Mar 08.01.2002

SOCIEDAD

Yves Saint Laurent, un mito de la moda, anunció que se retira

Sus creaciones se impusieron en el mundo, pero él abandona la alta costura. Parte de su línea sigue bajo control de Gucci.

Un prócer de la moda anunció su retiro. Se trata de Yves Saint Laurent quien, en una conferencia de prensa en París, explicó que dejará su actividad con un último desfile el 22 de enero, antes de que su firma festeje el 40º aniversario. La empresa YSL se había dividido en dos en 1999: una parte dedicada a la alta costura que continuaba bajo dominio de Saint Laurent y su socio Pierre Bergé; otra de prêt-à-porter gestionada por Tom Ford de la línea Gucci. Ambos sectores estaban bajo el poderío económico del millonario François Pinault.
“He decidido decir adiós a esta profesión. Mi próximo desfile, el 22 de enero, será el último y en gran parte el desenlace de lo que he hecho durante 40 años de mi vida”, dijo el modisto. También agradeció a los que creyeron en él y le permitieron seguir con su “trabajo de artista”. En su discurso, que leyó al borde de las lágrimas, mencionó especialmente a las mujeres que en todo el mundo llevan sus creaciones.
Los rumores hablaban de tensiones entre el “maestro” Saint Laurent -como lo denominan sus admiradores– y el accionista Pinault para justificar la decisión. Sin embargo, Pierre Bergé, codirector de la firma y amigo de Yves, lo desmintió. “No voy a negar los conflictos entre Pinault e Yves Saint Laurent, pero no son el motivo de su decisión”, destacó. Según dijo, se debió a que “la moda para la que él trabajaba, en realidad ya no existe” y aclaró que “la alta costura no es un arte, sino que acompaña un arte de vivir que ya no existe”. Inclusive en su mensaje, el modisto expresó su “gratitud” con Pinault por haberle permitido “poner un punto final armonioso a esta aventura”.
El heredero de Saint Laurent no es el que él hubiera deseado. Desde la separación de la empresa, tres años atrás, la compañía Gucci –propiedad de Pinault– se había quedado con la línea de prêt-à-porter de YSL, bajo el mando artístico del norteamericano Tom Ford. Saint Laurent no lo aprecia demasiado: a pesar de que el trabajo de Ford hace referencia en forma inocultable de las creaciones de Saint Laurent, éste nunca vio ninguno de sus desfiles. “Dado que Yves Saint Laurent casi no lee revistas de moda, no conoce la moda de Ford”, sentenció Bergé.
La alta costura seguía, pese a todo, coordinada creativamente por Bergé y el propio Yves, aunque económicamente dependía del consorcio Artemis, también propiedad de Pinault. La “lucha por la elegancia”, como él mismo expresó, lo había llevado a dividir su imperio para quedarse con la más alta categoría. Con 65 años y más de 4000 modelos diseñados, Saint Laurent decidió ahora abandonar la batalla.
Pero en París todavía existen once casas –Balmain, Chanel, Dior, Lacroix, Ungaro, Féraud, Givenchy, Gaultier, Scherrer, Torrente y Hanae Mori– que se dedican a la alta costura. Los competidores quisieron hablar de la retirada de Saint Laurent. Rose Mett-Torrente rindió homenaje “al maestro” que “durante años nos ofreció colecciones soberbias”. Franck Sorbier respondió que la “alta costura es inmortal” a las palabras de Bergé, quien había dicho que esa actividad “vive sus últimos días”.
Saint Laurent habló en su despedida acerca de la angustia, el miedo y “la terrible soledad” que conoció. Calificó como “falsos amigos” a los tranquilizantes y estupefacientes, y recordó la depresión sufrida en 1960 cuando fue llamado al servicio militar. “En todos estos años me entregué completamente a mi trabajo. El respeto a esta profesión, que no es un arte pero sin embargo necesita de artistas para existir, fue mi principio básico”, sentenció. El 22 de enero será el lanzamiento de la colección: tendrá allí una oportunidad, la última, para decir adiós a la moda.

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