SOCIEDAD › REACCION EN LA LEGISLATURA CONTRA EXPRESIONES DE BERGOGLIO
Rechazos en nombre de la educación
Legisladores de distintos bloques cuestionaron las duras críticas del arzobispo de Buenos Aires al proyecto de ley de educación sexual que se debate en ese cuerpo. Bergoglio, al calificar la iniciativa de “fascista”, despertó condenas y perplejidad.
Por Mariana Carbajal
Un amplio rechazo generaron en la Legislatura porteña las declaraciones del arzobispo de Buenos Aires sobre el proyecto de ley –impulsado por kirchneristas y macristas moderados– que incorpora la educación sexual en las escuelas de la ciudad. El cardenal Jorge Bergoglio calificó a la iniciativa como “más fascista que la que podría hacer Goebbels”, en referencia al secretario de Propaganda de Adolf Hitler. Diputados de distintos bloques expresaron su sorpresa y a la vez repudiaron las polémicas palabras del arzobispo.
“Hace mucho tiempo que en el país no se demoniza a los que piensan diferente. Es una respuesta inmadura para un debate pluralista como el que estamos dando”, replicó la diputada macrista María Florencia Polimeni, una de las impulsoras de la normativa.
“Resulta llamativo que el cardenal Bergoglio, que es un digno representante de un sector de la Iglesia que viene bregando por la igualdad entre los hombres, trate de nazi a gente que no comparte sus ideas. Está equivocado. No buscamos imponer desde una minoría una ley. Estamos buscando un consenso y consideramos que la educación sexual debe estar impuesta desde el Estado”, contestó Diego Kravetz, del kirchnerismo, otro de los fervientes defensores de la iniciativa. Su compañera de bancada Ana María Suppa, autora del proyecto, también se mostró sorprendida por la belicosidad de las palabras de Bergoglio. “Se le fue la mano. Me llama la atención que una ley tan necesaria para la ciudad de Buenos Aires reciba una respuesta tan fuerte del cardenal”, consideró Suppa, al ser consultada por Página/12.
“Bergoglio calumnia burdamente a la izquierda comparándola con los nazis, mientras olvida que la cúpula de la Iglesia fue cómplice de la dictadura y hasta bendijeron a los responsables de secuestros, torturas y robo de niños”, disparó Vilma Ripoll, de Izquierda Unida, quien también apoya el proyecto. La ex bullrichista María Eugenia Estenssoro se mostró perpleja: “Me dio pena porque son declaraciones muy pobres y todo lo que he leído de Bergoglio siempre me ha parecido de un gran nivel intelectual y espiritual. Sus palabras no representan a la mayoría católica. La educación sexual en las escuelas no puede seguir siendo un tema tabú: tiene que haber una currícula básica que sirva también para los docentes y los padres”, consideró Estenssoro.
Bergoglio se manifestó sobre el proyecto ante unos mil padres de 290 escuelas católicas de la ciudad, reunidos el sábado en el colegio La Salle, en una jornada de reflexión organizada por la Vicaría de Educación de la arquidiócesis porteña. “Existe un grupo de gente progresista o de izquierda que propone una norma más fascista que la que podría imaginar Goebbels de selección de chicos, como las que eliminaban a los enanos en los campos nazis”, afirmó el cardenal primado, dejando más que clara la oposición de la jerarquía católica. Y siguió: “Hay que atreverse a decir no a la educación impuesta por el Estado o un grupo minoritario. Debemos apostar por nuestros hijos y no a que nos los roben. De eso somos responsables nosotros: a la cría la defienden los padres”, enfatizó.
Las palabras de Bergoglio llamaron la atención en la Legislatura porque hasta ahora la jerarquía eclesiástica había expresado sus diferencias con el proyecto con un tono moderado. El único diputado que compartió el punto de vista del cardenal fue el macrista más duro, Jorge Enríquez. “Estoy totalmente de acuerdo con él”, dijo a este diario. Enríquez junto con sus compañeros de bloque Santiago de Estrada y Juan Carlos Lynch, anunciaron que presentarán un proyecto con la posición del catolicismo más conservador, que pretende que los contenidos de la educación sexual que se brinde a los alumnos no los defina el Estado a través de la Secretaría de Educación –como propone el proyecto de Suppa– sino los padres de los chicos en cada escuela.
La propuesta que impulsan kirchneristas y macristas blandos, con el apoyo del ARI, IU y ex bullrichistas, incorpora la educación sexual en formaobligatoria desde el preescolar hasta el último año del secundario tanto en escuelas públicas como privadas, laicas y confesionales “según los valores y creencias” de cada institución. El proyecto le da participación a los padres, quienes podrán monitorear y opinar sobre la forma en que se dicten los temas. Pero lo que más irrita a los sectores más reaccionarios es que fija los temas que deben tratarse en las aulas “de acuerdo con la edad de los alumnos”, entre ellos, que se hable de orientación sexual y homosexualidad.
En los últimos cinco viernes, la Comisión de Educación invitó a referentes de distintos ámbitos para que expongan sus posiciones. Paralelamente, asesores de los diputados se están reuniendo con una funcionaria de la Secretaría de Educación porteña para acercar posiciones y lograr así mayor consenso. “Queremos una ley que se pueda aplicar”, aclaró ayer Suppa a Página/12. La diputada y sus aliados piensan sacar un dictamen de mayoría en la Comisión de Educación y llevarlo a votación al recinto antes de fin de año. Esperan una fuerte embestida de la Iglesia Católica. Están convencidos de que presionará fundamentalmente sobre los legisladores más conservadores y también sobre el Ejecutivo porteño para que alinee a sus legisladores en contra del proyecto. Ayer, los ibarristas prefirieron el silencio. La Secretaría de Educación, con buenas relaciones con la Vicaría de Educación, está de acuerdo con que se dicte educación sexual –aunque nunca la ha impulsado ni siquiera en aulas públicas–, pero no quiere que la Legislatura defina sobre qué hablarles a los chicos para evitar un enfrentamiento con la jerarquía católica.