En lo que fue definido como un “accidente dramático”, un joven activista ambientalista francés, de 21 años, fue arrollado por un tren mientras participaba de una protesta antinuclear en Avricourt, cerca de la frontera alemana. El joven se había encadenado a las vías para impedir el paso del ferrocarril que trasladaba doce contenedores de residuos nucleares hacia Alemania. El convoy le amputó una pierna. Los bomberos no pudieron reanimar al ambientalista, que murió pocas horas después.
El fiscal Michel Senthille tomó parte en la investigación. Ante los medios de prensa dijo anoche que en Avricourt había ocho manifestantes que protestaban contra la expansión y el uso de la energía atómica. Todos estaban dispuestos a bloquear el paso del tren. Tras una curva, explicó, empujaron un dispositivo para ubicarlo debajo de la vía, en él podían ubicarse hasta cuatro personas para sumarse a la protesta. “Tres de los cuatro activistas pudieron liberarse”, dijo Senthille. Pero uno de ellos, que se había sujetado directamente a las vías, perdió una pierna.
Según el fiscal, “el tren de 400 metros de largo y 2000 toneladas circulaba a 100 kilómetros por hora y salía de una curva cuando se encontró con los manifestantes”. Pocas horas después del accidente, el convoy prosiguió la marcha con destino a Alemania. De acuerdo con la información de los ferrocarriles franceses, tras la curva el maquinista vio demasiado tarde a los manifestantes. Aunque activó el freno de emergencia, no logró detener a tiempo el tren con la carga.
La empresa de ferrocarriles es responsable del transporte y el tren viaja acompañada de un empleado de la compañía de reprocesamiento nuclear dueña de la carga. Un portavoz de esa empresa llamada Cogema señaló ayer que la firma lamentaba el “dramático accidente”.
Antes del accidente en la curva fatal, el tren con los doce contenedores de desechos nucleares había sido detenido durante dos horas en Laneueveville, cerca de la localidad de Nancy, por otros manifestantes encadenados. Los ambientalistas también se habían encadenado a las vías. Pero la policía les aflojó las cadenas, los liberó de las vías y terminó arrestándolos por la protesta.
Hacía varias horas que el tren había salido de la estación de origen. El sábado a la tarde comenzó el recorrido en Valognes, cerca de Le Hague, con las 174,7 toneladas de carga de residuos vitifricados. Según los funcionarios de la compañía, debía llegar a destino final en el depósito de Gorleben, en Alemania, el martes próximo.
Para las organizaciones ambientalistas, el accidente y la muerte del joven francés fueron una sorpresa. De acuerdo con la información que recogieron las agencias de noticias locales ayer a la noche, ninguna de las instituciones organizadoras de estas protestas sabía que un grupo de ecologistas pretendía detener nuevamente el paso del tren en la Lorena. “No contamos con que ocurriera algo así y no tenemos a nadie allí”, le dijo a la agencia DPA un portavoz de la organización Greenpeace francesa. Según las agencias, la acción de protesta se habría hecho de forma particular. Los manifestantes, al parecer, no informaron ni a la prensa ni a los ferrocarriles o a la operadora nuclear Areva sobre la existencia de la protesta.
Anoche, otros grupos ecologistas intentaban desesperadamente contactarse con los sobrevivientes. La noticia de la muerte provocó conmoción, especialmente en la región de la Baja Sajonia alemana, donde se producen las mayores protestas contra el transporte de residuos nucleares.