Sáb 16.07.2005

SOCIEDAD

A once años, cierra sin culpables
la causa del crimen de Tallarico

Es el caso de la bailarina degollada en La Plata. Su ex marido había sido acusado por la hija de ambos, tras siete años del hecho.

› Por C. R.

La causa por el homicidio de Liliana Tallarico, la bailarina y profesora de baile degollada en su departamento de la ciudad de La Plata el 5 de febrero de 1994, fue cerrada en forma provisoria por decisión del juez de transición Horacio Nardo. Esto significa que si en el término de dos años no se aportan nuevas pruebas para identificar al autor del crimen, el caso quedará impune. La medida deja al borde del sobreseimiento definitivo a José Luis Jara, el ex marido de la víctima, quien había sido acusado como autor del hecho por la hija del matrimonio, testigo presencial del asesinato cuando apenas tenía 11 años. La chica, además, denunció que había sido violada en varias oportunidades por su padre. Siete años después del homicidio, recién pudo hablar sobre lo sucedido. El caso llegó a la Sala IV de la Cámara de Apelaciones de La Plata, que “valoró la declaración y no la consideró mendaz, pero igual dijeron que tendrían que reunirse otras pruebas” para poder imputar a Jara, explicó a Página/12 el abogado Andrés Villalba, que representa a los padres de la víctima.
“En dos años, los abogados de Jara (Héctor Granillo Fernández y Miguel Otegui) podrían pedir el sobreseimiento definitivo de su cliente, si es que antes nosotros no presentamos nuevas pruebas. En estos momentos estamos trabajando para conseguir esas pruebas e impedir que el caso quede sin ser esclarecido”, explicó Villalba a este diario. El juez Nardo había elevado a juicio oral y público la causa, de más de 1200 fojas, en la que José Luis Jara sigue procesado, como consecuencia de la acusación que hizo en su contra su hija, que tenía 11 años cuando su madre fue asesinada en un departamento ubicado en la calle 29, entre 43 y 44, de la ciudad de La Plata, el 5 de febrero de 1994.
La hija de Tallarico, que estaba en la casa cuando ocurrió el crimen, encerrada en una habitación contigua a la que ocupaba su madre, escapó del departamento descolgándose por una ventana, agarrándose de unas sábanas anudadas. En una primera declaración, la chica dijo que había escuchado la voz del director del Ballet Brandsen, Oscar Murillo, quien al momento de los hechos mantenía una relación sentimental con la víctima. Murillo estuvo preso varios días, hasta que se comprobó que era inocente.
En febrero de 2001, la chica dio una nueva versión de los hechos y acusó a su padre, José Luis Jara. “Fue mi papá”, dijo ante la Justicia. “El estaba parado, la espalda le daba al espejo (...) la corta, se desploma arriba de la cama (...) le digo qué hiciste y él estaba parado al lado de la mesa y me contestó ‘nada, nada, no pasó nada’.” El abogado Villalba recordó que ella pudo declarar luego de superar “una amnesia postraumática”, tras recibir ayuda psicológica.
Jara fue acusado de “homicidio” y estuvo detenido entre febrero y septiembre de 2001. La chica sostuvo, además, que su padre la había violado en enero de 1994 y también después del crimen. Hubo ocho pericias psicológicas que consideraron creíble la declaración de la hija. “La Cámara también valoró el testimonio, en su última resolución sobre el tema, pero insistió en que hacen falta otros elementos probatorios” para sostener la acusación contra Jara.
El juez Nardo siguió y sigue la investigación que, si no aparecen nuevos elementos, podría ser cerrada en forma definitiva dentro de dos años. “Nosotros seguimos trabajando en el caso, porque queremos que no haya impunidad”, subrayó el abogado que representa a los padres de Tallarico, Ethel y Victoriano.

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