Sáb 13.05.2006

SOCIEDAD

Primera sospecha de gatillo fácil sobre la nueva policía bonaerense

El Ministerio de Seguridad separó del servicio a un jefe y a tres oficiales, investigados por la muerte de un joven, en Sarandí, en un hecho confuso que fue denunciado como ejecución.

› Por Raúl Kollmann

El Ministerio de Seguridad bonaerense desafectó del servicio al titular de la Estación Avellaneda de la Policía Buenos Aires Dos, Rubén Procopio, e hizo lo propio con tres oficiales: Claudio Carabajal, Leonardo Bravo y Gisele Barboza. Estos últimos participaron de un hecho sospechoso en el que balearon y mataron a un joven de 19 años, Hugo Krince. De entrada, el Ministerio de Seguridad defendió el accionar de los policías, pero a raíz de las declaraciones en Asuntos Internos y en la propia Justicia se resolvió desafectarlos porque no pudieron explicar qué hacían en el lugar del hecho vestidos de civil, por qué usaron un automóvil sin identificar y se contradijeron en las versiones que dieron. Todo ello parece darle la razón a la familia Krince, que desde el primer día viene insistiendo en que se trató de un caso de gatillo fácil. Hay rumores de que uno de los policías había ido a comprar droga y que en esa circunstancia se encontró con Krince.

La decisión del ministro León Arslanian y el subsecretario de Seguridad, Martín Arias Duval, no fue exonerar a los policías cuestionados, sino desafectarlos del servicio, lo que significa que se quedan en sus casas y cobran el 50 por ciento del salario. Si el expediente de Asuntos Internos confirma las sospechas que actualmente existen o si la Justicia avanza en la imputación, lo más probable es que los uniformados terminen exonerados. Si, en cambio, Asuntos Internos y la Justicia llegan a otra conclusión, los efectivos volverán a tener un destino en la fuerza.

Diferente es la situación del titular de la Comisaría Cuarta de Avellaneda, capitán Guillermo Barrientos, al que no se le atribuyó responsabilidad en el caso Krince. Barrientos igualmente fue trasladado a otro destino por baja operatividad y lo mismo ocurrió con sus segundos, Leonardo Rodríguez y Gustavo Toranzo.

Krince recibió dos balazos en la espalda, dos en el pecho y uno en el brazo, los que le causaron la muerte el 18 de marzo último, cuando estaba reunido con unos amigos en la esquina de las calles Lafuente y Pergamino, en Sarandí. Julio Krince, padre de Hugo, denunció en su momento que “a mi hijo los policías le plantaron un arma y a Javier, amigo de Hugo, integrantes de la Policía Buenos Aires Dos trataron de hacerle firmar un acta en la que decía que él estaba armado y se tiroteó con Hugo. Javier, al que hirieron de cuatro balazos, se negó a firmar porque dijo que todo era una mentira. Este fue un caso claro de gatillo fácil”.

En un primer momento, el Ministerio de Seguridad defendió el accionar de los policías, argumentó que “hubo un enfrentamiento”, los uniformados “repelieron una agresión” y alguno de sus voceros sostuvo que Hugo Krince “no es trigo limpio”. Sin embargo, tras las declaraciones de los policías en Asuntos Internos y en la Justicia, Arslanian resolvió ponerlos en disponibilidad porque quedaron muchas dudas sobre la versión oficial. Fuentes de Seguridad sostienen que “son endebles las explicaciones de por qué estaban allí vestidos de civil y tampoco es sólida la explicación de por qué estaban con un auto no identificable. Ambas cosas violan los principios sobre los que pretendemos que funcione esta nueva policía, la Buenos Aires Dos”.

En principio, la suspensión para los uniformados regirá hasta que haya una evaluación más profunda de Asuntos Internos o una decisión de la titular de la UFI 12 de Lomas de Zamora, Norma Morán, que hasta el momento calificó lo ocurrido como “homicidio en riña”, un delito que prevé penas de dos a seis años de prisión y es excarcelable.

Una versión que se investiga es que uno de los policías fue a comprar algún tipo de estupefaciente y se cruzó en el camino con Krince, que reveló que se trataba de policías. Allí sobrevino un enfrentamiento o, como afirma la familia de la víctima, una caso de “gatillo fácil”. En cualquier caso, aun si se diera por válido el diagnóstico policial sobre Krince, la actuación de los policías parece no tener justificación alguna ni se explica cómo y por qué mataron al joven.

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