Mar 04.06.2002

SOCIEDAD

Un asalto aséptico a un blindado dentro del hospital Zubizarreta

La banda ingresó a la guardia y maniató a médicos y custodios. Esperó al camión y robó 700 mil pesos. Y se fue sin un tiro.

Podría decirse, sin faltar a la verdad, que el asalto al blindado fue completamente higiénico: una banda de al menos 10 hombres –algunos disfrazados de médicos– ingresó antes de las 4 de la madrugada de ayer al hospital Zubizarreta, de Villa Devoto, tomó como rehenes a un camillero, un telefonista, a una médica que utilizó como escudo humano, a dos vigiladores privados y dos policías, y aguardó la llegada de un blindado que debía reponer fondos en un cajero automático ubicado junto a la puerta de acceso de las ambulancias. Los asaltantes, armados con fusiles FAL, escopetas y pistolas, dominaron a los cuatro guardias del vehículo y se llevaron más de 700 mil devaluados pesos, sin dejar otros rastros que una camioneta Peugeot, y chaquetas médicas y barbijos. Según versiones, el robo fue descubierto por un paciente que pasaba por el hospital con ánimo de recibir atención médica, y terminó atendiendo a la guardia atada y amordazada.
No dispararon un solo tiro, cuestión que en estos tiempos casi resulta en loas a los asaltantes. El trabajo fue tan limpio, aséptico para emplear el término adecuado, que nadie dentro del hospital se enteró de lo ocurrido. Nadie, excepto la médica utilizada como escudo humano, un telefonista, un camillero y, claro está, los dos vigiladores, los dos federales y el equipo completo del blindado de la empresa Prosegur.
“Pareció algo profesional –analizó el subdirector del Zubizarreta, Alejandro Ramos, ya recuperado de la sorpresa y animado a avanzar en hipótesis policiales–. Tenían conocimiento de que en la sala de Pediatría estaba uno de los policías que desarmaron. Fue un golpe bastante rápido al punto de que hubo gente que ni se enteró.”
El Zubizarreta se encuentra en Villa Devoto, sobre la calle Nueva York 3952. Alrededor de las tres y media de la madrugada de ayer, mientras se iniciaba el cotejo de México contra Croacia por el Mundial de Fútbol, un aparente médico acompañado por un grupo de profesionales, vestidos con las clásicas chaquetas, pantalones y gorros verdes, y barbijos muy útiles para la ocasión, avanzaron por la entrada de la guardia. Rápidamente, los presentes descubrieron su especialidad, cuando con armas largas redujeron al telefonista del conmutador y lo trasladaron a un sector de la sala de Kinesiología. Un camillero que se cruzó en el camino corrió la misma suerte. También controlaron a un vigilador privado. Siguió el turno de una médica de guardia, que salió al pasillo a conversar con el padre de un niño internado, y fue amenazada por varios médicos que le dijeron: “Quedate tranquila, es un asalto”. Con la médica como escudo, dominaron a un agente y un suboficial escribiente de la Federal, que se encontraban en la sala de Pediatría analizando las posibilidades de la delantera azteca frente a la cerrada defensa croata. Los dos uniformados terminaron atados y amordazados en el área de Ecografía.
Luego, la banda se dirigió hacia la puerta trasera del hospital, que da sobre la calle Asunción, por donde ingresan las ambulancias. Allí, una vigiladora privada aguardaba la llegada del blindado. La mujer fue reducida. Cuando arribó el camión y bajaron los guardias del vehículo, los médicos truchos lo tomaron por asalto, dominaron a los dos custodios, al portavalores y al chofer, y se dedicaron a levantar las sacas que contenían 714 mil devaluados pesos. A los custodios les sacaron las armas y los uniformes y los ataron, mientras a la vigilante del hospital también la maniataron y le robaron su campera. Luego huyeron con armas, uniformes y dinero. Un testimonio asegura que el robo fue descubierto por un paciente que acudía para ser atendido y terminó desatando vigilantes.
Según fuentes policiales, en la guardia del hospital se hallaron chaquetas médicas y varias llaves de vehículos. Una de esas llaves permitió abrir una camioneta Peugeot estacionada a media cuadra del Zubizarreta, en la que se supone que habría llegado parte de la banda. Una de las hipótesis es que parte del grupo aguardaba dentro del hospital.

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