Luego de dos años de disputas judiciales, integrantes de la comunidad mapuche se encontraron ayer en Roma, por primera vez, con el multimillonario Luciano Benetton, el mayor terrateniente de la Argentina, el empresario, que en 2002 iniciara una causa penal por usurpación contra el matrimonio Atilio Curiñanco-Rosa Rúa Nehuelquir que vivían en el paraje Santa Rosa, Chubut, y que los desalojara violentamente a través de la policía, argumentando que esas tierras son de su propiedad. Esta vez frente a frente, los mapuches y el premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, rechazaron la donación de las 2500 hectáreas ofrecidas el lunes por el magnate, aunque aclararon que sólo aceptarían las tierras si incluyen los lotes del matrimonio desalojado. Finalmente, reivindicaron sus reclamos por la restitución de sus territorios ancestrales. El final quedó abierto y no se descarta la posibilidad de un nuevo encuentro.
Ante la clara negativa de los mapuches, nació una nueva posibilidad: que Benetton dé las tierras al Estado. “Cuando las 2500 hectáreas fueron rechazadas, la oferta quedó sin destinatarios. Entonces Benetton se las ofreció al Estado para que las destinara a varias comunidades. Y fue en ese momento en que esbozamos una idea que es la que está en pie y nos parece la más viable y sensata: que dentro de esa oferta esté el predio Santa Rosa (de 535 hectáreas) y que el Estado la dé en propiedad comunitaria”, relató a Página/12 Gustavo Macayo, abogado del matrimonio Curiñanco-Nehuelquir, que también participó del diálogo.
En la reunión estuvieron, además, Mauro Millán, de la organización 11 de Octubre; el cineasta italiano Gianni Minà; miembros de la ONG Raíces (organizadora de la reunión); el embajador argentino en Italia, Victorio Taccetti; el alcalde de Roma, Walter Veltroni, y la esposa de Benetton.
Durante poco más de tres horas de charla, quedó en claro la posición de las dos partes enfrentadas y, por ahora, ninguna se modificó.
El magnate italiano ratificó la donación de 2500 hectáreas, que representan el 0,25 por ciento del total de las 970 mil hectáreas que posee en la Patagonia e, inclusive, “planteó que primero iba a verificar qué tierras de la periferia” de su inmensa estancia estaban “aptas”, con lo cual dejó en claro que aún no sabe cuál parte del territorio va a ceder, explicó Mauro Millán. Los mapuches sospechan que detrás de esta postura podría esconderse la cesión de las parcelas menos ricas y aptas para su explotación.
“Sin embargo, para nosotros, el lote tiene un sentido espiritual y cultural. Se tenía que entender esto y lo dejamos en claro. La propuesta consistió en la restitución del predio que les pertenece a Curiñanco y Nehuelquir a través de un planteo integral del conflicto que se generó con la llegada de Benetton” a la Patagonia, añadió Millán. El, junto con sus hermanos de la comunidad, mantendrá hoy un encuentro con el embajador argentino, a quien durante la reunión “notamos muy comprometido, pero no ofreció nada concreto, ya que sólo dijo que el Gobierno hará todo lo posible para que se arribe a una solución”. Desde la embajada argentina en Italia, ante una consulta de este diario, no precisaron cuál será su posición frente a la oferta del italiano.
Según Gustavo Macayo, “aunque no se haya concretado una solución definitiva, hubo varios avances y por ello el final fue muy abierto. Se hizo una propuesta sobre la que el mismo Benetton va a reflexionar, y hay que darle un plazo razonable para no frustrar ese pequeño avance”.
Ante este nuevo contexto quedó abierta la posibilidad de otra reunión. “No sé si eso va a pasar, no descartamos absolutamente nada. Lo que sí, vamos a cumplir a rajatabla nuestra agenda” por varias ciudades italianas, manifestó el letrado “sorprendido” por la difusión que este asunto tuvo en varios países europeos. “Esto está generando esperanzas por el seguimiento mediático del tema en los medios, debido a la forma en que estamos enfrentando esta lucha que, junto con otras, tiene un común denominador: la lucha contra la invasión de las multinacionales.” Otro de los planteos giró en torno de los objetos mapuches que están en el museo de Leleque, que fue montado por Benetton en esa ciudad de Chubut. Además de la entrega de esas reliquias, el pueblo reclama que “cambie el mensaje ideológico y mentiroso que tiene el museo, porque nos muestra como un pueblo que ya no existe. Existimos, no hemos desaparecido”, concluyó Millán.

Informe: Adrián Figueroa Díaz.