SOCIEDAD
› LLEGAN A 871 LOS MUERTOS EN HAITI Y DOMINICANA
Tragedia por una inundación
Por Iban Campo*
Desde Santo Domingo
Las lluvias torrenciales que arrasaron la zona fronteriza de República Dominicana y Haití han dejado ya un saldo de 871 muertos, y la cifra es provisoria. Los equipos de rescate de la Comisión Nacional de Emergencias (CNE) de República Dominicana seguían ayer buscando cadáveres en el barrio La 40, en Jimaní, donde han fallecido al menos 135 personas. Otras 250 siguen desaparecidas en esta localidad después de que el desborde del río Silié sorprendiera a decenas de lugareños mientras dormían. Los muertos en Haití suman al menos 260.
Desde el lunes al mediodía, cuando arreciaron los diluvios, en República Dominicana sólo importaba lo que ocurría en Jimaní, una pequeña localidad ubicada a 280 kilómetros al sudoeste de Santo Domingo, junto a la frontera haitiana. La magnitud de la tragedia centraba todas las atenciones y esfuerzos en esa zona seca que vive en el más completo de los olvidos. Los datos que manejaba el vicealmirante Radhamés Lora Salcedo, director de la CNE, indicaban que en menos de 24 horas había caído en la zona la más alta cantidad registrada en la historia para un día.
La tragedia comenzó a gestarse el viernes por la noche, cuando las bajas presiones comenzaron a afectar a Haití y República Dominicana. Los aguaceros, que el sábado provocaron grandes inundaciones, se sintieron con especial fuerza en el lugar en el que nace el río Silié, en el país más pobre de América. Su caudal comenzó a crecer y las aguas a llegar a cauces secos. Las corrientes fueron ganando fuerza y bajando hacia el lugar donde iban a morir, en el lado dominicano. Pero antes de desembocar en el lago Herniquillo, arrasaron todo lo que encontraron a su paso: árboles, camiones, casas y seres humanos.
Los sistemas de agua potable y eléctrico colapsaron y el servicio telefónico sólo se reanudó ayer. Al menos 300 viviendas fueron arrastradas por las aguas del Silié. Otras 700 resultaron casi destruidas. Y las calles de la localidad cambiaron el asfalto por el lodo y las piedras. En numerosos lugares, el suelo se hundió.
Las autoridades de la CNE trasladaron hasta la zona de la catástrofe agua potable, medicinas, alimentos no perecederos, ropas y sábanas, en gran parte donados por instituciones, empresas y particulares.
En Haití, fuentes de protección civil señalaban que había al menos 260 muertos. El desbordamiento del río Silié arrasó la población de Fond Verrettes, de 40.000 habitantes. “Esto es una catástrofe. Hacemos un llamamiento de ayuda a los amigos de Haití”, afirmó el primer ministro, Gerard Latortue, tras ser trasladado a la zona en un helicóptero canadiense.
Los servicios de salud de ambos países trabajan para evitar la propagación de enfermedades. Una de las medidas más drásticas es enterrar rápidamente en fosas comunes los cadáveres que no sean identificados.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.