Políticos y jefes policiales tratan de sacar rédito de la investigación sobre el caso del violador serial. Según coinciden varios especialistas consultados por este diario, en realidad deberían pedirle disculpas a la población cordobesa y, sobre todo, a las jóvenes que fueron víctimas de Marcelo Sajem.

1 ¿Cuándo empezaron las autoridades a preocuparse por la existencia de un hombre que violaba jóvenes de no más de 25 años en un área relativamente pequeña?
En verdad, recién cuando una de las chicas violadas hizo público el caso mediante un correo electrónico, en septiembre. Esto hizo detonar el escándalo. Hasta ese momento todo lo que existía era una investigación burocrática y poco seria.

2 Con el escándalo, ¿empezó realmente la pesquisa?
Tampoco demasiado. La presión sobre la policía se empezó a sentir recién cuando algunas de las chicas dijeron que, por la forma de registrarlas y por el corte de pelo, el violador podía ser policía. Hasta ese momento, la investigación burocrática seguía. Como señaló el especialista Alejandro Zeverin, master en Criminología de la Universidad de Barcelona, “a lo largo de años de violaciones de este sujeto no se trabajó con los vecinos ni con mujeres policías vestidas de civil que hicieran que este psicópata cayera en una trampa”.

3 ¿Sajem era un protegido de la policía cordobesa?
Sí, en el negocio de compra y venta de autos truchos. Es más, uno de sus amigos –socio en esa actividad ilegal– lo llevó hace unos días en una camioneta Renault Kangoo a un operativo policial armado en el que le sacaron una foto. En ese momento, todavía no estaban seguros de que Sajen era el violador serial. Cuando lo estuvieron, ese amigo, también protegido del negocio de los autos truchos, terminó entregándolo. Como en el caso del secuestro de Axel Blumberg, la policía no protegía la actividad de los secuestros como ahora no protegía las violaciones, pero sí tenía relación con los acusados, el Oso Peralta y Sajen, respectivamente, en el negocio de los autos robados.

4 ¿Por qué tardaron años en determinar quién era el violador?
Por falta de interés, investigación burocrática, ineficiencia, inacción. Revisar los archivos para verificar el modus operandi en casos anteriores es elemental. Los violadores seriales son compulsivos, científicamente se habla de “impulsos irrefrenables”, por lo que tienden a repetir su conducta, entre otras cosas porque en la mayoría de los casos se trata de personas que fueron violadas siendo menores o adolescentes. Recién en noviembre, cuando el caso lo tomó el fiscal Ugarte, después de 60 violaciones, se hizo un estudio serio de los archivos. Sajem debió haber sido capturado hace muchísimo tiempo.

5 ¿Fue correcto mostrar la foto públicamente y anunciar el nombre del violador serial? ¿O debió haberse actuado en forma silenciosa hasta capturarlo?
Los especialistas coinciden en que eso fue correcto. Desde hace una semana se lo buscaba sin hacer pública la identidad, pero el hombre se les había escabullido. Por ello se convertía en un peligro y había riesgos de que pudiera volver a violar. De hecho, en el pantalón se le encontró una pastilla de Viagra, lo que indica que estaba a la expectativa de encontrar una nueva víctima. En ese terreno, debe recordarse siempre que se trata de un impulso irrefrenable.

6 ¿Se pegó un tiro o la policía lo mató para silenciarlo y silenciar las relaciones que mantenía con los uniformados?
Por de pronto habrá que esperar las pruebas sobre los rastros de pólvora en su mano. En general, los violadores no tienen conductas suicidas, pero en este caso, Sajen sabía lo que le esperaba, porque ya había estado en prisión. Era seguro que volvería a la cárcel donde iba a ser sometido auna larga serie de violaciones y terminaría como sirvienta de un matón con lazos con el Servicio Penitenciario. Sucede que los presos adoran a sus madres, hermanas, novias y esposas y toman la violación como un delito contra sus mujeres. La venganza siempre es ésa: la violación del violador.
En definitiva, si se hiciera un juicio sobre la calidad de la investigación, todo indica que los funcionarios políticos y policiales no saldrían absueltos.