hacia la zona de las carpas. “Me salvé porque cuando ocurrió el terremoto me estaba levantando para irme a trabajar. En pocos segundos mi casa se vino abajo”, contó Marco. Otra mujer contó que sobrevivió porque, cuando los pedazos del techo y las paredes de su casa comenzaron a caer, acertó a tomar una almohada y taparse con ella la cabeza mientras huía.

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