SOCIEDAD
› PROGRAMAS PARA CONTROLAR A LA PAREJA ONLINE
Espías en tu computadora
Cecilia se separó después de enterarse de que su marido la espiaba desde el trabajo: se metía en su computadora y sabía con quién chateaba y de qué. Esos programas espía ya se ofrecen por e-mail para meterse en la intimidad ajena.
› Por Mariana Carbajal
Cecilia J. todavía no puede creer lo que vivió. Su matrimonio de diez años voló en mil pedazos en noviembre cuando supo que había sido víctima del espionaje informático digitado por su esposo, que con un programa especial leía todos sus e-mails –los que mandaba y los que recibía– y todas sus conversaciones en chats, y llegó a entrar a las computadoras de las personas con las que ella se escribía y chateaba y les capturó correos y cualquier tipo de información personal. “Fue horrible. Me resulta inaceptable que se haya metido con mi intimidad”, dice Cecilia, con la bronca a flor de piel. Precisamente el tipo de software espía que usó su ex esposo está siendo ofrecido a ejecutivos y ejecutivas argentinos para monitorear los movimientos de sus parejas en la computadora y descubrir si les son infieles. El espionaje, incluso, puede hacerse sin necesidad de revisar la PC en cuestión: un programa complementario envía regularmente un informe de la pesquisa a una computadora remota. El ex de Cecilia lo recibía cada 5 minutos en su trabajo.
En Estados Unidos, los spyware –así se llaman– tuvieron una explosión de ventas en el último año, pero su uso ya derivó en una denuncia penal contra un hombre que pretendió controlar los pasos de su ex esposa frente a la pantalla después del divorcio. Aquí, en cambio, existe un gran vacío legal y, aunque el software viola el derecho a la intimidad y la correspondencia epistolar, no es sencillo catalogar el delito.
A Cecilia –su nombre, en realidad, es ficticio para proteger su identidad– ni siquiera se le ocurrió denunciarlo. “Era mi marido”, responde cuando se le pregunta la posibilidad de llevar el caso a la Justicia. Ahora vive paranoica. Ni siquiera tiene Internet en su casa y cuando quiere bajar e-mails o enviarlos, lo hace en un locutorio. Así y todo, teme que alguien la esté espiando. “Después de vivir algo así, te sentís completamente vulnerable”, describió.
Se enteró del espionaje en noviembre. Quince días después, la relación matrimonial se hizo tan insostenible que se separaron, y ahora, ella, de treinta y pico de años, vive con los tres hijos de la pareja. El esposo le capturaba todos los correos electrónicos que ella mandaba y recibía, todas las conversaciones que ella mantenía en chats y conocía todas las páginas web a las que ella ingresaba. “Incluso, entraba a las computadoras de las personas con las que yo me escribía y sacaba datos personales de ellas, hasta fotos familiares, de todo. También recibía en su trabajo todos los correos que ellas mandaban”, contó, todavía impresionada por la actitud de su marido.
Cecilia supo que había sido espiada cuando él mismo le mostró copias de todos sus movimientos en la red. Lo hizo después de preguntarle si ella estaba teniendo algún affaire por Internet. Ante su negativa, la acusó de serle infiel con copia de las charlas que ella venía manteniendo desde un mes atrás con un hombre en particular. “Se había metido en su computadora también y le había destruido todos sus archivos. Además, sabía que era casado, que tenía una hija, hasta me mostró una foto de la nena”, recordó Cecilia. “Nunca me creyó que no nos habíamos visto personalmente, que nunca habíamos hablado por teléfono, que nada más chateábamos. Me reprochó haberme perdido la confianza y en dos semanas nos separamos. Yo me sentí muy culpable por haberlo engañado cuando me preguntó y no pude decirle nada”, precisó. Su marido no sólo espiaba sus pasos en Internet. También la observaba desde su oficina a través de una webcam que inocentemente Cecilia tenía instalada en su PC. “El me veía a qué hora yo me sentaba y qué hacía frente al monitor”, agregó la mujer.
¿Sabe lo que ella está haciendo ahora?
Los programas para monitorear computadoras existen hace años, pero hasta hace poco tiempo eran diseñados para grandes compañías preocupadas por el uso que sus empleados le daban a Internet. Lo más reciente, en cambio, son softwares más baratos y fáciles de usar, accesibles al público en general, que se están destinando no sólo para controlar parejas, sino también a los hijos. En el mercado existen diversos spywares. Uno de ellos, de la firma SpectorSoft.com, se está ofreciendo en las últimas semanas por e-mail a ejecutivos y ejecutivas argentinas. “Si usted siempre se ha preguntado qué hace su pareja en Internet mientras usted no está, ahora puede sacarse la duda”, enuncia el correo electrónico publicitario que está llegando a direcciones de gerentes locales. El programa se vende a 70 dólares y graba automáticamente “TODO” lo que el usuario de la computadora hace en Internet: “todos” los correos electrónicos, “todas” las conversaciones, “todos” los mensajes instantáneos y “todos” los sitios visitados, como hizo el ex de Cecilia.
Según explica el presidente de SpectorSoft, Doug Fowler, crearon la compañía tres años atrás para “ayudar” a los padres a “proteger a sus hijos de proposiciones de adultos que buscan contactos sexuales a través de Internet”, al permitirles a los progenitores revisar con quién chatean sus chicos. “Nunca nos imaginamos que el uso más habitual del producto sería por parte de esposas y maridos que detectaron que sus parejas utilizaban Internet para conocer extraños en busca de sexo”, comenta Fowler. El programa trabaja grabando la información en una carpeta adentro del directorio de Windows. Los archivos tienen nombres sin ninguna información como 4F0BF6D8 .TPS. Pero ni siquiera es necesario acceder a la PC espiada para conocer el resultado de la pesquisa. La misma compañía desarrolló un software (EBlaster) que regularmente envía reportes del espionaje a una dirección de correo designada, como hacía el ex esposo de Cecilia. También se puede instalar el programa en forma remota.
Leer la cartas ajenas en Argentina es un delito y ya existe jurisprudencia que equiparó el correo electrónico con la correspondencia epistolar. Del igual modo, la Constitución protege el derecho a la intimidad. Sin embargo, el vacío legal en materia de delitos informáticos dificulta la denuncia de una intromisión en una computadora (ver aparte). En EE. UU., en cambio, el uso de software espía ya derivó en una causa penal en Michigan, en la que un hombre fue acusado por su ex esposa de instalar este tipo de programa para controlar sus pasos a través de la red después del divorcio, con la ayuda del programa EBlaster. Según determinó una investigación sobre la PC del imputado ordenada por la Fiscalía General de Michigan, el hombre recibía cada 30 minutos un informe con los movimientos de su ex mujer en Internet. El proceso judicial no finalizó, pero el espía podría recibir una pena de hasta cinco años de prisión.
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