Sáb 28.05.2005

SOCIEDAD  › CAE EN MAR DEL PLATA UN ARGENTINO BUSCADO EN BRASIL

O mais grande seqüestrador

Está sindicado como el responsable de 30 secuestros, entre ellos los más resonantes del país. Tres veces fue rescatado de prisión por grupos comando. La policía dice que se entrenó en Colombia.

› Por Raúl Kollmann

Uno de los secuestradores más buscados en el Brasil, Alberto Galvalisi, fue detenido ayer en Mar del Plata, mientras circulaba en bicicleta en las inmediaciones de una lujosa casa en el barrio Peralta Ramos. La policía brasileña acusa a Galvalisi de ser parte de la banda más poderosa de secuestradores, integrada por dos argentinos, un uruguayo y un número indeterminado de brasileños, portugueses y libaneses. Según los investigadores argentinos, esa banda tiene dos secuestrados en este momento, la madre de un jugador de fútbol y el hijo de un empresario gastronómico, pero los nombres se mantienen en reserva. Fuentes policiales dicen que Galvalisi fue entrenado en Colombia, algo que no consta en su legajo brasileño, y, además, no falta quien dice que tal vez estaba en Mar del Plata haciendo inteligencia para una acción a realizar durante la Cumbre que se realizará a fin de año con la asistencia, entre otros, de los reyes de España y el presidente de Estados Unidos, George W. Bush.
En la captura de Galvalisi participaron la Unidad Especial de Investigaciones del Crimen Organizado, la Distrital Mar del Plata de la Policía Bonaerense y la Dirección de Contrainteligencia de la SIDE. En la página de la policía brasileña aparece Galvalisi como uno de los principales prófugos del vecino país. Se menciona que, con el seudónimo de Gringo, era integrante de la conducción de la banda, junto con un brasileño, Pedro Ciechanolycz, Pedrao, quien aparentemente era el que negociaba los rescates, y Juan Bautista Mangussi, otro argentino, que continúa prófugo. “Galvalisi no hablaba nunca por teléfono, pero teníamos numerosos testimonios de víctimas que mencionaban que uno de los jefes hablaba una mezcla de español y portugués, aunque no sabíamos si era una simulación o si efectivamente se trataba de un extranjero. Desde 2003, con la detención de Pedrao, supimos que era argentino”, explicó el jefe de la División Antisecuestros brasileña (DAS), Wagner Giudice.
Con toda la policía detrás de él, parece que Galvalisi resolvió esconderse en la suntuosa casa de Mar del Plata, donde mantenía reuniones con hombres vinculados con el narcotráfico, aunque los investigadores argentinos afirman que no hay pruebas de que haya participado de operaciones recientemente en el país. Según el cálculo hecho en Brasil, el Gringo participó de unos 30 secuestros, algunos de ellos más que redituables, como los de los empresarios Joao Bertim, Roberto Benito Junior y Girz Aronson. En su momento se estableció su identidad porque aparecieron sus huellas digitales en los billetes con los que se pagó un secuestro y parte de esos billetes fueron recuperados.
Justamente ésa es una de las características más notorias y peligrosas. Las tres veces que estuvo detenido, en 1989, 1998 y 1999, fue rescatado por impresionantes operaciones comando, por lo que el secuestrador está ahora férreamente custodiado para evitar una fuga.
Los investigadores argentinos intentaron ayer darle un tinte político a Galvalisi, al sostener que fue entrenado en Colombia por las FARC. Sin embargo, el titular de la DAS, Giudice, evaluó que “no se trata del jefe de una organización terrorista, como la que secuestró a un publicitario y a un empresario automotor. Galvalisi es esencialmente un delincuente común”.
También en fuentes policiales deslizaron otro elemento que politiza todavía más el caso: “¿Qué hacía Galvalisi en Mar del Plata? ¿Será casualidad que justo estaba en la ciudad en la que se va a hacer la Cumbre de las Américas?”, le comentó un alto jefe de la Bonaerense a este diario, como dando a entender que Galvalisi es una especie de guerrillero que se alojaba allí, en una casa espectacular, para preparar un atentado.
A partir de ahora se inicia el proceso de extradición a Brasil, algo que no será tan sencillo porque Galvalisi es argentino y entró al país en forma legal, ya que en ese momento la policía brasileña no había librado una orden de captura internacional, sino únicamente nacional, dentro de Brasil. Por de pronto, Galvalisi estará preso, pero el trámite de extradición puede terminar incluso en la Corte Suprema, aunque parece cantado que el gobierno argentino hará todo el esfuerzo para que cuanto antes esté ante la Justicia de su socio en el Mercosur.

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