Un testigo del caso de Chascomús dio un importante impulso a la investigación después de reconocer que tres de los cuatro detenidos por el crimen de Mauricio Ponce de León se encontraban en el lugar donde fue abandonado el cadáver del joven discapacitado, según aseguraron a este diario fuentes judiciales. En su declaración, el nuevo testigo encubierto pudo reconocer a Matías Bustingorri, Néstor Torrado y Diego Urquiaga bajando del 206 negro de la víctima. Los tres quedan de esa forma mucho más comprometidos. También declararon los empleados del All Sports Café, quienes revelaron que antes del crimen los cuatro detenidos y la víctima se encontraban en el bar y después de la hora del crimen los cuatro detenidos se volvieron a reunir allí. Los familiares de Mauricio y su abogado tuvieron una audiencia con la procuradora bonaerense, María del Carmen Falbo. “Pedimos que se investigue a fondo y que no se detenga como pasó en otros casos”, dijo Américo, padre de la víctima.
Aunque públicamente el caso sigue apareciendo como engorroso y entramado con versiones dudosas, las líneas de investigación siguen avanzando y confirman lo anticipado por Página/12: la principal hipótesis es la de la droga, ahora confirmada por testimonios de empleados y por el hallazgo de cuatro ravioles de cocaína en el auto de Matías Bustingorri. En ese mismo auto, además, hallaron una laptop robada de una casa de Chascomús en febrero pasado.
Dos testigos se encuentran bajo identidad reservada. Uno de ellos declaró al inicio de la causa y es el que reveló haber visto a tres personas alrededor del 206 de Mauricio y que luego de que se fueran, en el vehículo, se acercó al lugar para descubrir el cadáver. El segundo testigo avanzó aún más: según revelaron fuentes judiciales a este diario, habría reconocido a Bustingorri, Torrado y Urquiaga.
Además, declararon los empleados del All Sports Café, confirmando también lo que había anticipado este diario: en una sala al fondo de la planta baja del club, detrás del All Sports, funcionaba algo que los empleados definieron como “una actividad rara”, y que describieron como mesas de juego clandestinas. Según refirió la fuente, los empleados testimoniaron que “allí no podía pasar nadie sin autorización de Bricio (Rubén, presidente del Club de Empleados), de Tanzi (Leonardo, concesionario del bar) o de Bustingorri”. Dijeron que entrando a la derecha había una mesa de juego.
Entretanto, ayer, los padres de Mauricio y su tía Mabel se reunieron con la procuradora general de la Suprema Corte, María del Carmen Falbo. “Nos sentimos muy bien recibidos”, dijo Américo a este diario. Falbo se comprometió a que la causa no se dispersaría como el humo. Por la tarde, Martín Arias Duval, segundo del ministro de Seguridad bonaerense, León Arslanian, se reunía con la intendenta local, Liliana Denot.