El ojo del huracán Katrina finalmente no pasó sobre Nueva Orleans, cuyos habitantes podrán respirar con un poco más de calma: la inundación total prevista no se produjo, aunque en las calles quedaron más de dos metros de agua. Si bien la intensidad de Katrina bajó de manera considerable, los expertos advirtieron que podría revitalizarse. Mientras las compañías aseguradoras de Estados Unidos anticipan que el huracán será uno de los “dos o tres más caros” de la historia de ese país, el precio del petróleo llegó a niveles altísimos en la jornada de ayer (ver aparte). El fenómeno meteorológico dejó también consecuencias fatales: ayer murieron tres personas en Nueva Orleans y dos en Alabama, con lo que las víctimas ya suman doce.
El huracán se paseó ayer por el noroeste del Golfo de México, entre Luisiana y Mississippi, donde se registraron daños materiales graves. Además, en varias zonas persistían los problemas con el suministro de energía. En las próximas horas, el huracán se orientaría hacia el noreste, según las previsiones elaboradas por los meteorólogos. Tras su paso por Florida, donde dejó un tendal de siete muertos, el huracán volvió al Golfo de México. Durante el trayecto estaba en la categoría tres de la escala Saffir-Simpson, que va de uno a cinco. Cuando tocó tierra ascendió a cuatro, y sólo ocho horas después bajó hasta el grado uno.
Ayer a las 14 de Argentina, desde el Centro Nacional de Huracanes (CNH) estadounidense aseguraron que el fenómeno avanzaba a 27 kilómetros por hora e incluía vientos de 169 kilómetros por hora. Sin embargo, en su trayectoria aún subsistían ráfagas y tornados aislados que podían ser señal de peligro, según remarcaron los especialistas.
El límite fronterizo entre Luisiana y Mississippi fue la puerta de entrada al continente para el fenómeno. El estado de alerta se mantuvo ayer desde Morgan City, en Luisiana, hasta la frontera entre Alabama y Florida. Según se informó, el huracán rumbeó anoche para el norte y las previsiones de los meteorólogos se orientan a que seguirá por el sureste de Mississippi hasta internarse en la zona central del estado.
En tanto, se informó que tres ancianos murieron en Nueva Orleans en momentos en que se desarrollaba la evacuación de la ciudad. Según se informó, todos ellos vivían en un asilo para adultos mayores de esa ciudad y habían sido trasladados en colectivo hacia una iglesia de Baton Rouge, para protegerse de los efectos del huracán. De acuerdo con fuentes médicas, el motivo habría sido que estaban deshidratados.
Se estima que el 80 por ciento de los 485 mil habitantes de Nueva Orleans abandonó la ciudad, mientras que unas 10 mil personas se refugiaron en el estadio de fútbol Superdome. Ese lugar tiene una superficie que equivale a 16 canchas de fútbol y ayer no se salvó de las consecuencias del huracán, ya que parte de su techo se voló y comenzó a ingresar el agua, aunque la gobernadora de Luisiana, Kathleen Blanco, afirmó que “no hay riesgo inminente para los refugiados”.
Calculadora en mano, las compañías de seguros ya piensan en las consecuencias del Katrina. “Hay estimaciones que valúan los daños entre 12 mil y 25 mil millones de dólares”, aseguró ayer Robert Hartwig, jefe economista del Instituto de Información en Seguros. En este sentido, indicó que existe la posibilidad de que se superen los pagos que siguieron al huracán Andrew, que en 1992 generó el equivalente actual a casi 21.000 millones de dólares en daños. “Lo que estamos viendo es una de las dos o tres tormentas más caras de la historia”, añadió.
Desde el lobby del Hotel Best Western, en la histórica Saint Charles, Dwayne Carey, de 28 años, miraba ayer la lluvia. Según señaló el hombre, tomó la decisión de quedarse en ese lugar porque la última vez que había intentado una evacuación antes de una tormenta le tomó cuatro horas recorrer 48 kilómetros. “Es la primera vez que me quedo durante una tormenta. Veamos qué es lo que puede hacer”, evaluó.