SOCIEDAD
› EN CHASCOMUS, POR LA LIBERACION DE DOS DETENIDOS
Marcha contra la impunidad
Vecinos y familiares de Mauricio Ponce de León, asesinado a puñaladas en febrero, protestaron por la libertad de dos detenidos. Dicen que la decisión se basó en testimonios “dudosos”.
› Por Raúl Kollmann
El crimen de Chascomús se está convirtiendo en un verdadero escándalo. Pese a que existe una pericia en la causa por la que se determinó que al menos tres personas participaron del homicidio del joven discapacitado Mauricio “Perico” Ponce de León, la Justicia admitió ayer la versión dada por dos presos ante quienes, supuestamente, el ahora único detenido Diego Urquiaga confesó que actuó solo en el asesinato. Sobre la base de esos testimonios, que fuentes cercanas a la causa consideran al menos como dudosos, la jueza Laura Elías dispuso la libertad de dos imputados y, además, desechó otras pruebas que incriminaban a los que ahora están libres. Todas las declaraciones fueron tomadas por la policía de Chascomús y recién después pasaron a sede judicial, por lo cual el caso deja entrever una trama policial y política de posible encubrimiento. Ayer, unas mil personas marcharon por el centro de Chascomús reclamando que esa ciudad no se convierta en la “capital de la impunidad”.
Los dos detenidos que recuperaron la libertad son Néstor Bustingorri y Pablo Brandoni. Estos son los elementos que los incriminaban:
- Bustingorri es conocido en Chascomús como El Arquitecto, porque “hacía casas”, lo que traducido significa que robaba viviendas, sobre todo de personas que no permanecían en Chascomús. En el momento de la detención estaba a bordo de un Peugeot 405, un vehículo que está lejos de sus posibilidades económicas, y dentro del auto se encontraron una computadora y una cámara digital, ambas presuntamente robadas en distintas viviendas. Su propia madre declaró judicialmente que Bustingorri robaba para varios oficiales de la policía que lo tenían dominado, ya que en cualquier momento podían meterlo preso por sus actividades delictivas. El elemento más incriminante contra Bustingorri fue que dos testigos dijeron haberlo visto, con su auto, cerca de la laguna, arrojando el cuerpo de Mauricio Ponce de León. En forma asombrosa, esos dos testigos se retractaron en el último tiempo. Un tercer testigo también se desdijo e incluso mencionó que había mentido por pedido de la familia de Urquiaga.
- Pablo Brandoni fue detenido porque le reconoció al padre de la víctima y luego lo hizo judicialmente que, veinte días antes del crimen, Diego Urquiaga le había ofrecido participar del plan del asesinato y que su tarea sería cavar la tumba. Brandoni, siendo el más cercano amigo de Perico, no se lo contó a nadie y recién reveló ese dato después del asesinato, cuando, en un momento de arrepentimiento en el velatorio, llorando, le hizo el relato al padre de Perico.
El elemento decisivo que toma en cuenta la jueza Laura Elías es que dos presos, de apellidos Loveccino y Soldani, ambos acusados de estafa y detenidos en la comisaría de General Belgrano, declararon ante la policía que Urquiaga se quebró mientras le leían la Biblia y les confesó dentro de la celda que compartían que él solo mató a Perico. Según el abogado de Urquiaga, José Luis Menchón, los testimonios son poco creíbles, ya que ambos detenidos son clientes de otro letrado, Héctor Zamora, casualmente defensor de Bustingorri, el principal beneficiado con lo que dijeron los presos.
Según el relato de los detenidos, Urquiaga llevó engañado a Ponce de León hasta las inmediaciones de la laguna, lo golpeó con sus propias muletas, le pasó por encima con su auto, luego volvió a su casa, agarró un cuchillo y le pegó 30 cuchilladas. En realidad, Urquiaga está muy comprometido con el crimen, ya que en su casa se encontró el celular de Perico, mientras que la batería de ese mismo celular apareció debajo del cuerpo de la víctima. Además, Urquiaga dijo que le vendió a Ponce de León un DVD que había comprado en Paraguay cuando viajó con su novia, pero ésta afirmó judicialmente que nunca estuvo allí. Lo que parece claro, más allá de lo resuelto por la jueza el lunes, es que más de una persona actuó en el asesinato. Existe una pericia, con fotos, croquis y largas explicaciones que demuestra que al menos tres fueron los participantes del homicidio. Incluso la autopsia hablaría de dos cuchillos distintos.
El otro elemento clave del caso es el móvil. De entrada se mencionó un secuestro, pero poco a poco la familia de Perico puso en el centro de la escena la compra del Club de Empleados de Chascomús, un predio en el que funcionaban una bailanta, un boliche conocido como El Sport y una especie de sala de juegos en la que, según mencionan los familiares de Perico, se vendía droga. Todo el complejo fue a remate, se lo adjudicó Perico tras una batalla legal de 14 meses y seis días después de la entrega de la llave se produjo el asesinato.
En la causa declaró el juez Ricardo Larrosa, encargado de llevar la propiedad a remate: relató que el ex diputado justicialista Rubén Omar Bricio, dueño del edificio del Club, le dijo en su despacho que “no sabíamos con quién nos metíamos”.
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