SOCIEDAD
› PRIMER RELEVAMIENTO NACIONAL DEL EMBARAZO ADOLESCENTE
Parir a los diecisiete
Más de un tercio de las chicas encuestadas, madres que tienen entre 15 y 19 años, dijeron que buscaron quedar embarazadas. La elección, coinciden los expertos, obedece a que su hijo es “lo único propio que van a tener en la vida”.
› Por Mariana Carbajal
Ser madre en la adolescencia se ha convertido en un proyecto de vida deseado por muchas adolescentes pobres. Así surge claramente del primer relevamiento de chicas de 15 a 19 años que acababan de dar a luz realizado en 15 maternidades públicas de siete provincias con altas tasas de fecundidad adolescente: más de un tercio de las encuestadas reportaron que querían tener un hijo, “lo cual plantea que ésta es una alternativa válida para muchas jóvenes”, reveló el estudio coordinado por el Centro de Estudios de Estado y Sociedad (Cedes) con el apoyo del Ministerio de Salud. Casi la mitad del total de las entrevistadas ya no estudiaba al momento de embarazarse. Expertos consultados por Página/12 confirmaron que vienen observando esta tendencia. “Dicen que quieren a ese hijo porque es lo único propio que van a tener en la vida”, describió Walter Barbato, profesor de Ginecología y Obstetricia de la Universidad de Rosario.
La investigación encontró algunos aspectos que resultan muy preocupantes:
- Luego del parto, las flamantes madres adolescentes reciben “en una baja proporción” información sobre la planificación de futuros embarazos.
- La edad promedio del primer embarazo en el universo encuestado fue de 16 años y medio.
- El “fuerte peso que en muchas regiones aún tienen sectores conservadores y la Iglesia Católica” dificulta el desarrollo de acciones para abordar esta problemática.
- Aunque está vigente hace más de un año y medio la ley nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable y el ministerio provee de anticonceptivos a las provincias, los consultorios de planificación familiar de los hospitales generales y las maternidades, así como los centros de salud del primer nivel de atención, “no cuentan con preservativos”, lo que impide la doble protección a la hora de mantener relaciones sexuales, es decir, la prevención de un embarazo y del contagio del VIH/sida.
- Algunos programas provinciales de salud reproductiva “aún no han incorporado a los adolescentes como población objetivo”.
- Muchas de las unidades de adolescencia que están en funcionamiento pertenecen a los hospitales pediátricos, “en los que no existe la oferta de anticoncepción”. Por tal motivo, estas unidades se ven limitadas a la oferta de consejería, sin disponer de métodos anticonceptivos.
- El sentir vergüenza de ir a la escuela o el temor a ser discriminada fue el motivo de abandono escolar reportado por un tercio de las encuestadas. En Tucumán, Salta y Misiones este motivo fue mencionado por aproximadamente la mitad de la adolescentes. Según pudo saber este diario, en un secundario dependiente de la Universidad Nacional de Tucumán, en la capital provincial, directamente las expulsan porque “dan un mal ejemplo”.
Carencias
El estudio es una radiografía del embarazo adolescente en el país. Fue coordinado por la socióloga Mónica Gogna (Cedes-Conicet) y se realizó con el apoyo de la Comisión Nacional de Programas de Investigaciones Sanitarias (Conapris) del Ministerio de Salud de la Nación. Abarcó las principales maternidades públicas de las provincias de Catamarca, Chaco, Misiones, Salta y Tucumán y del Gran Buenos Aires y el Gran Rosario. En total, se entrevistaron 1645 adolescentes que dieron a luz entre diciembre de 2003 y febrero de 2004 en los 15 hospitales seleccionados. Por tratarse de centros de salud estatales se podría inferir que las entrevistadas pertenecen a hogares pobres. Los investigadores entrevistaron además a informantes clave de las áreas de Salud, Educación, Desarrollo Social, Ongs y líderes comunitarios de las jurisdicciones elegidas.
La investigación encontró que las situaciones “más problemáticas” en cuanto a las dificultades que enfrentan las adolescentes para acceder a anticonceptivos se dan en Tucumán, Misiones, Salta y Catamarca. Mientras que Chaco, Rosario, Gran Buenos Aires y La Plata presentan, “con diferencias, situaciones menos desventajosas en términos de accebilidad a los métodos”.
En promedio, el 15,2 por ciento de las adolescentes ya tenían más de un hijo. Pero en Tucumán y La Matanza más del 30 por ciento se encontraba en esa situación.
Entre los hallazgos más significativos figura que al momento del último embarazo “muchas adolescentes se cuidaban de forma intermitente o no se cuidaban a pesar de que no deseaban explícitamente embarazarse o tenían un conocimiento aceptable de los métodos disponibles”. Pero “más de un tercio de las que no se cuidaron reportaron que querían tener un hijo, lo cual –señala el informe– plantea que ésta es una alternativa válida para muchas jóvenes”. Se trata de una tendencia que viene siendo observada por especialistas en el tema. “Es lo que vemos en los talleres con ellas. Ante tantas carencias, el hijo le permite un proyecto propio. Le da identidad a su subjetividad fragilizada. El hijo viene a darles un poco de fortaleza a estas chicas. ‘Ahora quiero ser alguien para mi hijo’, dicen. Es un pilar en el que pueden apoyarse, ya no están solas”, señala Mariana Vera, coordinadora del Proyecto de retención escolar de alumnas/os madres, padres y embarazadas de escuelas medias y técnicas de la Ciudad de Buenos Aires (ver aparte).
