La paz de sus calles y playas va a contramano del crecimiento desmesurado de otros lugares de la costa atlántica. Los habitantes fijos de Santa Clara del Mar vienen disminuyendo desde 2000. Su principal atractivo es la cerveza artesanal.
› Por Carlos Rodríguez
Desde Santa Clara del Mar
Por diversas razones, Santa Clara del Mar va a contramano de la mayoría de las ciudades balnearias de la costa bonaerense. En lugar de ruido, ofrece calma, en vez de crecimiento desmesurado de la población fija y de los visitantes veraniegos, se mantiene lejos del vértigo de Mar del Plata. Y no sólo en la temporada estival sino también en el resto del año, porque el número de habitantes, lejos de crecer, ha disminuido desde 2000 en adelante. El mayor atractivo de Santa Clara, además de las playas amplias y tranquilas, es hoy por hoy su cerveza artesanal. Sin alardes de marketing ni desmadres alcohólicos en sus bares y playas, la “birra” local viene abriéndose paso, siguiendo una tradición local que viene de lejos y que siguió al pie de la letra las recetas centenarias de Europa del Norte. Aunque sin competencia salvaje, tres plantas productoras de cerveza se disputan la supremacía, pero en forma conjunta vienen peleando por un objetivo común: que Santa Clara sea declarada Capital Nacional de la Cerveza Artesanal, del mismo modo que Villa General Belgrano, en Córdoba, es la Capital Nacional de la Cerveza “común”, como denominan por estas tierras, en tono despectivo, al producto que ofrecen las marcas famosas.
“La cerveza artesanal no tiene productos químicos, ni colorantes, ni estabilizadores, de manera que jamás produce cefaleas ni los problemas típicos de la cerveza común”, asegura Miguel Korol, quien desde hace cinco años es el propietario de la firma que produce la cerveza Corsario Negro y que antes también tenía la marca Leyenda. Korol es insistente a la hora de defender la calidad de los productos que salen de Santa Clara: “La cerveza artesanal es como un vino fino, mientras que la .... (nombra una de las marcas más populares de la Argentina) es como un vino de tetrabrik”. Del mismo modo es rotundo cuando defiende la postulación como Capital de la Cerveza Artesanal, Korol afirma que “en todo el país hay 15 marcas de cerveza artesanal, de las cuales tres son de Santa Clara”.
La postura de Korol es coincidente, en este punto, con la de Gerardo Sáa, dueño de la fábrica de cerveza Fisherman, y también con la que expone Luis Alberto Lukaszewicz, a cargo del puesto que la cerveza Del Angel tiene en la Fiesta de la Cerveza Artesanal, que año tras año se realiza en Santa Clara, cada vez con mayor éxito de público. La cerveza Del Angel fue la que comenzó la tradición, hace cerca de 30 años, cuando Juan María Orenzans, hijo del fundador de la villa balnearia, Antonio Orenzans, viajó a la ciudad norteamericana de Seattle para conocer “el secreto” de la cerveza artesanal. “Juancho Orenzans abrió el camino con la cerveza Del Angel y después vinimos nosotros”, reconoce Korol.
Juancho contrató a un experto que estuvo en Santa Clara durante un tiempo. Con su asesoramiento comenzó a salir una producción mínima de la planta, que todavía funciona, con nuevos dueños, y que tiene vinculación con la Posta del Angel, un restaurante y parrilla que está ubicado a un par de kilómetros del centro de Santa Clara, en la ruta que lleva a Villa Gesell. Todos definen a Juancho como “un bohemio” que tuvo la idea inicial y la llevó a cabo, pero luego no quiso o no pudo encarar un proyecto a una escala mayor. Hoy, se dice, vive alejado del centro de Santa Clara y sin tener contacto frecuente con parientes y amigos.
En la actualidad se producen 6000 litros mensuales de la cerveza Corsario Negro, que se vende en Cariló, Valeria del Mar, en Colón (Entre Ríos) y también en Buenos Aires, en El Mundo de la Cerveza, en el barrio de San Telmo, y en el norte del conurbano, sobre todo en San Isidro y Vicente López. La producción de Fisherman ronda los cinco mil litros mensuales, mientras que la cerveza Del Angel llega a los 3600 litros. La evolución de la cerveza fue en sentido inverso al crecimiento demográfico. En 2000, en Santa Clara la población rondaba los cinco mil habitantes, pero ahora no llegan a 2000. Muchos se fueron a Buenos Aires y otros a España, sobre todo a la isla de Tenerife, o a los Estados Unidos. Mariel Pérez, secretaria de Turismo del partido de Mar Chiquita, al que pertenece Santa Clara, afirma, sin embargo, que este año se ha incrementado la llegada de visitantes a esta ciudad balnearia. “En diciembre tuvimos un 70 por ciento de ocupación y en enero llegamos al ciento por ciento. Llegan veraneantes de Buenos Aires, pero también hay muchas personas que viven en Mar del Plata y vienen a Santa Clara, sobre todos los fines de semana.” Ubicada a 17 kilómetros de Mar del Plata, a escasos veinte minutos de colectivo, Santa Clara cuenta con 2500 plazas en hoteles, más un número menor de cabañas y casas en alquiler.
“Estamos creciendo de a poco y la Fiesta de la Cerveza Artesanal es uno de los motores del crecimiento. Lo que tenemos es un turismo familiar, aunque este año se inauguró un nuevo balneario, Los Cantiles, que tiene una oferta parecida a la de las playas del sur, en Mar del Plata, lo que abre nuevas posibilidades”, explica. “Tenemos muchos atractivos, como el balneario parque Mar Chiquita, que combina mar y agua dulce de la laguna, con lugares aptos para la pesca deportiva y el descanso. También tenemos una reserva mundial de biosfera, con dunas de más de 40 metros, y un ámbito familiar como alternativa al ruido de otras ciudades.”
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