El argentino Rubén Omar Romano, entrenador del equipo mexicano Cruz Azul, pasó su segundo día en cautiverio. Ayer no trascendió ningún contacto de los secuestradores con su familia. Los investigadores del caso ya tienen en sus manos tres identikits de los captores, aunque no serían muy claros, y en la camioneta de Romano detectaron 14 huellas dactilares. Según informó el procurador general de Justicia de México, Bernardo Bátiz, existe la sospecha de que son integrantes de una banda a la que se le adjudica el secuestro de las dos hermanas de la cantante Thalía, en 2002. Desde la ciudad de Guadalajara, donde reside, el padre de Romano pidió a los delincuentes que respeten la vida de su hijo: “Que no le hagan nada, que no lo lastimen, si se trata de dinero, que digan cuánto, pero que lo dejen libre pronto, y que por favor no lo lastimen”, suplicó José Romano.
La procuraduría esperaba ayer que la familia del DT argentino indique si desea su intervención o si por el contrario intentará negociar particularmente con los secuestradores. De todas formas, abrió una investigación de oficio. Por la mañana, la esposa de Romano, que se encontraba de viaje en Argentina, llegó de regreso a México, aunque sus dos hijas quedaron en el país, adonde habían venido de visita.
Los investigadores descuentan que el secuestro habría sido ejecutado por “una banda perfectamente organizada”. Ayer se encontró un mensaje con un presunto pedido de rescate de los captores de 500 mil dólares. Estaba en una bolsa de papel en una iglesia del turístico barrio de Coyoacán, en el sur del DF. Pero la Policía Judicial descartó que fuera veraz debido a que tenía un número de teléfono que pertenecía a una ferretería.
Romano fue capturado en la tarde del martes a la salida del entrenamiento de su equipo, en una zona rural de la capital mexicana llamada Xochimilco, cuando se trasladaba en su camioneta BMW gris. De 47 años, el argentino es uno de los técnicos más prestigiosos de México, país al que llegó como futbolista en 1979 contratado por América, para seguir luego su campaña como mediocampista de León, Necaxa, Puebla, Atlante, Querétaro, Cruz Azul y Veracruz.
El secuestro conmocionó al mundo del deporte y generó una ola de repudios y críticas a la política de seguridad del alcalde Andrés López Obrador. Favorito en las elecciones presidenciales del año próximo, López Obrador lamentó el secuestro y ofreció hacer “todo lo que esté a su alcance” para lograr su liberación.
Este es el tercer golpe de la delincuencia organizada en el fútbol mexicano en los últimos años, pero el primero que ocurre en el DF. Los secuestros y principalmente los del tipo expresss son uno de los principales delitos de la capital mexicana, pero sus blancos suelen ser artistas, políticos, empresarios y comerciantes.
Según la pesquisa, Romano fue interceptado por cinco delincuentes que, a bordo de una camioneta Blazer color negra, patente XTH-5666, y una Tracker, con placa 159-IKR, encerraron su auto y lo impactaron. El entrenador fue introducido por la fuerza en la Tracker, aunque a los pocos metros fue cambiado de auto y llevado cautivo. El fiscal en la Delegación Xochimilco, Raúl González, informó ayer a la prensa mexicana que ambos vehículos habían sido robados a mano armada el lunes último. El fiscal señaló que ya cuentan con “dos testigos de los hechos y además con las personas que fueron víctimas de robo de las camionetas con las que se ejecutó el acto”, cuyos testimonios, se espera, podrían dar pistas sobre la banda.
El procurador general de Justicia de México anunció que ya cuentan con tres dictados de rostros de los autores de secuestro, aunque no serían muy claros. Además, sostuvo que existe la sospecha de que son integrantes de la banda de Los Gallardo –cuyo cabecilla está libre–, a la que se le adjudica el secuestro de las dos hermanas de la cantante Thalía, en 2002, liberadas tras el pago de rescate.