SOCIEDAD
Un partido que hará escuela
› Por Carlos Rodríguez
El partido de mañana entre las selecciones de Argentina e Inglaterra ya comenzó a jugarse en las escuelas primarias y secundarias de todo el país. Es un encuentro muy disputado por la presión que le imprimen rectores, profesores y alumnos. La mayoría está a favor del libre albedrío que significaría la interrupción de las clases para ver todos juntos, en cada colegio, las imágenes que llegarán desde Japón, mientras que unos pocos se abroquelaron en el fondo como un equipo italiano para defender la aburrida pedagogía sobre el opio de los pueblos. En ese marco de pierna fuerte, el árbitro optó por tirar la pelota lejos. Tanto el Ministerio de Educación nacional como la Secretaría de Educación porteña y los responsables de las distintas provincias dijeron que habrá clases, pero dejaron abierta a la decisión “de los rectores o directores” la opción de la TV en directo en las aulas. La mayoría de las escuelas optará por la tele, pero se descuenta una importante deserción escolar, porque las cábalas –lo dicen los libros– funcionan mejor en casa o en el bar de la esquina.
En el ministerio nacional, ausente su titular Graciela Giannettasio, quien participa de un congreso en Monterrey, fuentes consultadas por este diario confirmaron que “habrá clases”. Aclararon, de todos modos, que es “competencia de cada jurisdicción dejar que los alumnos vean el partido dentro de la escuela, integrándolo con alguna práctica pedagógica o estrategia didáctica”. El argumento utilizado para justificar el visto bueno a la TV se parece, en mucho, a los del ex técnico de la selección Carlos Bilardo cuando se planta frente a un pizarrón para hablar sobre extrañas cuestiones de la estrategia futbolística.
Desde la Secretaría de Educación del gobierno porteño, cuyo titular es Daniel Filmus, también se coincidió en que los que van a decidir acerca del desarrollo de las clases serán “los rectores o directores” de las 559 escuelas públicas y 866 privadas, primarias y secundarias, que están bajo su jurisdicción. Hasta anoche, las posturas estaban divididas, pero la mayoría pensaba en suspender las clases por dos horas para dejar que alumnos y profesores vean el partido “en televisores pequeños, pantallas gigantes o proyectores”, según el nivel económico de cada establecimiento. En la escuela técnica Casal Calviño, de Floresta, las autoridades se oponen a prender la tele porque temen “el revuelo posterior al partido”.
En cambio, en la escuela Antártida Argentina, de La Boca, la idea que se tiene es la opuesta: “Es mejor que vengan al colegio y que lo vean acá. Es mucho mejor a que se queden en el bar de la esquina”. En un colegio normal de Barracas, las autoridades resolvieron aprobar que los chicos vean el partido en las aulas, pero aclararon que “la decisión final depende de cada profesor”. Las fuentes consultadas, que pidieron reserva de la identificación del establecimiento, estimaron que “la deserción va a ser importante, porque los profesores ya prevén que muchos se van a quedar en sus casas para ver el partido sin más presiones que las del juego mismo”.
El director general de Educación bonaerense, Mario Oporto, coincidió en que serán los directores los que “podrán permitir que se vea la televisión como una actividad bien organizada y programada, ya que el Mundial tiene un impacto muy grande en la población”. El funcionario aclaró que los chicos tendrán que ingresar a las 8, como todos los días (el partido comenzará a las 8.30) y los que no vayan a la escuela o lleguen muy tarde, tendrán una falta completa. Porto insistió en que si los directores creen que “es mejor que lo vean dentro de la escuela y no en un bar, o en la calle, tendrán que programar esa actividad”.
En el ámbito de la ciudad de Buenos Aires, hay algunos rectores que ya han pasado a ser “el enemigo”, tanto como David Beckham o Michael Owen, las estrellas del conjunto inglés. El rector del Nacional Buenos Aires, Horacio Sanguinetti, anunció que el partido, por importante que pueda ser, “no se verá” en los claustros del histórico colegio. “Sé que algunos chicos se van a reunir en los bares cercanos al colegio y ese día tendránausente”, anticipó. Se puso como ejemplo y dijo que dictará clases, como todos los viernes por la mañana, en la Facultad de Derecho.
Sobre la posibilidad de programar actividades pedagógicas relacionadas con el Mundial de Fútbol, Sanguinetti tiró la posibilidad a la tribuna alta: “No, qué debate. ¿Se va a aprender geografía con el Mundial?”. Y para terminar de ganarse la silbatina general, hizo una confesión innecesaria: “A mí el fútbol no me atrae tanto”. Mientras en el Colegio Carlos Pellegrini tampoco habrá autorización para ir con gorro, bandera y vincha, la titular del gremio docente, Marta Maffei, aunque se supone que no diría lo mismo si se tratara de las condiciones de trabajo del sector, consideró positivo que “se flexibilicen los horarios” de las clases de mañana para ver el partido. La pelota ya está rodando en los colegios.