Mié 09.03.2005

SOCIEDAD

Una declaración de la ONU contra la clonación humana

La Asamblea General de las Naciones Unidas se pronunció ayer por la prohibición de esa práctica científica, tanto para fines reproductivos como terapéuticos. La declaración no es vinculante. Argentina se abstuvo.

La Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) adoptó ayer una declaración en contra de todo tipo de clonación humana, a través de la cual, además, se insta a todos los Estados miembros a elaborar medidas para la efectiva prohibición de esa práctica científica. La restricción recae tanto para las clonaciones reproductivas como para las que persiguen fines terapéuticos a favor del combate contra enfermedades, hasta ahora, incurables. Esta posición fue orientada por los representantes del gobierno de Estados Unidos, país que hizo valer su peso político durante el extenso debate en el organismo internacional. A la hora de la votación, la Argentina optó por la abstención. Científicos locales se manifestaron en contra de lo votado y denuncian que ello podría desatar una caza de brujas en contra de la investigación científica.
Fuentes de la Cancillería argentina explicaron a Página/12 que “la declaración es básicamente un documento político y no un compromiso que obliga a tomar una decisión”. Este sería uno de los motivos por los cuales el país optó por la posición abstencionista, casi coherente con la postura intermedia que la administración nacional manifestó en los últimos años: a favor de la clonación terapéutica y en contra de la reproductiva.
El Comité de Etica en la Ciencia y Tecnología, encargado de asesorar al gobierno nacional en materia de clonación, recomendó manifestarse “a favor de la clonación con fines terapéuticos y en contra de la reproductiva porque es insegura y éticamente controvertida”, sostuvo su coordinadora, Otilia Vainstok, en diálogo con este diario.
“Esta declaración –añadió– es la expresión del estado del mundo, de un alineamiento político. La clonación es una técnica para producir embriones que generen células para investigar. En nuestro país eso no ha sido profundizado porque un decreto de (la gestión de Carlos) Menem inhibe el otorgamiento de fondos para ese tipo de investigaciones.”
“En varios países se investiga de manera exitosa pero trabajosa porque lleva años conocer técnicas para crear nuevas formas de reparar la salud humana. Transitar ese camino abre la posibilidad de mejorar la calidad de nuestras vidas en un mundo que va a ser distinto y necesitará de una medicina diferente”, agregó la especialista.
El texto aprobado ayer por la ONU sugiere que se prohíban “todas las formas de clonación de seres humanos en la medida en que sean incompatibles con la dignidad humana y la protección de la vida humana”. Motivo por el cual los países que adhieran podrán diseñar leyes para “impedir la aplicación de las técnicas de ingeniería genética que vayan en contra de la dignidad humana”. Pero pese a que la mayoría aprobó la declaración, varios países anticiparon que no prohibirán la investigación sobre células madre con propósitos terapéuticos para favorecer la lucha contra enfermedades como el Alzheimer, el cáncer o la diabetes.
“Creo que el documento es un hecho desafortunado”, opinó Alberto Kornblihtt, investigador del Conicet. En diálogo con Página/12, Kornblihtt, profesor de la UBA, consideró que “debería distinguir entre la clonación reproductiva y aquella con fines terapéuticos o de investigación. Esta declaración no las distingue y existe el peligro de que se genere una caza de brujas o una restricción en la libertad de investigación. La clonación es un tema abierto pero con muchas resistencias motivadas por prejuicios de orden confesional”.
El documento fue aprobado en una dura discusión, tras la cual 84 países votaron a favor, 34 en contra y 37 se abstuvieron, entre ellos la Argentina. Los números fueron similares a los obtenidos cuando el tema fue presentado al VI Comité de Asuntos Legales de la Asamblea, en febrero pasado. Bélgica, el Reino Unido y China estuvieron al frente de la oposición.
La declaración de la Asamblea General no constituye un instrumento jurídico vinculante para los 191 Estados miembros, pero sugiere la orientación que deben tener tanto sus políticas en materia de ciencia einvestigación como su propia legislación. Y, a la vez, marca el ritmo que debiera seguir la clonación humana en el concierto internacional.
Los motivos por los cuales esta declaración podría interpretarse como una victoria estadounidense –y del agrado del Vaticano– se asienta en las persistentes gestiones de ese país para llegar al resultado de ayer. La posición de la administración de George W. Bush respecto de este tema a nivel internacional fue la misma que propuso en su país: por la prohibición total. Con la diferencia que afuera de sus fronteras no consiguió el apoyo esperado.
A fines de 2004, Italia presentó un borrador que restringía “toda tentativa de crear vida humana” y ésta fue la postura sobre la que maniobró Estados Unidos con el apoyo de Costa Rica y Honduras, que presentó la propuesta que el mes pasado fue aprobada en la Comisión de Asuntos Legales de la ONU.
Pese a que la prohibición sugerida es un hecho, “tenemos que seguir trabajando en la dirección necesaria –añadió Vainstok–, apoyando la investigación científica y aquellas políticas que favorezcan el bienestar de la gente. La declaración (de la ONU) no inhibe esta posibilidad”.

Informe: Adrián Figueroa Díaz.

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