Evelina Chapman es pediatra y epidemióloga y se encargó de la investigación en Tucumán. “Algunos informantes clave coinciden en que uno de los mayores problemas de los adolescentes es su adultización, la soledad en la que crecen y la disfuncionalidad familiar en la que viven, factores que favorecen no sólo el embarazo en la adolescencia, sino también otras problemáticas como las adicciones y la violencia. La falta de proyectos de vida parece también como causa y consecuencia del embarazo. ¿Qué proyectos de vida se pueden construir en esta etapa de la vida cuando la mayoría de los niños y jóvenes son pobres, cuando el 70 por ciento de las adolescentes que encuesté en Tucumán no estudiaban al momento del embarazo de su primer hijo y el 50 por ciento ni estudiaba ni trabajaba?”
Más allá de este porcentaje de adolescentes que plantean el deseo temprano de un hijo, el embarazo a otras chicas las sorprende ante la dificultad de prevenirlo.
Derechos
Para Eleonor Faur, consultora en Género de Unicef, es fundamental poner el énfasis en la inclusión educativa de las adolescentes. “La escuela funciona casi como un anticonceptivo. Cuando están en la escuela se embarazan menos. Y cuando tienen mejores niveles educativos y quedan embarazadas es notable cómo van en mayor medida a los controles médicos, con lo cual la escuela también funciona como promoción de la salud durante el embarazo”, apuntó Faur. En Tucumán, por ejemplo, el 68 por ciento de las adolescentes madres encuestadas que acaban de tener su primer hijo tenía 7 años o menos de escolaridad, mientras que entre las que ya tenían más de una criatura, el porcentaje en esas condiciones trepaba al 74 por ciento. “Esto nos dice que 3 de cada 4 adolescentes madres tiene baja escolaridad y que el 50 por ciento de ellas son madres de más de un hijo. Es interesante señalar que a partir de los 8 y 9 años de escuela los índices de embarazo descienden de manera importante”, indicó Chapman.
Para la especialista de Unicef es alarmante que, como señala el estudio del Cedes, no se ofrezcan los medios en todos los servicios hospitalarios para que las adolescentes “no se vuelvan a embarazar”. En esta cuestión la investigación es clara. Entre sus conclusiones señala que en la mayoría de las jurisdicciones analizadas “parecen primar las voluntades y las afinidades personales de los profesionales con la atención de adolescentes por sobre los programas o las líneas específicas de trabajo con esta población, especialmente en la atención del embarazo”.
“El principal obstáculo que encuentran las adolescentes para acceder a la anticoncepción son los médicos que no están capacitados para tratarlas”, cuestionó Cecilia Correa, coordinadora de la Red Nacional de Adolescentes en Salud Sexual y Reproductiva. En los hospitales de provincia de Santa Fe no hay servicios para adolescentes, puntualizó Walter Barbato, profesor de la Universidad Nacional de Rosario. Pero lo que es aún más grave es que “muchos colegas todavía están temerosos de atender a los adolescentes si no concurren con sus padres porque consideran que podrían estar violando la patria potestad”, señaló.
“En muchos lugares no hay provisión de métodos, a pesar del programa nacional. Por ejemplo, en la localidad de Monte Caseros, provincia de Corrientes, la municipalidad tiene acopiados anticonceptivos en un galpón y no los distribuye”, ejemplificó Correa. Barbato precisó que en Santa Fe se están usando apenas el 55 por ciento de los métodos enviados desde el Ministerio de Salud de la Nación porque la gente no tiene información de que están disponibles. En ese sentido, tanto Correa como Barbato y otros profesionales consultados remarcaron como una gran falencia la ausencia de campañas de difusión que informen a la población en edad fértil de la existencia de una ley nacional que garantiza el acceso a los anticonceptivos en forma gratuita en hospitales para que sepan que pueden reclamar métodos en los centros de salud. Consultada sobre este punto, la titular del Programa de Maternidad e Infancia (Promin) de la Nación, Nora Rébora, aseguró que en octubre el Ministerio de Salud lanzará una amplia campaña publicitaria en radios, televisión, vía pública y medios de transporte “para instalar fuertemente el tema en la gente”.
“Además –siguió Correa– todavía hay pocos programas de educación sexual en las escuelas. En la ciudad de Buenos Aires se dan talleres a demanda del colegio. Hay en Neuquén, Chaco y Misiones, pero el problema es qué se entiende por educación sexual. A los chicos y chicas no se les habla de derechos, no se les explica que tienen el derecho a decidir cuándo y cuántos hijos tener.”
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