Mié 25.05.2005

SOCIEDAD

Creen que los federales salteños llevaron más de mil kilos de droga

Los investigadores de Salta y de Jujuy suponen que los policías ahora detenidos traficaban droga desde Bolivia desde hace más de un año. Ayer los imputados fueron indagados por “incumplimiento de los deberes de funcionario público” y no por narcotráfico.

› Por Raúl Kollmann

Los investigadores de Salta y Jujuy están convencidos de que los policías federales sorprendidos con un cargamento de droga no hacían su primer viaje: eran veteranos. A principios de mes se los detuvo, por casualidad, cuando volcaron con un vehículo sin identificación policial y transportaban 120 kilos de cocaína de máxima pureza: el doble de lo descubierto en el caso Southern Winds. “Actuaron con tal descaro e impunidad que todo indica que hicieron muchos más viajes y seguro que no traficaron menos de mil kilos. Uno de ellos, el oficial Daniel Ferreira, ya fue investigado hace un año como correo de narcos bolivianos”, le dijo a Página/12 una alta fuente de la pesquisa. En Jujuy dicen que los policías ahora detenidos tienen apoyo de la cúpula de la Federal: hay siete abogados pagados por la fuerza que viven en el hotel más caro de Jujuy desde hace semanas. Es más, en cuanto se defina qué juez se queda con la causa es posible que se pida la declaración en el expediente de altos jefes de la Federal.
En el mediodía del domingo 8 de mayo, la policía de Jujuy intervino en el vuelco de una camioneta Ford Courier. Resultaron heridos cuatro oficiales de la Policía Federal –el subcomisario Ferreira, el subinspector Dante Callave y los cabos Daniel Guzmán y Javier Aguilera– y en el vehículo se encontraron 120 kilos de cocaína, fraccionados en 116 ladrillos. Los policías –que están presos– argumentaron que la droga era producto de un secuestro, en un operativo realizado en Salvador Mazza, en el norte de Salta, cerca del límite con Bolivia.
Todas las pruebas van en contra de los federales, tal cual lo cita en su dictamen el fiscal federal de Salta, Ricardo Toranzos, que coincide con su par de Jujuy, José Batule:
- Es mentira que haya habido un procedimiento y un enfrentamiento con supuestos narcos, como sostuvieron los policías.
- No hay un solo narco detenido.
- No hay un solo testigo del procedimiento ni existe nadie que haya visto u oído algún disparo.
- Los suboficiales que sí declararon en la causa dijeron que no participaron de ningún procedimiento y que les hicieron cargar la droga en la camioneta. Los ladrillos de cocaína estaban apilados en una cancha de fútbol. La droga no tiene rastros ni de barro ni de sangre, o sea que no tiene aspecto de haber sido motivo de un enfrentamiento sino de una entrega.
- Es obligación de quien secuestra droga hacer de inmediato un narcotest, que es un simple procedimiento con una pequeña ampolla con un producto químico. El narcotest es obligatorio porque lo secuestrado podría no ser cocaína. En este caso no se hizo.
- El fiscal dice que “todas las actas secuestradas por la Justicia son apócrifas, sin folios ni sellos, con fechas distintas”.
- Hasta Salvador Mazza fueron policías de Salta capital para hacer el supuesto procedimiento. Algo extraño, ya que a 50 metros de donde se cargó la cocaína en la camioneta hay una delegación de la Policía Federal con 25 efectivos.
- Transportaron un cargamento en una camioneta, sin custodia y sin tomar ninguna medida de precaución.
- No utilizaron rutas sino caminos alternativos. Por ejemplo, entrando a San Pedro hay un control caminero, pero ellos usaron un camino vecinal de tierra. También utilizaron el llamado Camino de los Ductos, por el medio de la selva, esquivando tres puestos de Gendarmería.
- En Orán, muy cerca de Salvador Mazza, en el juzgado federal existe una bóveda única, justamente para el secuestro de droga, con mecanismos de alta seguridad. Sin embargo, los policías no llevaron la cocaína a Orán,sino que iban por una ruta de Jujuy, dicen ellos que hacia Salta capital, su base.
El juez federal de Orán, Raúl Juan Reynoso –uno de los que pelea por quedarse con el expediente– salió a la cancha a decir que si bien no ordenó el operativo de Salvador Mazza, los policías federales le avisaron que habían secuestrado la droga. Lo curioso es que los oficiales no llevaron la cocaína hacia su juzgado, sino que volcaron cuando iban para otro lado. En el dictamen del fiscal Toranzos se menciona que la actuaria del juzgado de Reynoso admitió judicialmente que el propio magistrado “le hizo saber que recibió llamados telefónicos de oficiales de la Policía Federal pidiéndole que dijera que había emitido la orden de hacer el procedimiento en Salvador Mazza, lo que rechazó en forma categórica”. Ayer, Reynoso indagó a los ahora desplazados jefes de la Federal en Salta, pero no por narcotráfico sino por incumplimiento de los deberes de funcionario público, o sea sólo por haber desviado su camino con la droga.
El fiscal Toranzos citó en su dictamen que “el procedimiento fue un montaje” y revela datos respecto del expediente 459/4 que se tramita en el Juzgado Federal número 2 de Salta desde principios del año pasado. En esa causa se investiga al oficial Daniel Ferreira –uno de los detenidos– por narcotráfico. Además existe un informe, realizado por un oficial de la Gendarmería, en el que se menciona que “Ferreira se ofreció a narcotraficantes bolivianos como correo de la droga utilizando un móvil policial y el camuflaje de su representatividad para eludir los controles fronterizos”.
Lo más probable es que el juez que se quede con la causa sea el de Jujuy, Wenceslao Cardozo. Así lo plantea el fiscal Toranzos, quien dice que si el procedimiento en la frontera fue trucho, corresponde que los delitos los investigue el magistrado que tiene jurisdicción en el lugar donde volcaron los policías federales y se descubrió la droga. Todo indica que Cardozo enfocará el caso como tráfico de estupefacientes y no un simple incumplimiento de los deberes de funcionario público, como pretende Reynoso.
El rumor extendido en Salta es que tanto la investigación de 2004 como la de ahora se orientan a que los envíos de grandes cantidades de droga estaban destinados a la zona de Zárate-Campana, desde donde la droga seguiría su camino hacia la zona metropolitana, paso previo a su salida al exterior. “El traslado que hacían los policías cuando volcaron era muy desprolijo, lo que muestra que se movían con total impunidad y que habían hecho varios viajes anteriormente. Si, de acuerdo con los indicios, esta movida se inició a fines de 2003 o principios de 2004, podemos decir que esos policías podrían haber movido desde entonces no menos de mil kilos”, concluyó el investigador salteño.

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