SOCIEDAD › UNA ADOLESCENTE DE 16 AñOS VIOLADA, DROGADA Y EMPALADA MURIó POR UN SHOCK CARDíACO. HAY DOS DETENIDOS
El crimen ocurrió en la casa de uno de los acusados. La chica fue llevada a una clínica para intentar una reanimación. Antes, los asesinos lavaron su cuerpo para borrar huellas. Uno de los detenidos es hijo de un escribano conocido de la zona.
› Por Carlos Rodríguez
“La niña fue sometida a una agresión sexual inhumana”, graficó la fiscal marplatense María Isabel Sánchez, en un intento por describir la forma bestial en la que fue asesinada una joven de 16 años por al menos dos hombres que se encuentran detenidos. Si bien toda violación es “inhumana”, el acento fue puesto porque los que asesinaron a Lucía Pérez en Mar del Plata la drogaron, la violaron, la empalaron, le provocaron un shock cardíaco derivado del terror que sufre una persona bajo la tortura y por último lavaron su cuerpo, en un frustrado intento por borrar sus huellas. Lo hecho por los asesinos de Lucía –podría haber un tercer implicado– reúne en un solo caso tres de los crímenes más horrorosos ocurridos en la Argentina (ver nota aparte).
La fiscal Sánchez, en conferencia de prensa, dijo no tener “ni una duda” sobre la autoría del hecho por parte de los dos detenidos, Matías
Gabriel Farías, de 23 años, y Juan Pablo Offidani, de 41, hijo de un reconocido escribano de la ciudad balnearia. Luego de señalar que ambos se dedican “a la venta de drogas”, la fiscal puntualizó que la calificación del caso es “violación seguida de muerte agravada por la provisión de estupefacientes, y homicidio ‘criminis causa’”, agravante que contempla el Código Penal cuando se comete un delito (el asesinato) para tratar de encubrir el anterior (la violación).
El hecho ocurrió el fin de semana en la casa de uno de los detenidos, Gabriel Farías, en la calle Racedo 4825. La fiscal aclaró que la víctima fue obligada a consumir “mucha cantidad de cocaína” y una vez doblegada toda posibilidad de resistencia “fue sometida a una agresión sexual inhumana”. La funcionaria judicial sostuvo que “la niña fue sometida a los más bajos instintos”, al punto que “la violación” por parte de al menos uno de los hombre incluyó la utilización de “un objeto romo, que puede ser un palo”, utilizando una feroz práctica que se aplicaba en los siglos VI y V antes de Cristo.
La fiscal dijo que los hechos comenzaron el viernes de la semana anterior, cuando los dos involucrados se presentaron en las cercanías de la escuela ubicada en Juan B. Justo al 600.
El más joven, Matías Gabriel Farías, mantuvo una charla con Lucía, quien al día siguiente fue a visitarlo a su casa. Guillermo Pérez, el padre de la joven asesinada, declaró a los medios de prensa que hubo una persona que “entregó” a su hija a quienes la asesinaron.
La fiscal precisó que la adolescente falleció a raíz del “excesivo dolor” que sufrió como resultado de la terrible agresión. Sánchez estimó que uno de los factores de la muerte fue “el empalamiento”. Al ser consultada sobre las pruebas que involucran a los dos detenidos, respondió: “No tengo dudas de las responsabilidades penales de los dos, aunque con distinto grado de participación”. Advirtió que el caso “no está cerrado” con las detenciones producidas, dado que existe “la sospecha” de la intervención de una tercera persona. Sobre esa alternativa, señaló que el presunto tercer involucrado “probablemente tenía relación con la provisión de drogas, el bañado del cuerpo posterior y el traslado” de la chica a la sala de emergencias de Playa Serena.
Las dos detenciones se produjeron “cuando (ambos) vendían estupefacientes en la vía pública”. En la camioneta de uno de ellos se encontraron “medio kilo de marihuana y billetes, que confirmaron su condición de dealer”. En la vivienda donde ocurrió el hecho hallaron “preservativos, drogas y municiones, pero no armas”. La identidad de los detenidos se pudo determinar a partir de los datos que aportaron a la Justicia dos compañeras de Lucía, una menor de edad y otra mayor, que concurren a la misma escuela.
Guillermo Pérez, el padre de la víctima, aseguró ante los periodistas que cree que “hubo una entregadora” en el crimen de su hija y estimó que se trataría de una compañera del colegio. El hombre, conmocionado, dijo que “se la entregó a Farías” y subrayó que su hija fue “destrozada por dentro y empalada”. Con posterioridad, la fiscal Sánchez fue consultada sobre la presunta “entregadora”. Respondió que esa cuestión “tiene que ser investigada y no está probada en la causa. Si se comprueba será imputada, pero por ahora se trata de un reproche moral de parte del padre hacia la amiga (de su hija), pero no hay un reproche penal”, al menos por el momento.
El relato de los hechos, por parte de la fiscal, se completó con lo ocurrido después de la violación y cuando la joven estaba agonizante. Los responsables del crimen la trasladaron hasta el centro de salud de Playa Serena, en una camioneta Fiat Strada Adventure color azul. El más joven permaneció un rato en el lugar, mientras los médicos la trataban de reanimar; Juan Pablo Offidani, se fue de inmediato. Antes de trasladarla al hospital, el cuerpo de la víctima había sido lavado y se notaba que ellos la habían vuelto a vestir, por la forma en que tenía puesta la ropa.
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