SOCIEDAD
› ATRIBUYEN A UN HOMBRE EL INCENDIO DE DOCE MUEBLERIAS
Las correrías de Fosforito
Un testigo vio al pirómano con un bidón de combustible, huyendo en bicicleta. Ayer hubo fuego en tres mueblerías de Flores, Villa Crespo y Palermo. En total, son doce casos desde principios de agosto.
“Fosforito” es el alias con que lo bautizó la Policía, quizá por el despecho que le produce no poder atrapar a un hombre que sobre una bicicleta y con un bidón de nafta incendió doce mueblerías porteñas sólo en agosto. En la madrugada de ayer raspó la caja en Flores, Villa Crespo y Palermo. Estos dos últimos negocios quedaron hechos cenizas. Desde la Federal indicaron que “en las próximas horas puede haber novedades” para atrapar a lo que consideran “un pirómano”. Los comerciantes de muebles no duermen, como tampoco lo hacen quienes ya recibieron las llamas sin que el seguro les contemplara la reparación de daños. Quienes viven cerca de estos locales todavía no salen del susto que los sacó de la cama.
“Lo que pasó es lo que se ve. Ya estuvieron otros medios y no tengo ganas de hablar.” Marcos, dueño de la mueblería de Scalabrini Ortiz y Soler convertida en cenizas, miraba los alambres retorcidos de lo que fueron colchones, las maderas carbonizadas de los sillones. Caminaba sobre los vidrios. ¿Tiene seguro? “No”, dijo Marcos, y daban ganas de pasarle un pañuelo. Sobre la mueblería hay un piso con departamentos. Sus inquilinos dormían a las 3 de la madrugada de ayer. “Esto va a explotar”, fue el grito que devolvió a Rosana del sueño. “La GNC que hay enfrente, pensé. Me senté en la cama y dije ‘Ramón, es fuego’. Ramón abrió el balcón, vino y me dijo ‘dame la nena’. La envolvimos en un acolchado y salimos”, relató la mujer. Silvia, otra vecina, se preguntaba cómo hacer para acostarse “sin pensar en que me voy a ir para abajo. Pero los bomberos nos dijeron que no había peligro de derrumbe, debe ser así”, se consoló.
Los incendios empezaron el 7 de agosto en la calle Gavilán 1769, en una zona repleta de mueblerías del barrio de Flores. A la una de la madrugada, un transeúnte vio al renombrado hombre de 25 años con bicicleta y bidón de nafta. Vertía el combustible por debajo de la puerta, y alumbró un fósforo. El testigo golpeó la puerta de Lidia, una vecina, para que llamara a los bomberos. Y salió a correr al supuesto incendiario, sin alcanzarlo. Su testimonio y descripción es uno de los varios con que cuenta la Policía. Los detalles aportados hacen esperanzar a los uniformados con una detención cercana. La dificultad reside en que cada incendio tiene un expediente judicial propio. “Ahora estamos reuniendo todos los expedientes. Hay un montón de elementos, de los que tenemos que extraer los factores comunes”, indicaron desde la Policía Federal.
Roxana, que atiende el negocio que inició la docena, contó que “en ese momento me preguntaban si sería algún cliente enojado”. La intervención de los vecinos permitió que las llamas fueran apagadas rápido. Si bien el fuego solo llegó a la puerta y a un sofá, “tuve que cambiar todo el mobiliario, porque se impregnó todo de hollín”, dijo. Cruzando Gavilán está Placard’s, el local que inauguró los incendios de ayer. Fue el que sufrió menos daños en la fecha, ya que la alarma sonó y despertó al barrio. Mientras los obreros limpiaban los destrozos, Andrea seguía tras su escritorio. “En tres años que estamos, nunca nos pasó nada”, afirmó. La mujer desvinculó el ataque de una eventual competencia: “En este rubro nos conviene estar todos juntos. Si no, quedás aislado”.
En Villa Crespo, los muebles que estaban en Corrientes 5325 se convirtieron en el humo que cubre las paredes. Para que no se vieran los restos, el lugar fue tapiado con un cerco. Ayer, los vecinos espiaban entre las maderas como si atrás se estuviera bañando Isabel Sarli. El fuego llegó a chamuscar un puesto de diarios y un jacarandá. Panorama similar se veía en Belgrano y Matheu, en Balvanera. Los incendios anteriores, que solo causaron daños, ocurrieron en los mismos barrios y en Villa Devoto.
Informe: Sebastián Ochoa