Sáb 23.04.2005

SOCIEDAD  › RESPUESTA AL MATRIMONIO ENTRE HOMOSEXUALES EN ESPAÑA

El Vaticano llama a resistir

El presidente del Consejo para la Familia pidió a los funcionarios que se nieguen a cumplir la ley, aunque pierdan el empleo.

La reacción de la Iglesia fue inmediata. La media sanción de la ley que permite a los gays españoles casarse y adoptar chicos es “de una grandísima injusticia”, ya que significa “la destrucción de la familia pedazo a pedazo”. La voz que emergió del Vaticano fue la del presidente del Consejo Pontificio para la Familia, Alfonso López Trujillo. “No se pueden imponer cosas injustas a los pueblos”, dictaminó este cardenal colombiano, quien comunicó que “la Iglesia llama con urgencia a la libertad de conciencia y al deber de oponerse”, y advirtió que “todos los cristianos deben estar preparados incluso a pagar el precio más alto” para evitar las bodas gays. A responderle salió la número dos del gobierno español, María Teresa Fernández de la Vega, quien afirmó que “los funcionarios no podrán acogerse a la objeción, ya que han de cumplir las leyes que el Parlamento aprueba en una sociedad democrática”, y consideró que con la ley “todos van a poder constituir una familia con arreglo al derecho canónico o civil”.
Para López Trujillo, “la parte más insensata y negativa” de la ley que entrará en vigencia dentro de tres meses es la posibilidad de adoptar chicos que tendrán los matrimonios del mismo sexo. Será factible por la generalización semántica de las palabras “madre” y “padre” en el Código Civil español, que serán unificadas en el término “progenitor”.
Los objetores de conciencia, sean funcionarios municipales o profesionales relacionados con estas bodas, tienen “el deber de oponerse” a ellas. “Deben estar preparados a pagar el precio más alto, aunque signifique perder el trabajo”, evaluó López Trujillo.
Para sostener su argumento, el cardenal evocó palabras del Papa, dichas cuando sólo se lo conocía como Josef Ratzinger. “Habló con gran claridad de cuán destructiva era esta ley que abre el camino a la deshumanización”, juzgó López Trujillo. En un diálogo con el periodista alemán Peter Seewald, recogida en el libro Dios y el mundo, Ratzinger dijo que cuando “en un matrimonio, en una familia, ya no cuenta que sean hombre y mujer, sino que se equipara la igualdad de sexo a esa relación, se está vulnerando el tipo fundamental de la construcción de la persona”.
El purpurado colombiano pidió que “en todas las profesiones que de alguna manera tienen algo que ver con la aplicación” de esta ley, los funcionarios cumplan con la “objeción de conciencia que se pide a médicos y enfermeros contra un crimen como el aborto”, indicó.
La postura del Vaticano fue rechazada por el gobierno español y por las ONGs de militantes gays. La viceministra primera de España hizo notar que “los funcionarios no podrán acogerse a la objeción, ya que han de cumplir las leyes que el Parlamento aprueba en una sociedad democrática”. Y resaltó que “las leyes deben ser cumplidas por todo el mundo, pero sobre todo por los que prestan servicios en la función pública”.
De la Vega indicó que “todos los ciudadanos van a poder constituir una familia con arreglo al derecho canónico o civil”, según sus preferencias. Y señaló que el gobierno “se mueve en la absoluta convicción y tranquilidad de cumplir los compromisos con los ciudadanos, de ser absolutamente respetuosos con la posición de todo el mundo”.
La Fundación Triángulo para la igualdad de gays y lesbianas pidió al gobierno que eleve una protesta diplomática contra el estado Vaticano por los dichos de López Trujillo. También acusó “de no aceptar la democracia” a la Conferencia Episcopal de España, que defiende los mismos argumentos del nuevo Papa. Y le recomendó que “si quiere decidir lo que votan sus parlamentarios, lo que tiene que hacer es presentarse a elecciones”.
La ley de matrimonios gays fue aprobada el jueves por el Congreso de Diputados por 183 votos a favor, 136 en contra y seis abstenciones. En tres meses se tratará en el Senado, donde cuenta con mayoría favorable. Así España será el segundo país de Europa donde se permite a los gays casarse y adoptar chicos. En Bélgica, sólo es legal su matrimonio. Para lo que en el Vaticano será considerado “malas juntas”, la vecina Portugal se quiere sumar a esta lista. Ayer, ONGs pro gays se manifestaron para que el gobierno socialista portugués apruebe una ley como la de España.

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