Mar 24.05.2005

SOCIEDAD

La asociación de pilotos quiere prevenir otro Whisky Romeo Zulu

El gremio advierte que las compañías aéreas no respetan los tiempos de descanso de los pilotos y que la presión empresaria pone en riesgo la seguridad aérea. Amenazan con un paro para el viernes.

› Por Eduardo Videla

El gremio que nuclea a los pilotos de líneas aéreas advirtió ayer que la “presión empresaria” que sufren para volar, sin respetar las normas de descanso obligatorio, pone en riesgo la seguridad de los vuelos. Los representantes del gremio aseguraron que las condiciones de la aeronavegación comercial no han variado demasiado desde 1999, cuando se produjo la tragedia de Aeroparque. Los pilotos presentaron una denuncia ante la Fuerza Aérea –autoridad regulatoria de la aviación civil– que, según dijeron, fue desestimada por cuestiones formales. Por eso anunciaron un paro para el viernes próximo, si no hay respuestas oficiales a su reclamo. El marco que eligieron para lanzar esta advertencia fue la proyección del film Whisky Romeo Zulu –dirigido por el ex piloto Enrique Piñeyro, que narra los antecedentes de la tragedia de LAPA–, en una función especial para afiliados al gremio y para periodistas, con posterior debate.
La proyección del film fue organizada por la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (APLA) y de la mesa redonda participó un representante de la Federación Internacional de Pilotos, el mexicano Luis Arroyo; el especialista en accidentología aérea y perito de la causa LAPA, Alejandro López Camelo; el abogado del gremio, Néstor Perl, y el propio Piñeyro.
“La presión empresaria es el enemigo número uno de la seguridad”, advirtió el presidente de APLA, Jorge Pérez Tamayo. “No podemos permitir que se produzcan las condiciones para que ocurra otro accidente”, alertó.
La elocuente película de Piñeyro alude a que el accidente que el 30 de agosto de 1999, que provocó la muerte de 67 personas –más que el producto de un error del piloto– fue la consecuencia de una serie de irregularidades que podrían clasificarse en dos grupos: la falta de mantenimiento en las aeronaves y las sobreexigencias empresarias para con los pilotos vuelen, sin tomar los tiempos de descanso reglamentario.
“Presentamos la denuncia ante la Fuerza Aérea, que es el organismo de control de los vuelos aerocomerciales, de que la empresa Aerolíneas Argentinas, en la programación de sus vuelos, no estaba cumpliendo con los tiempos máximos de servicio y mínimos de descanso de los pilotos que establece la ley, lo que constituye una transgresión sistemática de las normas”, explicó a Página/12 el secretario gremial de APLA, Pablo Biro.
Piñeyro enfatizó que la situación de la navegación aerocomercial no ha variado después del accidente de LAPA, especialmente por la falta de radares en el sistema aeroportuario y porque la Fuerza Aérea sigue siendo la autoridad de aplicación en la materia. El ahora director de cine fue piloto de LAPA, empresa a la que renunció después de hacer reiteradas denuncias por falta de seguridad y de advertir que con esa política empresaria crecía el riesgo de que ocurra un accidente. Esto fue dos años antes de la tragedia de Aeroparque.
Por su parte, los directivos del gremio que nuclea a los pilotos aclararon que no les consta que los pilotos estén volando aeronaves con fallas técnicas (conocidas en la jerga como no go), pero enfatizaron que “la presión industrial es aún mayor” que en el caso de LAPA. “Si al piloto le asignan un vuelo y dice que aún le quedan tres horas de descanso, puede ocurrir que reciba represalias que nunca quedan por escrito, como la no asignación de vuelos”, puso como ejemplo Pérez Tamayo, titular de APLA. Según el gremio, la Fuerza Aérea respondió objetando la forma en que fue presentada la denuncia.
El gremio, en dos asambleas, mandató a su conducción para que disponga la realización de medidas de fuerza. De hecho, desde hace dos semanas, el gremio “viene trabajando a reglamento, realizando todas las salidas y entradas con aproximación –algo que en la práctica sólo se hace cuando hay malas condiciones climáticas– lo que implica mayor tiempo de vuelo y más gasto de combustible”, explicó Biro.Los pilotos reclaman, además, que el control del tráfico aerocomercial quede a cargo de una Dirección Nacional de Aviación Civil y no de la Fuerza Aérea: Argentina es uno de los pocos países en el mundo cuyos vuelos comerciales son controlados por militares.
A casi seis años de la tragedia de LAPA y a poco tiempo de que tenga lugar el juicio oral y público por ese hecho, la conducción de APLA pidió disculpas a los pilotos de la desaparecida línea aérea por las declaraciones que formulara, en aquel momento, la conducción del gremio, en relación a que la tragedia había sido producto de un error del comandante de la nave, Gustavo Weigel. Después de aquella declaración, los pilotos de LAPA abandonaron el gremio y formaron su propia asociación, que hoy nuclea a los trabajadores de Lafsa. Weigel, según quedó acreditado en la causa, no atendió a una señal de alarma que se encendió y ante la cual debió haber abortado el despegue. Pero también quedó acreditado que por falta de mantenimiento, las alarmas sonaban en falso con frecuencia y que los pilotos no contaban con descanso suficiente ni capacitación adecuada. Por eso, en la causa, están procesados el ex dueño de la empresa y cinco directivos, por el delito de estrago culposo”, mientras que tres oficiales de la Fuerza Aérea serán juzgados por incumplimiento de los deberes de funcionario público.

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