SOCIEDAD
Enseñarán las lenguas aborígenes en escuelas del Norte argentino
Por primera vez, desde Educación se impulsa un programa que reconoce las identidades culturales. Hay optimismo, pero los aborígenes prefieren aguardar hasta que el plan sea un hecho.
En algunas escuelas de la Puna jujeña, con mayoría de alumnos aborígenes, nada de historia de los pobladores originarios, pero sí de Europa y Asia. En El Impenetrable chaqueño, donde el 80 por ciento de la matrícula es wichí, no se aprende a partir del idioma originario sino que se lo suplanta por el castellano y, además, el inglés es un contenido obligatorio. Los ejemplos son innumerables y, aunque existen experiencias concretas que comenzaron a revertir esa situación, la formación que contemple a las comunidades indígenas continúa siendo una deuda. En este contexto y en el marco de un encuentro nacional sobre educación aborigen, el ministro de Educación, Daniel Filmus, prometió que “la historia va a cambiar” y anunció el inicio del Programa Nacional de Educación Intercultural y Bilingüe. Es la primera vez que se impulsa una política federal de este tipo. Los pobladores originarios tomaron el anuncio con optimismo, pero también con cautela: “Ya no creeremos promesas, valoraremos los hechos”.
La educación en los pueblos originarios es uno de los temas más complejos en el mundo aborigen. Hay quienes, en un extremo nacionalista, pretenden desechar la cosmovisión, cultura e historia de cada comunidad e imponer que las comunidades reciban la misma enseñanza que el resto de la población –esta postura siempre prevaleció, por acción u omisión, en los gobiernos argentinos. En el otro extremo hay un reducido sector indigenista que rechaza la educación “blanca” porque recuerda que los ancestros fueron educados y crecieron con el aprendizaje en comunidad, de boca de los mayores y sin asistir a la escuela. En el medio: una gran cantidad de comunidades, organizaciones y profesionales exige una educación que respete a los pobladores originarios, aunque entre ellos mismos existan matices en las formas de entender cómo se aplica este aprendizaje.
A esto se suma que, aunque la Constitución señala ese derecho, desde el Estado nunca se planteó una política nacional sobre el tema. De hecho, ésta es la primera vez que se da inicio a un programa de alcance nacional, diez años después de la reforma. En este contexto, la actual gestión comenzó a reunir datos estadísticos: ya confirmaron que en toda la Argentina existen 1700 escuelas primarias (o de EGB) y 900 secundarias (o polimodal) con estudiantes aborígenes. Pero aún no se sabe cuántos son los chicos aborígenes en edad escolar ni cuántos asisten a establecimientos que cumplen con la educación bilingüe e intercultural. Sin embargo, tanto las comunidades como el Gobierno coinciden en que, del total de alumnos que debieran recibir ese tipo de enseñanza, menos del 10 por ciento accede a ese derecho.
“La teoría será realidad cuando impulsar este tipo de educación sea política de Estado”, coincidieron casi todos los referentes aborígenes presentes en el encuentro que se realizó la última semana en el Ministerio de Educación. Ana González, que trabaja con comunidades collas de Humahuaca, resaltó que “es un tema muy complejo, en el que primero hay que estar seguro de que el docente tenga una visión de la educación, respetando las diferentes culturas, pero por otro lado hace falta mucha, mucha, capacitación: suele suceder que hay educadores que tienen intenciones, pero nadie les da las herramientas para hacer bien el trabajo”.
Otros puntos aún por resolver son: hacer respetar el papel de los auxiliares bilingües (que debieran acompañar a los maestros de grado transmitiendo los saberes de la comunidad, pero muchas veces se los relega de su papel original para utilizarlos como simples traductores), cómo se realizan los materiales de enseñanza (las comunidades exigen un papel protagónico y “que no los definan sólo los que deciden desde las oficinas”) y el presupuesto. Este último punto, para algunas organizaciones que trabajan con población aborigen, es el ítem que dejaráver qué prioridad le otorga el Gobierno a la educación de los pueblos originarios. Para el 2004, el Programa Nacional tiene asignado 4 millones de pesos.
“Históricamente, en nuestro país se le dio poca importancia y apoyo al desarrollo de la educación intercultural y bilingüe, y es hora de reparar esta deuda. Hay que rescatar la verdadera raíz cultural de la Argentina”, afirmó Filmus a Página/12 y explicó que desde Nación “se impulsará la educación intercultural y bilingüe, se conducirá, se convocará y se coordinará, pero el papel protagónico estará en las provincias”. Al respecto, y en los pasillos mismos del Ministerio de Educación, los pobladores originarios remarcaron que festejan la llegada de un plan nacional, pero no callaron su desconfianza: “Queremos creer en este ministerio, en sus buenas intenciones, y valoramos tener un interlocutor que escucha, pero la verdad es que cuesta imaginar a (Juan Carlos) Romero, (Roy Abelardo) Nikisch, (Gildo) Insfrán o (Jorge) Sobisch (gobernadores de Salta, Chaco, Formosa y Neuquén, respectivamente), por mencionar sólo algunos, preocuparse por nosotros”.
Informe: Darío Aranda.
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